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Gran parte de la superficie del pantano del Ebro, que ayer estaba al 48,24% de su capacidad, se encuentra libre de agua
La sequía deja el pantano del Ebro con la mitad de agua que hace justo un año

La sequía deja el pantano del Ebro con la mitad de agua que hace justo un año

El Gobierno afirma que no habrá cortes en verano y los ganaderos, que reconocen que una primavera con poca lluvia les beneficia, temen que la situación se prolongue

Daniel Martínez

Jueves, 20 de abril 2017, 07:13

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Si se cumplen las previsiones meteorológicas, mañana el sol brillará en toda Cantabria. Y el viernes, el sábado... Que en pleno mes de abril se encadenen siete días de cielos despejados puede ser sorprendente, pero poco más. El problema surge cuando esa situación ha sido la misma durante todo el primer tercio de la primavera y la falta de precipitaciones por lo menos su escasez se arrastra ya desde el pasado verano. Ello ha hecho que el pantano del Ebro, la principal reserva de la región, esté al 48,2% de su capacidad, la mitad (92,6%) que hace doce meses. A pesar de todo, el Gobierno regional asegura que la Autovía del Agua garantiza el consumo humano y que no volverá el fantasma de los cortes en el suministro. Otra cosa es la agricultura y la ganadería. Por el momento, esta anómala primavera no les está afectando, casi más bien al contrario, pero tienen miedo de lo que pueda suceder a medio plazo.

"Hace 20 años, una situación como esta habría supuesto restricciones como las que sufrían localidades de la zona oriental. Ahora estamos preparados", confirma Miguel Ángel Palacio, director general de Medio Ambiente, quien confía en que la lluvia aparezca para paliar la sequía. Pero las previsiones a quince días vista son menos positivas. Como en el último verano y durante todo el invierno, las precipitaciones acumuladas esta primavera en Cantabria son entre un 20% y un 50% inferior a lo normal. En abril, ese porcentaje sube hasta el 90%.

A partir de ahora, con las cumbres casi vacías de nieve y teniendo en cuenta que la época más seca está por llegar, lo lógico es que el nivel del pantano siga bajando. "Que esté así a estas alturas no es habitual y da un poco miedo. El panorama es más propio de finales de verano que de abril. En primavera, todo lo que sea bajar del 75% ya es raro", dice Francisco Raúl Calderón, alcalde de Las Rozas de Valdearroyo, uno de los municipios vecinos al reservorio. Recuerda que también el invierno de 2012 fue muy seco, aunque después, en febrero de 2015, hubo una nevada como pocas se recuerdan: "Si esto es algo puntual, no pasa nada, lo preocupante es que se mantenga la tendencia. Sobre todo para las personas que tienen parcelas y necesitan el agua para su actividad".

Más que al pantano, los agricultores y ganaderos miran al cielo. De momento, con más expectación que temor. "Si nos dan a elegir entre una primavera seca o lluviosa, preferimos lo primero, porque cuando hay humedad los animales maltratan mucho el campo y pisan más de lo que pastan. El problema es lo que pueda venir en verano si la situación continúa", afirma Pedro Gómez, presidente de Asaja. Si tuvieran el tiempo a demanda, lo ideal para el sector sería que empezaran a caer ya "tormentas calientes cada cierto tiempo" para no lamentarse en los meses precedentes.

De hecho, en algunas zonas del interior ya están empezando a tener problemas. Los cultivos de invierno que ya se han recolectado tienen unas calidades inmejorables porque "lo recomendable es recogerlos secos", pero el resto están comenzando a sufrir la falta de precipitaciones. Y lo sufrirán mucho más los de verano, sobre todo el maíz. "Este nordeste que está saliendo por las tardes es malísimo y con él es imposible que llueva. Anunciaban tormentas la semana pasada y pasaron de largo. De momento el problema no es grande, pero si sigue así en diez o quince días...", opina Gómez, quien destaca que la sequía se está notando ya en los campos comunales de los municipios del centro y sur de Cantabria.

Daños colaterales

En estos momentos, están más preocupados por la sequía que están sufriendo otras regiones del norte de España que por la de Cantabria. No por solidaridad con sus compañeros de lugares como Castilla y León y Aragón, que también, sino porque de allí proceden los cereales y la alfalfa que sirven de alimento al ganado regional. "Somos importadores natos de forrajes y esto es muy fácil. Si hay menos cantidad va a aumentar mucho el precio por la escasez. Y ya estamos muy ajustados en el tema de costes por los precios de mercados, que no nos acompañan todo lo que desearíamos", concluye Gómez.

Palacio recuerda que el pantano del Ebro no es la principal reserva de agua de la que tiran los cántabros. De hecho, de los 541 hectómetros cúbicos que puede almacenar el embalse campurriano, la comunidad sólo tiene asignados 20, y en la mayoría de ejercicios hidrológicos no los necesita. Por ejemplo, en 2016, sólo se bajaron cinco hectómetros cúbicos para abastecer a Santander.

"Nosotros dependemos de la Autovía del Agua, que ya está funcionando a pleno rendimiento y se nutre del Cares y Deva, que no tienen ningún problema, y por otra parte del Asón y del resto de ríos por los que pasa. Por eso los cortes están descartados al 100%", detalla el director general de Medio Ambiente. Sí reconoce que podría afectar al regadío, ya que "el abastecimiento es prioritario sobre la agricultura", pero sobre odo al de otras comunidades que también miran al Ebro. En la región, sólo algunos cultivos en Valderredible beben del agua del pantano.

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