Los vecinos: «La ordenanza aprueba, pero hay que adelantar el cierre a las 23.00 horas»
Los residentes en Pombo y Cañadío ven bien los cambios, aunque con matices, y en El Sardinero abogan por el «diálogo» con todas las partes
«Después de tantos años de calvario, las modificaciones que hemos leído sobre la nueva ordenanza de terrazas suponen un paso hacia adelante», apunta Ana ... Gómez, portavoz de la Asociación de Vecinos Pombo-Cañadío-Ensanche. Aprueba el nuevo texto, aunque con matices. El primero, el del horario. «Está bien el intento que hacen por reducir el horario. Pero claro, en esto seguimos encontrando errores, porque la hora de cierre se debería adelantar a las 23.00 horas». La portavoz del colectivo justifica su postura en que justo esa hora establece el límite entre los decibelios diurnos y nocturnos, algo que «viene recogido en una ordenanza municipal». Hay que recordar que ellos presentaron un documento al equipo de gobierno del PP antes de que la alcaldesa, Gema Igual, explicara el martes el anteproyecto de la ordenanza. Precisamente es ese documento el que regirá las alegaciones que van a presentar. Ellos proponen que el horario máximo de apertura sea las doce de la noche durante el fin de semana, que el titular del negocio compruebe que no se rebasen los decibelios previstos en la normativa y que se instalen sonómetros homologados para controlar el ruido, entre otras medidas. Unas normas que no han sido incluidas en la ordenanza provisional.
Tampoco está Gómez de acuerdo con la excepción que se pretende aplicar durante los días que dura la Semana Grande, para que en vez de cerrar las terrazas a las 00.30 horas puedan hacerlo a las 02.30 h. «Tampoco es que sea una semana –la última Semana Grande se prolongó durante once días–. La gente en las fiestas sigue teniendo que ir a trabajar, enfermando, siguen viviendo niños en el centro. No puede haber excepciones». A su juicio, la situación debe ir encaminada a que haya un recinto ferial. «Las calles no están para eso», matiza.
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«La reducción del horario es bastante drástica. El sector está disgustado»
Hay otros asuntos que no comprenden desde la asociación Pombo-Cañadío-Ensanche. Aunque sean de menor importancia que el horario. Por ejemplo, las estufas, que sí se permitirán. «En muchas ciudades de España ya están prohibidas», indican. También tienen dudas con el requisito de que haya una papelera por cada diez mesas. «Está bien. Pero hay terrazas que tienen menos de diez mesas. Entonces ahí no habrá. No lo entendemos».
Sí ven con buenos ojos el régimen sancionador. Aunque temen que no se supervisen bien las normas, «como hasta ahora». «Todas esas cosas las suelen poner y queda muy bonito. Pero también hay sanciones en la ordenanza que rige actualmente, la de 2013, y hay mucha permisividad. Porque para eso hace falta tener voluntad. Por eso nosotros lo que proponemos es que haya un policía destinado a controlar las terrazas para que así la sanción se haga efectiva. Por alguna razón, nunca se terminan de tramitar», reflexiona Gómez. Por su parte, este colectivo ya se ha reunido para trabajar en esas alegaciones que quieren presentar al texto. «Ya se han dado cuenta de que hay cosas que no se pueden permitir», concluye.
Las frases
Portavoz de la AA VV Pombo-Cañadío-Ensanche
Ana Gómez
«También hay sanciones en la ordenanza que rige actualmente y hay mucha permisividad. Hace falta tener voluntad»
Asociación en Defensa de El Sardinero
Verónica Revilla
«Nos parece razonable que se regule. Pero no puede aplicarse igual en toda la ciudad. Una norma única no sirve para todo»
Asociación de Vecinos de La Florida
Pilar Iglesias
«La calle Rubio se hizo peatonal y se convirtió en zona de ocio. Los vecinos pensaban que iban a estar tranquilos y es lo contrario»
Otras zonas
Desde la Asociación Ciudadana en Defensa de El Sardinero aplauden uno de los puntos de esta nueva ordenanza, el que se refiere al mobiliario de las terrazas. Y es que la norma pretende incentivar a los hosteleros que comparten la misma zona a que acuerden una estética común a tener en cuenta a la hora de renovar los elementos que conforman su terraza. «En El Sardinero, como punta de lanza del turismo y como zona emblemática de lo representativo de la elegancia de Santander, consideramos que lo de regular la estética hace falta», cuenta Verónica Revilla, presidenta de esta asociación recién creada.
Sobre las restricciones que plantea el Ayuntamiento de Santander tienen dudas. «Nos parece razonable que se regule, pero no puede aplicarse igual en toda la ciudad. Por ejemplo, en nuestra zona hay una parte residencial, turística y también de ocio. Una norma única no sirve para todas las zonas ni para todas las casuísticas». Por eso, aboga por el «diálogo con todas las partes implicadas. «Regular sí, pero con un periodo de adaptación, con horarios más estrictos en zonas residenciales. Tampoco creemos que oprimir más a la hostelería sea el camino. El camino debe ser el del diálogo con todas las partes implicadas en esta cuestión», resume Revilla.
Una zona céntrica de la ciudad en la que ha ido creciendo el número de negocios de hostelería es La Florida. Dependiendo de la calle, hay mayor o menor conflicto con el sector. Por ejemplo, en Guevara «hay problemas con el ruido y peleas que se producen en los bares de la zona». Allí, se agradecerá esta regulación. Mientras, en la calle Rubio, los bares «sí respetan el horario de cierre», comenta Pilar Iglesias, presidenta de la Asociación La Florida. Pero hay pegas. «Esta calle se hizo peatonal y se convirtió en zona de ocio. Los vecinos pensaban que estarían tranquilos y al final resultó lo contrario».
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