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El reconstruido Mercado del Este
Este espacio nació como una plaza de abastos y se ha convertido en un punto de encuentro gastronómico que ya completa todos sus locales
La palabra reconstruido asociada al Mercado del Este no es casual. De hecho, tiene un gran significado. En primer lugar, porque el edificio que se ... levantó entre 1839 y 1842 por la necesidad de ordenar y sanear los lugares de comercio de perecederos, no es el que uno ve cuando pasa hoy en día por la calle Hernán Cortés. Y es que el paso del tiempo hizo lo suyo en este espacio, que nació como una plaza de abastos y terminó cerrando con el deterioro del inmueble como consecuencia. Entre tanto, en 1986 fue declarado bien de interés cultural. En el año 2000, el Ayuntamiento comenzó a rehacer por completo el Mercado con la idea de «aumentar la capacidad funcional» del sitio mediante la creación de un nuevo nivel subterráneo. Solo se salvaron los pilares de roble del mercado, sus basas de piedra y el pavimento de piedra de losas. En julio de 2002 abrió de nuevo sus puertas reconvertido en un centro cultural y comercial.
Aunque la palabra reconstrucción no solo se asocia a la gran obra que se realizó para que este emblemático lugar tuviera una segunda oportunidad, también tiene que ver con las diferentes etapas que han condicionado su actividad, no todas boyantes. Y es que el concepto por el que nació el Mercado –como una plaza de abastos–, no se asemeja en nada al espacio gastronómico en el que se ha convertido en la actualidad. De hecho, la semana pasada el Ayuntamiento anunció que el Mercado colgaba el cartel de lleno tras adjudicarse los dos últimos locales que quedaban vacíos –antes los ocupaba el Gobierno de Cantabria a través de la Oficina de Información Turística–. Una heladería Regma y un establecimiento especializado en productos ibéricos se sumarán a la oferta de la plaza santanderina–La Dehesa de los Pacos se llamará la tienda–.
Los cambios de modelos
Lo que está claro es que, aunque el planteamiento actual no tiene nada que ver con el motivo por el que se construyó, ha tenido una buena acogida en Santander. Muy atrás quedaron los diferentes puestos distribuidos por las callecitas que componían el Mercado y también esa galería comercial impulsada tras su reapertura con establecimientos de alimentación, restauración, joyas, flores, regalos, peluquería, enmarcaciones e incluso un área de juegos infantiles. En la planta baja, que no existía antes de la reconstrucción, aún se mantiene el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria(Mupac), que en otoño de 2026 pasará a estar ubicado en su nueva sede de Puertochico, ahora en obras.
Están las voces más críticas que dicen que el de El Este, de Mercado «ya no tiene nada». Sin embargo, su éxito es indudable. Si en los últimos meses ha tomado algo dentro del Mercado o incluso ha paseado por fuera, habrá podido comprobar que este espacio ya se ha consolidado como punto de encuentro gastronómico entre los santanderinos y también entre los visitantes.
Hace más de dos años, sus comerciantes decidieron, junto al Ayuntamiento de Santander, modificar su forma de negocio tras una época complicada que estuvo marcada por los locales vacíos y la ausencia de clientes. «Queremos darle una segunda vida», comentó entonces Rafael Ordóñez, presidente de la comunidad del Mercado del Este y propietario de La Casa del Indiano. Hablaron de hacer de este Mercado uno al estilo de los de Madrid, como el de San Miguel o San Antón. Es decir, un modelo de gastromercado que ya había encajado en otras ciudades europeas. Lo mismo que se planteó para el Mercado de Puertochico una vez concluyera su rehabilitación integral –se inauguró de nuevo el pasado octubre–. Sin embargo, la llegada de McDonald's a este espacio aleja a la plaza de ese objetivo inicial.
Desde que se dieron cuenta de que tenían que cambiar el rumbo, los comerciantes fueron trazando una línea cuyo resultado es visible hoy: un modelo de negocio en el que conviven la oferta gastronómica (El Tentempié, Quesoba Cheese Bar, Parole Pizza & Café, Doña Tomasa-La Barra, La Casa del Indiano y En la Brasa) y otros negocios, como Arte Sorto, la Floristería José Pérez, la tienda de juegos Gamemas, las Mantequerías Cántabras o la tienda de café El Dromedario. Además de Regma y la tienda de productos ibéricos.
Otra de las claves que buscan es que se prime la coherencia entre los diferentes negocios y que todos sigan el mismo camino. Y es que a pesar de que los mercados privados tienen libertad para marcar sus normas respecto a los diferentes locales, el del Este funciona con una concesión, por lo que «hay que cumplir los contratos, seguir un poco las pautas y respetar a los que ya están dentro, que vendan lo que quieran pero que no sea perjudicial para el resto. Es decir, que los que vengan sea con el objetivo de crear sinergias nuevas», explicó hace unos meses Ordóñez tras darse a conocer que el Ayuntamiento buscaba dos nuevos negocios y que han sido adjudicados la semana pasada.
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