El edificio que Hilario hizo famoso
Planes de vivienda ·
El inmueble entre las calles Ave María y Serafín Escalante, ya en demolición, deja atrás ochenta años de prósperos locales y nombres emblemáticos del comercio localCuando una piqueta inteligente comience a derribar el edificio de la calle Ave María esquina con Serafín Escalante, caerá entre los escombros el recuerdo de ... lo que fue un inmueble en lo arquitectónico poco singular, pero lleno de remembranzas del comercio con mayúsculas de Torrelavega en el siglo XX, un inmueble con orígenes industriales pero con nombres propios de difícil olvido.
Fue mandado construir por los herederos de José María Quijano Fernández-Hontoria -hijo del político torrelaveguense José Felipe Quijano Moncalián-, propietarios de una de las grandes empresas de Cantabria en los siglos XIX y XX, que aunque con orígenes familiares en Torrelavega, implantaron en Los Corrales de Buelna su emporio industrial. Fue cuando, terminada la Guerra Civil española, en 1940, se levantó este edificio de dos plantas y bajos, que tendría como objetivo acoger a las familias de técnicos y directivos de la firma corraliega que residían en la ciudad. No tenían los dueños intención de utilizar los bajos con fines comerciales, pero llegado 1945 accedieron a alquilar un gran local a Hilario Terán, que abrió un comercio dedicado a la droguería y fotografía de tal implantación que, para saber ubicar la zona en Torrelavega, había que referirse a la «calle de Hilario».
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Hilario Terán trabajaba en la antigua farmacia de Ceballos cuando decidió abrir su propio negocio, por lo que la familia Quijano le alquiló uno de los más amplios locales a quien llegaría a convertirse en afamado industrial. 'Casa Hilario' ocupaba la esquina de ambas calles y tenía su actividad más singular en la droguería, que llegó a ser de tal importancia durante los ochenta años que permaneció abierta que en Torrelavega, cuando se precisaba de un producto especial, se decía: «Si no lo tiene Hilario, no existe».
Su comercio también era sede de un laboratorio fotográfico, en Navidad se convertía en juguetería y, posteriormente, de la mano de sus hijas Loli y Katy, se ampliaría con perfumería y tienda de regalos. Tal fue la impronta de este comercio que la calle Ave María, con cierta inclinación, era conocida como 'La cuesta de Hilario'. Este industrial colaboró con don Teodosio Herrera durante los años de construcción del Santuario de la Virgen Grande, cediéndole parte de su local para que el recordado párroco-constructor lo usara de oficina técnica hasta la inauguración del templo en 1964.
En otro de los locales más pequeños, se abrió en los años 50 una tienda de ultramarinos con el nombre Las Delicias que se le alquiló a Cándido Rodríguez Fernández-Diestro, perteneciente a la familia fundadora de unas de las firmas de coloniales más importantes que ha tenido Torrelavega, Diestro; se vendía todo tipo de alimentos frescos y envasados en aquel local, no de grandes dimensiones, situado en la parte del edificio correspondiente a la calle Serafín Escalante. Allí estuvo ubicado hasta que cerró.
Este mismo establecimiento le sería alquilado posteriormente a José Carlos Argos, quien abriría una tienda de productos de peluquería en la que con el tiempo pasaría a ser inquilino su hermano José Ramón, Monete, quien abrió en los años 80 del pasado siglo un estudio y tienda de fotografía que fue un referente en su sector hasta su cierre.
Anexo a Casa Hilario había otro pequeño local que fue durante un tiempo Maderas Morán, luego huevería y que daría paso a un quiosco que, junto al de Daniel, en la Plaza Mayor, y el de Canales, en el boulevard Demetrio Herrero, fue legendario en la venta de prensa. La familia Quijano se lo alquiló a Fernando García, Tuto, uno de sus trabajadores, que abrió en 1967 este punto de distribución de prensa con el nombre de Tuki, cerrado en 2020.
El edificio en su totalidad fue vendido por la familia Quijano a un empresario catalán y este, a su vez, a José Luis Fernández Martínez, un ingeniero industrial y constructor nacido en Torrelavega, propietario de las empresas San José 8 y Comillas 2, fallecido en Madrid en 2019, y que actualmente gestionan sus hijos José Luis y Víctor, quienes han comenzado la demolición del inmueble para convertirlo en un edificio de pisos en alquiler.
Y ese futuro pasa por el derribo que ya se encuentra en ejecución. Con una superficie construida de unos 300 metros cuadrados, el uso del inmueble se enfocará ahora al sector inmobiliario, pudiendo contar con más plantas que en la actualidad. De no optar por el derribo, el «nivel de deterioro» del edificio hubiera requerido una «intensa rehabilitación», según informo el Ayuntamiento. Siendo así, ahora pasará a dar respuesta a la gran demanda de vivienda en Torrelavega.
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