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El escritor y físico Raúl José Martín Palma con un ejemplar de su libro, en el Ateneo. Juanjo Santamaría

«Los valores castrenses como lealtad y honor parecen estar decayendo»

El escritor Raúl José Martín Palma presentó en el Ateneo su libro 'El desembarco en Alhucemas. Hito en la historia militar mundial'

G. D. P.

Santander

Miércoles, 10 de septiembre 2025, 02:00

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El lunes se cumplieron cien años desde que el ejército español desembarcó en Alhucemas. Con esta fecha sobre la mesa, Raúl José Martín Palma disertó este martes en el Ateneo de Santander sobre 'El desembarco de Alhucemas. Hito en la historia militar mundial', su publicación más reciente. Licenciado en Física Aplicada, doctor en Ciencias Físicas y doctor en Historia, en la actualidad Martín Palma desarrolla su labor profesional como catedrático del Departamento de Física Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid, profesor adjunto del Department of Materials Science and Engineering de The Pennsylvania State University y profesor colaborador de Historia Contemporánea de la Universidad CEU San Pablo.

La centenaria acción militar «supuso un hito» por ser el primer desembarco anfibio, conjunto, en colaboración con Francia y por primera vez con carros de combate. Se ejecutó, además, contra una costa defendida. Participaron fuerzas expedicionarias y «el resultado fue un éxito», expuso el ponente.

Fue en 1925, «y menos de dos años después había llegado a su fin la Guerra del Rif, que desangró a dos generaciones de españoles». Como valoró Martín Palma: «Siempre que se habla de Marruecos se asocia a cuestiones negativas, pero este desembarco llevó a pacificar el protectorado definitivamente». Comparó la función de España en el país con «una labor de cascos azules, para que el sultán pudiese ejercer su labor allí».

LAS CLAVESCONTEXTOMEMORIA

El desembarco en Alhucemas llevaba, según indicó «más de una década en la cabeza de muchos estrategas». ¿El motivo? Es la entrada natural al corazón del Rif.

En 1923 Abd el-Krim declaró la República del Rif con el objetivo de islamizar todo el territorio. Colocó la capital en Asthir, cerca de la bahía de Alhucemas. «Si España no hubiese hecho lo que hizo, Marruecos se habría quedado atomizado», expuso Martín Palma, por tanto, la «integridad territorial de Marruecos se debe a España».

En el evento, patrocinado por el Cluster de Defensa, Martín Palma indicó que frente a lo que se piensa, de que el ejército español «es de los peor dotados del mundo», utilizó la tecnología más puntera de la época para lograr la pacificación. «No iban en alpargatas y con un mosquetón al hombro; estaban totalmente actualizados en materia de combate». Algo que viene «de la época de los tercios, cuando estuvieron 150 años mandando en Europa gracias a sus avances tecnológicos». Entre los ejemplos, la cartografía de toda la zona. «Se elaboró un plano director de fuegos, perfectamente cuadriculado, para compartir información entre las unidades de tierra, mar y aire». También los hidroaviones (18), que España tenía con fines militares desde cinco años después de su invención. Desde 1908 se produjo «una catarsis total» de la marina y se construyó una amplia flota de barcos modernos que participaron en Alhucemas.

Otro de los avances fueron las barcazas K, con pontones abatibles, para adaptarlas a las necesidades del momento: «España tenía ideas; muchas de las aproximaciones se utilizaron después en la II Guerra Mundial·, defendió.

«Parece que se nos está obligando a los españoles a olvidar que somos herederos de la mayor tradición militar del mundo», afirmó el físico con un punto de vista más personal. «Los valores castrenses como lealtad, honor, trabajo en equipo, parecen estar decayendo, valores que hacen que una sociedad se cohesione».

Las playas de Alhucemas «eran buenas para desembarcar con barcazas de fondo plano», pero el reconocimiento aéreo demostró que estaban muy bien defendidas; «era impracticable; era un ejército bien adiestrado». Como consecuencia, se decidió atacar más al oeste, generando una curiosidad geográfica.

Como conclusión, el escritor quiso destacar la importancia global e histórica que tuvo el desembarco de Alhucemas, dentro de una campaña de un mes que supuso la pérdida de 361 vidas y 1975 heridos «que parece que no se quiere celebrar».

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