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A la izquierda, Bena Hisa Jesús Amar (el que primero vio al animal), en el centro dos amigos, y a la derecha, David Martínez.
"Era grandote y marrón. Le vimos de espaldas y no era un jabalí: impresionaba"

"Era grandote y marrón. Le vimos de espaldas y no era un jabalí: impresionaba"

Bena Hisa Jesús Amar estaba con su hermana Julia cuando avistaron al plantígrado desde la ventana de su casa. No tiene dudas: "No había visto nunca nada igual"

Violeta Santiago

Viernes, 3 de junio 2016, 11:27

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Julia Amar (16 años) fue la primera que vio al oso en el barrio de Casas del Monte, cerca de Pámanes. Estaba preparándose para cenar con su hermano Bena Hisa Jesús Amar (19 años) y se asomó un momento por la ventana. «¿Pero qué es eso?». Bena se acercó al cristal y los dos lo tuvieron claro: «Estaba de espaldas y era marrón y grandote. No podía ser un jabalí. Echamos a correr para verle, porque él escapaba hacia el río». Salieron detrás de él porque no creyeron que podía ser peligroso. «¡No lo pensamos! Era la primera vez que veíamos uno tan cerca... no te lo esperas, no piensas nada», contó ayer con la emoción todavía fresca. Casi un día después, Bena está «seguro» de que era un oso a cuatro patas. No lo vio en pie, «pero no había visto nunca nada igual» . Eran las 22.30 horas y, aunque aún no era totalmente de noche, en pocos minutos sí lo fue.

El joven avisó por Whatsapp a su amigo y vecino David Martínez. «¿Oso? ¿Pero qué oso?», le contestó Martínez. Y es que no lo vio pese a que viven a pocos metros. Ambos se montaron en el Patrol del segundo para dar unas vueltas a ver si le encontraban. Y con lo que se toparon fue con una pareja que había entrado en coche al barrio a avisar a los vecinos para «que cerráramos las puertas», porque habían visto al animal en el arcén de la carretera general (la que une Solares con Penagos) y estaban tan alucinados como ellos.

Martínez cuenta que le oyó berrear. «Los perros estaban muy alterados» y, en poco tiempo, «ya debió de cruzar todo esto señaló hacia la autovía Solares-Torrelavega que se encuentra bastante próxima a la barriada». Cuando ya llevaban un buen rato de ronda por todos los caminos de los alrededores («a lo mejor una hora»), se les ocurrió llamar al 112 y compartir la inquietud.

A Martínez, su madre ya le había regañado: «Es que le llamé a ver dónde andaba y me contó que estaba detrás de un oso. Venga para casa, le dije», relató ayer la mujer entre risas. Los dos chicos contaron ayer su historia mientras preparaban toda la maquinaria que utilizarán en el Rally Cantabria hoy. Ambos son mecánicos (David todavía está estudiando la especialidad en Los Corrales de Buelna) y están buscando trabajo.

Los dos aseguraron que vieron «muy preocupados» a los responsables del Parque de Cabárceno cuando se acercaron al barrio a hablar con ellos, donde los chicos creen haber detectado una pisada fresca cerca del río. Pero los veterinarios del parque «dijeron que no, que no era». También vieron preocupación en la Guardia Civil, «aunque la primera patrulla que vino como que se lo tomó a chiste». Ayer estaban los dos muy tranquilos, a lo suyo, sin temor, dando vueltas y vueltas a su aventura. Que duró un minuto y ya da mucho que hablar.

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