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A las pocas horas de matar a una oveja, las aves carroñeras terminan el trabajo de los lobos.
Los lobos matan otras 18 ovejas en un nuevo ataque en Tudanca

Los lobos matan otras 18 ovejas en un nuevo ataque en Tudanca

La Consejería autoriza abatir un lobo por cacería de jabalí sólo en la zona afectada por los ataques desde esta semana y dice que comprende «el malestar de los ganaderos»

Nieves Bolado

Miércoles, 5 de octubre 2016, 07:15

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Otro zarpazo del lobo en la zona de Tudanca. Marcos Cossío, ganadero de Sarceda donde el pasado fin de semana estos animales mataron 16 ovejas y dejaron malheridas otras cuatro, fue ayer una nueva víctima de una especie cuyos hábitos de comportamiento parecen haberse modificado en los últimos años. Dicen que lo ocurrido no es más que «la punta del iceberg» de lo que está pasando en la región, donde, en un incesante goteo, los animales de crianza ganadera están cayendo bajo las voraces fauces de un animal cuya gestión está siendo ahora mismo perfilada por el Gobierno regional para convertirla en reglamentación.

El censo de lobos en Cantabria se sitúa en doce manadas

  • datos oficiales

  • El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha recogido los datos del Grupo de Trabajo del Lobo, que según la estadística última 2014 sitúa en Cantabria doce manadas de este animal. De ellas, ocho son exclusivas, es decir, presentes únicamente en Cantabria, y el resto, compartidas con otras comunidades autónomas limítrofes. Con esta cantidad, Cantabria es la cuarta región de España en presencia de estos animales. La que mayor número de manadas contabiliza es Castilla-León (179), Galicia (84) y Asturias (37), aunque la movilidad en las fronteras de las comunidades limítrofes con Cantabria, es acusada. En España había 297 manadas en 2014 (250 en 2007), la mayor parte en en Norte del país, no así en el País Vasco donde sólo se contabiliza una.

Los ganaderos se quejan más bien, denuncian que sus ganados están en peligro, que cada semana contabilizan las bajas en sus rebaños y que están «hartos» de lo que ocurre. Ayer, quien así se lamentaba era Marcos Cossío. Su rebaño de ovejas está en el monte de su municipio, algo más alejado del pueblo que el de Eduardo. Subió ayer por la mañana «pronto» para ver «cómo estaban las cosas» y después de saber que a su vecino «al lado de las casas» le habían matado casi dos decenas de animales.

Ellos tienen una alerta «que no falla» porque cuando ven sobrevolar los buitres, saben que hay carroña en tierra y que esa carroña puede ser de sus animales. «Subí a la finca y el espectáculo que encontré fue desolador». Diez de sus dieciocho ovejas estaban muertas y desangradas en el campo, y de las otras, «ni rastro».

Ovejas «desaparecidas»

¿Qué había ocurrido con las otras ocho ovejas que parece que se las había tragado la tierra? Para los ganaderos no hay ningún misterio: «Cuando los lobos atacan, las que pueden, huyen para salvarse y se pierden por los montes, muchas veces malheridas, y acaban muriendo. También los lobos, después de matarlas, las llevan a otro lugar». Sea como fuere, Marcos andaba ayer por el monte buscando las ocho ovejas perdidas porque «si no tengo pruebas de que me las han matado, no cobro ni la indemnización que nos da el Gobierno». Pero sus problemas, siendo muchos tras un ataque de lobos, no acaban ahí: «Si una oveja se mata en la huida, no me la pagan. Sólo la abonan si ha sido matada por el lobo de forma demostrable».

A este ganadero ya le habían matado, como a otros tantos, más animales. Así y todo no se resigna a dejar su personal valoración sobre la acción de los lobos: «No atacan para comer o por hambre sino por verdadero instinto de matar. Son depredadores. Si tuvieran hambre se comerían dos o tres animales pero no producirían este destrozo».

Autorización para matarlos

El Gobierno regional, a través de la Consejería de Medio Rural, ha reaccionado antes las últimas denuncias de los ganaderos tudancos. Antonio Javier Lucio Calero, director general del Medio Natural, y que entre sus funciones tiene la de la Gestión de los Espacios Naturales Protegidos, adelantó ayer una media excepcional adoptada por el departamento que preside Jesús Oria. De manera extraordinaria, y desde el próximo fin de semana, la Consejería «ha autorizado que se mate un lobo por cacería de jabalí permitida» en la zona que se ha visto afectada por los ataques: Tudanca. De esta manera, creen que se aliviará la presión que está haciendo el lobo, y por otra, «daremos respuesta a la preocupación que sienten los ganaderos afectados y que desde la Consejería se comparte. De todos modos añadió tenemos unos campos para movernos limitados por directivas superiores (Unión Europea entre ellas) aunque haremos todo lo que sea posible».

Lucio, no obstante, «recordó» a los ganaderos en particular, y a todos los afectados potenciales en general, «que nuestro departamento seguirá atendiendo económicamente, y con máxima celeridad, las compensaciones económicas que deben recibir por la pérdida de las reses». La Consejería tiene aún abierto el periodo de información pública, y evaluación de las alegaciones que puedan presentarse, al contenido del futuro Plan de Gestión del Lobo en Cantabria. Tras superarse los estadios intermedios de la elaboración de este reglamento, se espera que «para principios de 2017 pueda estar aprobado definitivamente».

«Difícil equilibrio»

Mientras tanto, Lucio dice «comprender» la inquietud del sector más afectado al tiempo de que «tratamos de conseguir ese difícil equilibrio que se presenta entre la preservación de una especie y el impacto que esta pueda tener en los medios ganaderos de la región». Este técnico razona que la forma de atacar de los lobos, no es selectiva en sus presas, porque busca alimentarse: «Es una forma de atacar colectiva. Matan varios ejemplares para asegurarse la comida para un tiempo». Sería esta la razón por la que destrozan rebaños enteros.

Los veterinarios son otra pieza imprescindible a la hora de tratar de recomponer este complicado puzzle. Antonio está acostumbrado a valorar los animales que aparecen muertos para determinar su valor material «que no personal» de los ganaderos. «La forma de atacar es siempre al cuello desgarrando los animales, no sólo a las ovejas». Considera este especialista que la idea de establecer comederos que les asegure la alimentación con otros animales muertos «no afecta a los lobos, que buscan carne fresca. Es más bien para alimentar a los buitres y otras aves carroñeras».

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