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El Centro Botín restituye las piezas de cerámica mal ajustadas o defectuosas

El Centro Botín restituye las piezas de cerámica mal ajustadas o defectuosas

La delicada 'piel' del edificio, el mayor «reto» en la construcción de Renzo Piano, es sometida a una constante labor de mantenimiento

Guillermo Balbona

Santander

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Viernes, 27 de octubre 2017, 16:42

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«El mayor reto fue la piel de cerámica». El arquitecto Renzo Piano, autor del Centro Botín, apenas un mes antes de la inauguración de su primera obra en España, declaraba a este periódico en su estudio de Génova que las 280.000 piezas que configuran la envolvente cerámica del edificio levantado sobre el muelle de Albareda, acaparaban la singularidad de su proyecto arquitectónico para la Fundación santanderina.

La 'delicada piel' de la infraestructura abierta al público el pasado mes de junio es objeto de una constante labor de mantenimiento y seguimiento y, tras el primer trimestre de vida del centro de arte, ya se han detectado varias decenas de piezas mal ajustadas o defectuosas, lo que ha derivado en su retirada.

La mayor parte se ubicaban en la fachada principal del volumen Oeste -la que sostiene la pantalla- donde ahora se pueden apreciar los huecos. En los últimos días se han abordado diversos trabajos sobre esa zona del edificio para una detallada y exhaustiva revisión, que acompañará de manera permanente la vida del Centro y su evolución. Desde la Fundación Botín se declaró oficialmente que esta actuación responde a «labores periódicas y normales de mantenimiento del edificio».

Según diversas fuentes, tras las primeras semanas de actividad del Centro Botín se procedió a la retirada de piezas que presentaban distintas irregularidades. La propia instalación de la pantalla se ha estudiado como una de las causas que ha podido afectar a algunas piezas, aunque se analizan todos los factores de futuro en función del número y de la ubicación. El objetivo es la restitución progresiva -como se hizo durante la jornada de ayer- de las cerámicas irregulares o dañadas, mientras se cuida el ajuste y su exposición permanente.

La peculiaridad del revestimiento, que refleja las tonalidades de la bahía, el cielo y los Jardines de Pereda, se considera «uno de los elementos más representativos» del equipamiento cultural construido desde los últimos cinco años frente a la bahía. La envolvente de cerámica que cubre el edificio desde el vientre hasta el techo, inspirada en texturas del mundo natural, está integrada por piezas cerámicas circulares y curvas de 156 milímetros de diámetro y acabado reflectante que el arquitecto genovés definió en su día como «algo semejante a las células de la piel humana, una especie de poros por donde la piel respira». Otra de las incidencias registradas en este arranque del Centro Botín ha estado ligada a las costumbres del entorno y la vida cotidiana de la zona donde se ubica el edificio.

Los aparejos de los pescadores que frecuentan el muelle llegaron a causar desperfectos en la cerámica del revestimiento. El área bautizada como Muelle es donde la curvatura del edificio está pegada y cercana al pavimento y las zonas de paso y de ocio. En un mes los desperfectos detectados se registraron en una veintena de piezas previsiblemente afectadas por los golpes de la plomada de las cañas. Cada panel de aluminio donde se ubican las piezas tiene el agujero de fijación situado por control numérico en el sitio exacto.

La firma de Toni Cumella fue la encargada de 'forrar' el Centro Botín de esta piel de reflejos. Para su definición se realizó todo un degradado de esmaltes, desde brillante a mate, para analizar cómo se reflejaba el entorno en las piezas. Tras un primer modelo a escala, a través de unas 1.200 piezas, Piano valoró la sombra que hacía la pieza sobre el fondo. A partir de ello, lo que se transformó fue la sección. Fue menos abombada y se hizo más delgada de los extremos para que quedaran lo más próximo posible al aluminio y disminuir la sombra. Piano siempre buscó que parecieran perlas por el nacarado y el irisado de las conchas.

A partir de ahí se presentó el esmalte con el aspecto nacarado. La fachada se muestra cambiante en función de los registros de luz, que juega con el efecto de la tercera dimensión. Cumella ha colaborado con proyectos internacionales, caso del pabellón de España con Patxi Mangado en Zaragoza o el de la Expo de Aichi (Japón) con Alejandro Zaera.

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