Santander concede casi seis nuevos vados al mes y ya suma 2.481

El Ayuntamiento de Santander está concediendo una media de 71 vados al año con la estadística del último lustro (de 2012 a 2017), lo que significa que autoriza casi seis nuevos vados al mes. En todo el municipio se contabilizan ya un total de 2.481, si bien la gran mayoría (ocho de cada 10) se localizan en el casco urbano y sólo el 22% están en el resto del municipio. Peñacastillo es el pueblo que más contabiliza (con un total de 174) y Monte, el que menos. Allí solo 52 viviendas o bloques tienen derecho a vado en la actualidad.

En Santander, como en el resto de Administraciones locales españolas, existen varias modalidades para guardarse un área concreta para aparcar o permitir un paso a una finca, pero todas ellas están reguladas al milímetro y todas suponen ingresos para las arcas, que tienen en los vados una forma más de hacer caja. También por la vía de la sanción: cada vez que un santanderino deja de pagar por tener derecho a utilizar una zona de vado en un espacio público y, por ejemplo, mantiene las placas que lo señalizan sin pasar por taquilla, se expone a una sanción de hasta 750 euros. Y peor lo tendrá quien acote un vado de su mano mayor o con unas señales que no estén homologadas. En este caso, la multa puede ser de 1.500 euros.

Ahora mismo, la tasa anual media de Santander por mantener una autorización de este tipo está en los 318 euros al año, aunque las cantidades a pagar varían enormemente dependiendo de los metros de acera que se marquen, del horario que se establezca (hay vados permanentes y otros que solo restringen el aparcamiento por unas horas al día) y hasta de la categoría de la calle (existen hasta seis niveles de viales). En una calle calificada de primera, se pagarán 9,53 por metro o fracción mientras que en una de sexta categoría, la tarifa cae hasta los 5,41 euros por metro. La tasa se abona en los mismos periodos que el IBI(Impuesto de Bienes Inmuebles), al igual que las de los veladores y los cajeros automáticos.

La normativa que les afecta está recogida en una ordenanza aprobada hace ya 12 años, en tiempos de Gonzalo Piñeiro. En ella se determinó facilitar vados permanentes a los edificios sanitarios como hospitales o clínicas y a las instalaciones de las Administraciones Públicas siempre que lo justifiquen por la existencia de guardias o por sus horarios de atención al público. También obtendrán vados permanentes las estaciones de servicio y talleres de reparaciones con servicios de guardia. Y, finalmente, todos los edificios que tengan garajes.

Otro capítulo lo representan los vados horarios, que pueden ser familiares o laborales. Los primeros tienen un horario fijado entre las 22.00 y las 09.00 horas del día siguiente, mientras que los laborales restringen los derechos a los periodos entre lunes y sábado (excepto festivos) y con una horquilla comprendida entre las 08.00 y las 20.00 horas. Esta última consideración se reserva para los solicitados por ser equipamiento comunitarios como colegios o institutos, sedes de las Administraciones públicas con determinadas características o locales comerciales de venta de vehículos, entre otros variopintos supuestos.