Ir al psicólogo... para adelgazar: así son los centros del siglo XXI para perder peso
Ya no solo se trabaja la nutrición: los especialistas entienden la salud mental como piedra angular de este proceso
En los años 80, famosas como Carmen Sevilla y Christina Onassis hacían retiros para adelgazar. Se iban unos días (una semana o más) a alguna ... clínica y volvían a la vida pública luciendo figura. Hoy en día, esas clínicas poco tienen que ver con las actuales, hayan cambiado o no de nombre. Los centros para adelgazar en el siglo XXI no abordan solo cuántos kilos nos sobran, sino el bienestar mental. «Es la pescadilla que se muerde la cola», señala la psicóloga María Contreras. Lo uno sin lo otro funciona mal.
Y se ve también en las redes sociales, ese escaparate de las últimas tendencias que nos vamos a encontrar. Ahora, uno no va a un dietista para perder grasa, va a un nutricionista al que le importa lo que comes, pero que también se preocupa de que no hagas dieta y de que recibas el apoyo psicológico que necesitas. Antes, esto último quedaba relegado a aquellas personas que tenían algún trastorno alimentario grave (anorexia, bulimia, comedores compulsivos...). Ahora parece que todos lo necesitamos.
La cifra
7 de cada 10
españoles han probado perder peso alguna vez en su vida, con una media de 7 intentos.
O, casi, precisa Contreras: «Hay personas que simplemente tienen una mala educación nutricional y no lo necesitan», contemporiza. Pero también reconoce que en la sociedad en la que vivimos, la comida no es solo algo con lo que nutrirnos, sino con lo que «calmarnos de forma rápida». De ahí esta 'moda' del acompañamiento psicológico. «A los bebés se les calma con comida. Y de adultos la utilizamos como forma de autorregulación emocional», relata.
Que la comida es un 'ansiolítico' fácil ya lo sabemos –«se ha 'usado' siempre», dice–, pero ahora es mucho más sencillo que antes acceder a ella de forma rápida:«Hace años para comer tenías que molestarte en cocinar... En la actualidad, tenemos un acceso mucho más fácil a los alimentos». Con esto presente, es normal encontrarnos en la siguiente situación: quieres perder unos kilos, lo intentas con dietas y, además de no conseguirlo, te frustras. No es que comas rematadamente mal, pero no bajas ni un gramo, ya sea tu motivación estética o, como en casos de obesidad, de salud.
Gente que «lo sabe todo»
Christian Gabriel pesaba hace un año exacto 117 kilos. «Hoy estoy en 81», detalla. Lo dice como paciente de la clínica que él mismo dirige, un centro para perder peso que combina la nutrición y el deporte con el acompañamiento médico y psicológico. «No tengo claro cómo debe ser una clínica de este tipo en el siglo XXI –reconoce–, pero sí que el peso es la consecuencia de diferentes factores», señala. Tener sobrepeso «no es solo por una falta de voluntad o de ejercicio... hay mucho más detrás», explica el CEO de Lonvital. Y, en su caso, por ejemplo, estaba el estrés:«Salía de una reunión y muchas veces me iba a la nevera a por uno o dos refrescos azucarados». Y, claro, reuniones tenía muchas a lo largo de la semana...
Otro dato
5,7 kilos
fue la media de lo que los españoles engordaron durantee el inicio de la pandemia, entre marzo y diciembre de 2020.
«Mucha gente viene a nosotros para peder peso y nos dice:'Si es que me sé todo, me sé la teoría, pero...'», relata Gabriel. Ese 'pero' es que aunque apliquen las directrices de una dieta saludable no consiguen el objetivo porque les faltan las «herramientas» para enfrentarse a situaciones como la que frenaba al propio Gabriel. Es decir, saben que abusar de ese tipo de bebidas tiene repercusiones en la salud metabólica; sin embargo, tras un día terrible, acaban con una en la mano. Y lo que es peor, con el arrepentimiento y sufrimiento posterior porque están haciendo «algo malo».
«Hemos normalizado el concepto de estar a dieta», denuncia Contreras. Y somos capaces de hacer varias en un año o estar en una de forma sempiterna. Son alertas de que necesitas un poco de orientación psicológica con el tema. También pasa que te pones a dieta y quieres ver resultados enseguida. Como no los hay, pasas a la siguiente, y a la siguiente, y así sucesivamente. Entras en una espiral. «Hay que saber que una pérdida de peso de entre un 5 y un 10% del peso ponderal del paciente a lo largo de un año es una dieta sana», remarca Contreras. Lo demás son atajos que acaban pasando factura de algún modo. «Lo más habitual, el efecto rebote», precisa Gabriel. Un efecto que también rebota en nuestra cabeza.
– ¿Existen esos bloqueos mentales para adelgazar que tanto se oyen en las publicidades de las redes sociales?
Contreras: Suelen estar relacionados con una manera dañina de regularse, ya sea con la comida, el alcohol, el tabaco... Se necesita un trabajo para entender qué nos pasa cuando necesitamos hacer eso y poder dejar de hacerlo.
¿Ozempic? «Es una herramienta, pero no un tratamiento»
En el centro en el que trabaja Christian Gabriel no hay líneas rojas: no se prohíben los dónuts ni se castiga a nadie a hacer deporte. Tampoco se demonizan los dos medicamentos de moda cuando se habla de perder peso:Ozempic y Wegovy. «Los usamos en determinados casos. No se puede aplicar a todo el mundo. Para nosotros es una herramienta, no una solución», detalla. La psicóloga María Contreras tampoco ve los precursores de la GLP-1 como un tratamiento, «sino como el principio» del mismo. «Hagas lo que hagas, si no aprendes a nutrirte de manera sana y que se mantenga en el tiempo, volverás a recuperar lo perdido».
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