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PANORAMA - SALUD

La maldición de la dentadura postiza

El uso prolongado de estas piezas provoca la pérdida de hueso y de encía y puede llegar a impedir la colocación de implantes dentales

FERMÍN APEZTEGUIA

Sábado, 19 de julio 2008, 04:12

Las dentaduras postizas son el pasado y además pueden ser perjudiciales para la salud. Nadie va a enfermar por utilizarlas, está claro; pero su uso prolongado sí puede poner en entredicho la posibilidad de recurrir a otras alternativas, como los implantes, que según los expertos son más estéticos y más eficaces. La utilización durante un tiempo prolongado de dientes falsos favorece la desaparición del hueso y de la encía; y como consecuencia, dificulta la colocación de futuras piezas. Lo explicó ayer así el reconocido odontólogo estadounidense Maurice Salama, quien acudió desde su consulta de Atlanta a la jornada de clausura de la feria internacional de la belleza Fibell, que se ha celebrado en los últimos días en el Palacio Euskalduna de Bilbao. «La mayor tragedia que puede afrontar la salud oral es el uso prolongado de dentaduras postizas», aseguró el especialista.

Salama y el director del área de Estética Dental y Maxilofacial del congreso, el odontólogo Manuel Gómez, ofrecieron ayer una rueda de prensa en la que incidieron en el sinsentido que supone dejar perder el hueso de la boca. Esta situación, según explicaron, cierra la posibilidad de recomponer la dentadura a base de implantes y condiciona el resultado de cualquier otra intervención de estética que uno pueda hacerse en la cara. «No es lo mismo sonreír con dientes que sin ellos. La sonrisa -detallaron- es la tarjeta de presentación de una persona». Por mucho botox y estiramiento de cejas que uno quiera hacerse, si le falta la dentadura, poca recomposición estética logrará. «El uso de coronas e implantes y el cuidado de los tejidos blandos contribuyen a un envejecimiento más liviano», subrayó Gómez en este sentido.

Considerados hoy por hoy como una de las técnicas más modernas y que mejores resultados garantizan en la reconstrucción dentaria, los implantes son pequeñas piezas de metal, fabricadas generalmente de titanio, que se colocan en la mandíbula y permiten sostener los dientes artificiales.

Arrancar un diente sano

Cada nueva pieza colocada viene a costar unos 1.200 euros. España, con 130.000 al año, está considerado como uno de los reinos del implante, al ser el segundo país de Europa donde más se colocan. Su éxito es tal que los especialistas aseguran que la dentadura postiza apenas tiene demanda.

El especialista norteamericano destacó que la labor del dentista ha de ser siempre la de prevenir la pérdida de dientes. Una pieza torcida puede revelar la existencia de un problema bucal, pero, según dijo, nada justifica la extracción de una pieza en buen estado por muy desviada que se encuentre. «Ante un diente feo, lo importante es verificar el estado de su raíz. Puede estar decolorado y torcido, pero no por ello vamos a quitarlo. Nunca merece la pena arrancar un diente sano por razones estéticas», reveló.

Fibell Bilbao ha sido la primera feria integral de la belleza que se celebra en el mundo, al haber reunido a profesionales de la salud de siete especialidades. El foro no sólo ha tratado cuestiones profesionales, sino también éticas. Por ejemplo: los dentistas creen que las empresas fabricantes deberían corresponsabilizarse con el paciente para atender posibles reclamaciones en caso de jubilación del médico. Ya veremos.

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