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Salida de una de las vacas de la estabulación situada en el barrio La Bodega, de Gama, con destino Hazas de Cesto. Roberto Ruiz

El juez requisa a un ganadero de Gama 23 vacas «por su estado de abandono»

El Seprona y Ganadería hicieron ayer efectiva la orden en una mañana en la que se vivieron momentos de tensión

José Carlos Rojo

Santander

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Sábado, 24 de marzo 2018, 08:08

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Todo se inició con una denuncia en redes sociales. Una militante de la Asociación Huellas Cantabria comenzó a subir fotos y vídeos de las vacas de una explotación ganadera de Gama, que ayer fue clausurada por el «estado de abandono y sufrimiento de los animales», según el auto emitido por el Juzgado de Instancia número dos de Santoña y al que ha tenido acceso este periódico.

Se trata de una de las medidas cautelares adoptadas tras la querella criminal interpuesta por otra asociación, Alddea, tras el informe veterinario presentado el pasado 28 de septiembre. «Se han ignorado en repetidas ocasiones las denuncias particulares y ahora nos han hecho caso porque hemos acudido como asociación», informó la abogada de Alddea, María Girona.

La Guardia Civil fue la primera en llegar ayer a la vaquería ubicada en el barrio La Bodega, de Gama. Y no fue bien recibida por el propietario de la explotación, que en principio no parecía dispuesto a abrir las puertas de la cuadra. Los camiones para el traslado del ganado no tardaron en sumarse a la operación frente a la mirada curiosa de algún vecino.

Opiniones dispares

Entre ellos, hubo opiniones diferentes: «Yo vivo aquí al lado y su prado está frente al mío. Nunca he visto maltrato. No me parece que las vacas estuvieran mal. Nada que no sea habitual, vamos. Alguna se muere, es lógico, a mí también me ha pasado, pero de ahí a decir que se las maltrata...», defendía uno de ellos, que prefirió mantenerse en el anonimato. «Ya era hora de que se las llevaran. Las tenía berreando en la hierba pidiendo comida todo el día», criticó otro vecino.

Algunos ejemplares, los más jóvenes, trataron de escaparse.
Algunos ejemplares, los más jóvenes, trataron de escaparse. Roberto Ruiz

Los transportes accedieron a la puerta de la vaquería y los operarios de la Consejería de Ganadería comenzaron a cargar las vacas. Utilizaron dos camiones para subir hasta 23 cabezas de ganado. Ejemplares de todas las edades. Dos de ellas, las más jóvenes, protagonizaron una escapada por los alrededores y obligaron a los trabajadores de Ganadería a perseguirlas. Y, entre tanto, los ánimos se iban caldeando entre los responsables de la explotación y las representantes de la Asociación denunciante, que acudieron al lugar para documentar la clausura de la explotación.

«Hubo muchas denuncias particulares y ahora nos han hecho caso porque íbamos como asociación»

María Girona | Abogada denunciante (Alddea)

«Mi padre lleva 50 años trabajando y no hay derecho a que se le haga esto», denunció visiblemente indignada la hija del propietario, Marta Puente. «Este hombre, que es mi padre, ha trabajado mucho para sacar una familia adelante y esto no es más que una venganza personal de una señora que nos conoce muy bien, que está en una de estas asociaciones que nos denuncian y que ya nos amenazó con que nos iba a arruinar la vida», exclamó frente a un par de representantes de la asociación.

«Esto es una venganza personal contra mi familia de una señora que nos conoce muy bien»

Marta Puente | Hija del propietario

Nada de eso impidió que los responsables de Ganadería continuaran con las labores de desalojo del ganado. Las vacas fueron trasladadas de Gama al Centro Sanitario Integrado que la Consejería tiene en Hazas de Cesto. «Normalmente en estos casos, cuando se trata de animales de renta, o sea, de explotación para fines económicos, el final suele ser el matadero», explicó el director general de Desarrollo Rural, Miguel Ángel Cuevas. «Pero en este caso hay una disposición clara que ha incluido la jueza, y que hace referencia a la necesidad de garantizar la integridad física de los animales. El problema es que la Consejería no cuenta con una partida dedicada a este fin. Nosotros no estamos para eso, pero habrá que esperar a ver qué sucede», subraya.

¿Dónde irán las vacas?

Según las responsables de Alddea, la asociación ya ha gestionado varios destinos para los animales. «Destinos como santuarios u otras explotaciones ganaderas que podrían garantizar su supervivencia», aclaró María Girona. Una alternativa que no resultaría «para nada problemática en lo que respecta a nosotros. Si lo encuentran, sería estupendo», aclaró Cuevas.

El tiempo corre en contra de todos. También en el caso del propietario de la instalación. «Si a mi padre le cierran su negocio le condenan a la miseria porque esto que tanto trabajo le ha costado montar es su único modo de vida», denunció Marta Puente.

El auto del juez obliga claramente a la clausura de la explotación ganadera, a la adopción de medidas para garantizar la salubridad del lugar, la incautación de los animales y la garantía de su integridad física. Además, responsabiliza a la Consejería de Ganadería de su custodia.

La abogada denunciante advierte que en la finca aún permanecen unas gallinas y una perra que no han sido desalojadas. «El auto lo dice claramente que hay que sacar a todos los animales y no sé por qué no se ha cumplido», advirtió al tiempo que ya planea medidas para resolver ese detalle.

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