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Ana del Castillo
Sábado, 28 de junio 2014, 08:26
Imaginen caminar por un montaña e inesperadamente encontrar una pequeña playa oculta de agua cristalina y rodeada de árboles. Existe, se llama Gulpiyuri y está a tan solo una hora y media (en coche) de Santander, a mitad de camino entre Ribadesella y Llanes.
En diciembre de 2001 fue declarada Patrimonio Natural y no es para menos. El azul de ese mar que aparece como por arte de magia de entre las rocas recuerda a escenas paradisiacas de la película de Danny Boyle, La Playa.
No es una playa donde desplegar la toalla. No hay olas, ni chiringuito, ni socorrista y casi, ni bañistas. Gulpiyuri, acostumbrada a posar para las cámaras en verano e invierno, es un lugar de peregrinaje de turistas y curiosos que llegan de todas partes de España. Un lugar mágico que solo se descubre desde el cielo o tras una caminata de diez minutos muy llevadera.
Esta playa semicircular, dicen que la más especial de Asturias, está situada a cien metros de la costa, que a lo largo de los siglos la ha ido nutriendo de agua y arena a través de las grietas subterráneas. A veces, cuando la marea está baja, el agua desaparece y en otras ocasiones, con la creciente, el mar llega a mojar la hierba.
Cómo llegar
La playa de Gulpiyuri se encuentra en el pueblo asturiano de Naves, a diez kilómetros tras pasar Llanes. Una vez en Naves, debemos seguir las indicaciones de la playa hasta llegar a una zona de asfalto sin salida para coches. Allí mismo se puede aparcar y comenzar la breve caminata por un camino de tierra. Después, déjense sorprender.
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