Guía para afrontar el 'tú no eres mi madre' y otros clásicos de las familias reconstituidas
Lo más importante: paciencia y no improvisar
Escucha la noticia
4 min.
Si ya es complicado organizar la vida familiar cuando los lazos de sangre están claros y son los de toda la vida, podemos imaginar que ... gestionar una familia reconstituida –formada por nuevas parejas que aportan hijos de relaciones anteriores e incluso alguno en común– es como dirigir un circo de tres pistas, con resultados... impredecibles (a veces reguleros, en ocasiones catastróficos y pocas veces satisfactorios al 100%).
¿Hay alguna manera de hacerlo mejor para que la convivencia no salte por los aires con frases como 'tú no eres mi madre', 'no toques mis cosas, que no soy nada tuyo' o 'esta no es tu casa'? No existen recetas mágicas, pero sí unas pautas que mejoran de entrada la situación y previenen problemas. Marina García Fuentes, psicóloga clínica y directora del Instituto Psicode, y su colega Cecilia Martín, codirectora del centro, ofrecen una guía para hacerlo lo mejor posible. ¿La primera clave? «No hay que imponer roles ni forzar vínculos, solo crear un espacio seguro».
-
1
Antes del 'gran día'
Es inevitable que haya nervios por todas las partes cuando se pone fecha al día de hacer las presentaciones de la nueva pareja y sus hijos. ¿Nos caeremos bien? «Antes de hacer un contacto presencial, sugiero que se les hable a los chavales de estas personas para que vayan entendiendo que existen y que en algún momento se conocerán. Hasta ese día se les pueden ir contando cosas que tienen en común y algunas que son diferentes, a ver si poco a poco se crea el deseo de conocerse», aconsejan las expertas. Además, es muy importante que los dos miembros de la nueva pareja se preparen para la batalla: nada de improvisar, los adultos deben anticiparse antes de la 'fusión' y tener más o menos organizado el funcionamiento familiar.
-
2
Llega el momento
«Sugiero que los nuevos miembros de la familia se conozcan en un sitio amplio, del agrado de los hijos, donde puedan tener la opción de elegir salir de escena y hacer otra actividad si sienten que necesitan buscar su espacio. Puede ser un parque, un centro de ocio, una piscina... Es importante que en esas primeras interacciones se sientan cómodos para que se guarde un buen recuerdo.Y, fundamental, debemos intentar que no haya estrés antes de la cita», apuntan. Es fácil de decir, pero... ¿cómo se evitan esas broncas previas fruto de los nervios (de todos, mayores y pequeños)? «Ya sabemos que existen los enfados por no querer tomar el desayuno, o por ir con prisas, también está el cansancio del día cuando la quedada es para cenar y los chavales están agotados. Atención a estas cosas que pueden boicotearnos la velada», advierten. Así que debemos intentar analizar las variables para que la predisposición de los hijos sea buena.
Y, al producirse el encuentro..., ¿de qué manera nos dirigimos los unos a los otros? Parece una cuestión baladí, pero no lo es. Marina García Fuentes nos tranquiliza e indica que «no es necesario poner palabra desde el inicio, siempre podemos referirnos los unos a los otros por nuestro nombre». Y desliza que, en el caso de cómo los chavales deben llamar a la nueva pareja, hay que esperar a que sean ellos mismos quienes decidan. Tal y como afirman las psicólogas, las relaciones personales pasan por diferentes etapas hasta llegar a un punto de intimidad y complicidad alto. Es necesario respetar las fases de aproximación, porque al principio «casi nadie se siente familiar con un desconocido».
«Los niños no eligen que sus padres se separen, ni tampoco eligen a la nueva pareja de papá o de mamá. Por esa razón, hay que darles tiempo de que vayan aceptando la nueva familia que se está creando y no hay que obligarles a llamar papá o mamá», apunta Cecilia Martín
–¿Y decirles al principio que la nueva pareja es solo un amigo o una amiga?
–No, no. Para que no se sientan engañados, lo mejor es decirles la verdad con naturalidad: «Es el novio de mamá y ella es su hija», por ejemplo.
-
3
Límites e intervenciones
Nada causa más problemas en las familias reconstituidas que la función del adulto que no es progenitor y que no sabe muy bien cómo actuar con los hijos del otro para no pasarse. «Hablad en privado, nunca delante de los niños, que no tienen que sentir que son el motivo de las discusiones –recuerdan–. Y que cada uno sea el principal responsable de sus hijos, sobre todo al inicio... Con los ajenos, mejor hacer de poli bueno».
A la hora de poner límites, la pareja debe trabajar en equipo y tener unos criterios claros. Las expertas aconsejan que los mayores organicen –estando solos– un protocolo de actuación en caso de que alguno de los hijos se salte un límite. Y muy importante: hay padres y madres que prefieren que su nueva pareja no interfiera en la educación de sus hijos... Otros, sin embargo, sí lo quieren.Este punto debe quedar claro desde el principio, antes de que lleguen las (¿inevitables?) tormentas.
Claves de gestión
-
Batería de tips Dedicar tiempo en exclusiva a tus propios hijos, crear momentos familiares de ocio conjunto, evitar las comparaciones entre ellos y los favoritismos.
-
Si los chavales no se aguantan «Tenemos que normalizarlo como parte de la adaptación. Ellos no han decidido juntarse y es normal que surjan tensiones, celos, rechazos y conflictos. No podemos pedirles que sean amigos, pero sí exigir respeto», dicen las expertas.
-
Si la nueva pareja no cae bien «Hay que escuchar qué hay detrás de ese rechazo. ¿Tienen miedo a que su padre o madre ya lo les haga caso? ¿Son celos? ¿Han tenido una mala experiencia? Sus respuestas nos darán la pista de cómo actuar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.