«Van a tener que talar los árboles. Son ellos o que se hundan nuestras casas»
Vecinos de San Martín del Pino alertan de que el crecimiento de las raíces está provocando grietas en sus viviendas. IU llevará el asunto al Pleno
Las primeras grietas en la terraza no preocuparon en exceso a Óscar Blanco, vecino de San Martín del Pino que vive en una casa unifamiliar ... dentro de una urbanización, justo al lado del Carrefour. Como había hecho una reforma recientemente, llamó a la empresa pensando que era un defecto de la obra. Pero, al revisarlo, le sacaron de su error: «¿Ves esos árboles? Son las raíces las que están afectando a la casa». Porque al lado de la hilera de viviendas hay una zona verde y, en la zona más próxima a la acera, una hilera de chopos que se plantaron a principios de los años 2000 y que ya superan los quince metros. A la par que crecen ellos –no se podan desde hace años–, crecen sus raíces, que alcanzan los muros de las casas en dirección a las fosas sépticas y hacen estragos en los interiores: en terrazas, paredes, columnas y suelos. Y ha sido cuando los vecinos han empezado a hablar entre ellos que se han dado cuenta de que el problema está generalizado. Izquierda Unida (IU) llevará el caso al Pleno municipal y exigirá al Ayuntamiento que «asuma su responsabilidad y atienda las reclamaciones de los vecinos».
Las raíces que llegan a la casa de Blanco tienen un diámetro cada vez mayor. «Crecen muy rápido y las grietas avanzan a la misma velocidad». Otro vecino, Pedro Gutiérrez, muestra también los desperfectos en su vivienda, aunque muchos los ha ido arreglando él mismo, a sabiendas de que volverán a aparecer en pocos meses. «Desde dentro de casa, veía la calle por una grieta y lo he tenido que reparar.» En la casa de Mercedes San Miguel, el suelo está hundido en el salón. Según creen estos vecinos, el avance de las raíces no está levantando las viviendas, sino que está hundiendo el terreno. Así se lo han explicado los peritos de sus seguros. «Van a tener que talar los árboles. Son ellos o que se hundan nuestras casas». En su caso, además, el árbol está a apenas tres metros de la casa.
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San Miguel y Gutiérrez lo han puesto en manos de sus seguros y el de Gutiérrez, ante la falta de respuesta por parte del Ayuntamiento, lo ha llevado al Juzgado, aunque aún no tienen fecha para el juicio. En el caso de Blanco, llamó a la Policía Local, que le hizo un informe que trasladó a los técnicos y se personaron en su casa. En su caso, el servicio de Medio Ambiente se ha puesto en contacto con él. «Me han dicho esta misma mañana –por ayer– que vendrán técnicos del Ayuntamiento a ver si las raíces son todas superficiales (muchas sobresalen por el terreno) y, en ese caso, las cortarían a la altura de los muros de las viviendas y construirían un muro de hormigón hacia abajo para que no avancen». La solución no convence al resto de vecinos, que temen que las raíces vuelvan a crecer y pasen por debajo de la construcción.
No es la única urbanización afectada. En los edificios que hay frente al instituto de Formación Profesional, al lado del IES Peñacastillo, pasa lo mismo. Las raíces de los chopos aún no han llegado a las viviendas –hay más distancia–, pero sí a los muros de la urbanización y a los garajes. «Nos preocupa que pueda afectar a los garajes y, al final, las viviendas están justo encima», lamenta un vecino que vive allí, José Rivero. Ya lo detectó en 2022, cuando lo denunció en el Ayuntamiento: «Y aún no me han dado ninguna respuesta».
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