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Restos de los cimientos en La Segunda Playa de El Sardinero / Javier Cotera
Temporal

El temporal destapa los cimientos de dos balnearios decimonónicos

Quedan al descubierto las bases originales de las primeras casas de baños de La Concha y el de Castañeda, en la Segunda Playa

Mariña Álvarez

Jueves, 6 de marzo 2014, 10:22

«Niños, poneos, que seguro que esto no lo vamos a volver a ver», pide una madre, a la que tres pequeños obedecen posando bien alineados entre las diez extrañas pilastras que ayer aparecieron en medio de la playa. «¿Qué es esto, mami?», pregunta uno, «en verano no estaba aquí», añade. «Es el balneario de Castañeda», desvela la progenitora. Esta mujer aparenta unos cincuenta años de edad, la justa para albergar en su memoria juegos de niñez en El Sardinero en aquella vieja estructura de madera, cuando ya era de un color blanco y azul desvaído y poco le quedaba para desaparecer del todo del paisaje playero. Cuando el balneario de Castañeda fue eliminado, sus cimientos, poco a poco, se hundieron en la arena borrando todo rastro de aquella construcción. Pero el mar, caprichoso, ha devuelto al presente este trozo del pasado santanderino. Ya en el temporal del 2 de febrero asomaron una pequeña parte de dos de los mazacotes de mampostería. Pero ayer, por obra y gracia de las olas, que se han tragado toda la arena que los tenía tapados, todos los pilares afloraron enteros a la superficie.

Estos diez pivotes sostenían las grandes vigas sobre las que se erigía un balneario construido en 1872, del que tenía la concesión Antonio Fernández Castañeda, de ahí su nombre. Según refleja Carmen Gil de Arriba en su obra Casas para baños de ola y balnearios marítimos en el litoral montañés, 1868-1936, se trataba de una casa de baños en madera, que contaba con una larga galería con veinticuatro cuartos. Había, además, setenta casetas de ruedas en el exterior, para que los bañistas descendieran hasta la orilla. En diciembre de 1951 un temporal arrancó de cuajo la caseta La Caracola junto a Piquío, construida en los años veinte para uso de Alfonso XII y su familia. Y las olas destruyeron también parte del balneario de Castañeda, desplazando la construcción de madera de sus cimientos de piedra, que ahora han quedado al descubierto. Años después al balneario de Castañeda le despojaron de la torre de cocimiento de algas y, a finales de los sesenta, fue derribado por ruina. Acababa así la historia de este balneario que se caracterizó por los baños calientes de algas, muy recomendados en el XIX y principios del XX y que luego quedó relegado a cabinas de ducha y para cambiarse la ropa.

No son los cimientos del de Castañeda los únicos que han aparecido. También han quedado al descubierto los del primer balneario de La Concha, bajo el actual edificio dedicado a restaurante, bar de playa, cabinas y discoteca BNS. Las destructivas olas del 2 de febrero ya habían dejado entrever las viejas piedras y este lunes la estructura salió totalmente a la luz, después de que la mar limpiara por completo los cimientos de la antigua concesión balnearia.

El otro, más pequeño

Esta base de piedra se sitúa en el extremo que linda con el jardín de San Roque. Según el mismo libro de Carmen Gil de Arriba, el primer concesionario de este balneario fue Antonio Zaldívar y se construyó en 1883, cuando en la zona todavía existía la ermita de San Roque. Era uno de los más pequeños balnearios de Santander, pues solo contaba con dos salones, uno para hombres y otro para mujeres. Al igual que todos los de la época, también era un edificio de madera sobre cimientos de piedra.

En la playa de La Concha hubo varios balnearios sucesivos. Este era el primero, luego se levantó otro que también se acabó llevando un temporal. De todos los primitivos balnearios construidos en Santander solamente se conserva la cimentación enterrada o no, pues eran edificios de madera sobre base de piedra.

Aparte de estos dos descubrimientos, la merma de arena ha destapado una misteriosa estructura pétrea frente a los jardines de Piquío. Se trata de unas lajas alargadas que parecen cimientos, cuyo origen se desconoce. Preguntado por estos restos, el historiador José Luis Casado Soto indica que en la cartografía de los siglos XIX y XX no aparece construcción alguna en ese punto de la playa, por lo que especula que podría datar de una época en la que no hubiera planimetría. «Los cimientos parecen compactados con cemento, lo que llevaría su construcción al siglo XX. Su ausencia en la planimetría pudiera significar que formara parte de alguna estructura de las construidas durante el periodo republicano de la Guerra Civil, cuando se fortificaron las playas, ya que eran el punto más probable de posibles intentos de desembarco», indica, insistiendo en que se trata solamente de una teoría.

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