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Un avión de Ryanair, a punto de aterrizar en el Seve Ballesteros en un día nublado.
El sistema de aproximación con niebla del aeropuerto lleva un mes desconectado

El sistema de aproximación con niebla del aeropuerto lleva un mes desconectado

Las obras para instalar un modelo más moderno hacen necesaria esta medida, que ha obligado a desviar desde el pasado 1 de abril tres vuelos que llegaban a Santander cuando ha aparecido algo de bruma

Álvaro Machín

Viernes, 20 de mayo 2016, 07:06

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La salida del vuelo estaba prevista para las nueve menos cinco de la mañana. A eso de menos cuarto, les avisaron. Cancelado. Fue ayer, en el Seve Ballesteros, y los pasajeros que querían viajar a Madrid se quedaron en tierra porque el avión de Air Nostrum que venía desde la capital para llevarles fue desviado a Bilbao por una «baja visibilidad» que le impidió tomar tierra. Algo de niebla, sí. Pero con el sistema ILS (Sistema de Aterrizaje Instrumental) funcionando con normalidad podría haber tomado tierra sin demasiada complicación. ¿Cuál es el problema? Que el del aeropuerto cántabro lleva desconectado algo más de un mes por las obras que se están haciendo para sustituirlo por un sistema nuevo, más moderno. Desde el 1 de abril, tres vuelos que llegaban a Santander han tenido que ser desviados por la niebla, lo que ha repercutido, además, en los tres que debían partir desde Cantabria en esos mismos aparatos. O sea, seis vuelos afectados por la obra. El martes que viene tienen el vuelo experimental que permitirá calibrar el nuevo sistema y, si todo está en orden, ponerlo en marcha.

Para hacerse una idea, en el antiguo Parayas, con el ILS en marcha, los pilotos se pueden acercar sin tener visión de la pista hasta unos 80 metros del suelo. Sin él, esa distancia se va hasta unos 250 metros. Al estar desconectado, la precisión de los sistemas de aproximación es menor y una bruma que resulte poco perceptible desde tierra pero que, por ejemplo, tape la cima de Peña Cabarga impide la maniobra con seguridad. Justo lo que pasaba ayer. Aaena lamenta las incidencias que provoca que el sistema esté desconectado, pero recuerda que es algo obligatorio para poner en marcha los nuevos aparatos, en los que se van a invertir más de un millón de euros. Además, insisten en que el aeropuerto cántabro es de los menos afectados por la niebla en general algo que confirman los expertos consultados y que se ha escogido precisamente esta época del año para la fase final de los trabajos que ya se iniciaron el año pasado porque en estos meses la posibilidad del fenómeno atmosférico es, por estadística, más reducida.

El problema es explicarle todo eso a los pasajeros de los seis vuelos que se han visto afectados. La propia Aena detalla los días de incidencia. El de ayer, el pasado 19 de mayo y el 9 de abril. Tres vuelos que no pudieron aterrizar en el Seve Ballesteros (y tres aparatos que, obviamente, no pudieron salir desde él después). Ayer, algunos intentaron colocarse en los siguientes vuelos del día hasta la capital de España no estaba fácil porque el siguiente iba bien cargado y otros, directamente, se dieron la vuelta, se marcharon a casa y retrasaron su viaje.

Otras tecnologías

Hay, además, un matiz tecnológico en el relato. Los que siguen el ir y venir de los aviones en la pista del complejo cántabro constatan que en las jornadas en las que hubo problemas sí que pudieron tomar tierra algunos aparatos de Ryanair. Eso lo atribuyen al uso de la tecnología GNSS (sistema global de navegación por satélite) a la hora de llevar a cabo la maniobra de aproximación. En un resumen simplificado de la diferencia entre los dos modelos, la GNSS se sirve de satélites para sus indicaciones a los pilotos mientras que el ILS requiere de estaciones colocadas en tierra, sobre el terreno. El problema es que las compañías españolas no están autorizadas aún para usar esas tecnologías. La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) está en el proceso de certificación previo a autorizar su uso, algo que ya ha ocurrido en otros países, lo que autoriza a sus compañías a poder contar con el sistema.

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