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Vista trasera del edificio cuya parte central está siendo consolidada para que cinco propietarios puedan retornar a sus pisos. Roberto Ruiz
Viejas obras pudieron contribuir al desplome parcial de la calle del Sol

Viejas obras pudieron contribuir al desplome parcial de la calle del Sol

Aunque oficialmente la causa del derrumbe se debió a la reforma del antiguo local del Máster, un técnico cree que dos intervenciones de los vecinos años atrás «también sumaron»

Violeta Santiago

Santander

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Domingo, 18 de marzo 2018, 19:27

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Oficialmente, está todo claro: hay tres responsables del desplome de una parte del número 57 de calle del Sol, quienes sobrepasaron las obras permitidas a la hora de transformar el antiguo local de la coctelería Máster en otro negocio de hostelería. Pero no todos los técnicos que han buscado la causa del suceso están de acuerdo en culpar sólo al proyecto para el nuevo local de copas. Hay una voz discrepante, que fija el derrumbe en dos tiempos y, además, alejados entre sí. El arquitecto contratado por el Ayuntamiento (Joaquín Calonge) argumentó que para explicar el negro desenlace también que hay que valorar dos intervenciones realizadas por los vecinos en años anteriores que habrían cambiado los equilibrios del inmueble.

El expediente sancionador no acaba de hacer suya esta tesis porque esas obras se abordaron hace años y la supuesta responsabilidad ya estaría prescrita, según especificó la técnico municipal que ha llevado el peso de la investigación.

Lo que aporta cada informe

  • Razones del arquitecto Joaquín Calonge El derrumbe no se debe a una única actuación sobre la estructura, sino a la suma de una serie de ellas separadas en el tiempo. Dos intervenciones anteriores a 2017 habrían sido importantes: una obra que afectó al machón de apoyo de terrazas y la reducción de la sección en la planta baja. Y la apertura de un hueco en un machón de la fachada Este en el piso 1º izquierda para colocar una caja de registro. De la reforma de 2017, serían determinantes la reapertura de huecos de ventanas originales, que produjo un desvío de cargas, y la excavación del nivel de solera del local.

  • Aportaciones de Javier Fernández-Cotero Las causas del desplome hay que buscarlas –según el arquitecto contratado por los vecinos– en las obras ejecutadas en el local no recogidas en la licencia. Estos trabajos debilitaron la estructura del edificio y serían la retirada de la solera existente, la mala ejecución de los huecos de ventana, la apertura incontrolada de rozas por todos los paramentos del local y la eliminación del tabique maestro que separaba los avances de la fachada oeste. «Y sobre todo, las inadecuadas obras del interior del local pese a las advertencias, que estaban produciendo un daño estructural al edificio».

  • Informe de la ingeniería Landabe Esta consultora atribuye el colapso del inmueble a las obras que se realizaron desde marzo de 2017 en el local de hostelería, donde se «sucedieron las actuaciones descontroladas sobre la fachada estructural y sus elementos portantes principales». Este equipo señala cinco actuaciones ejecutadas «sin licencia, ni proyecto ni cálculo estructural y sin dirección técnica adecuada, que dañaron la estructura» y provocaron el desplome. También apunta «a la dejación de funciones de los técnicos intervinientes que, ante la aparición de patologías estructurales, siguieron con la obra».

  • Dossier de los Bomberos de Santander El derrumbe hay que atribuirlo «al colapso del muro Oeste en la planta baja, consecuencia de las obras de reforma del local, con independencia de que sobre el edificio se hubieran realizado otra serie de intervenciones en fechas anteriores». El Servicio de Extinción de Incendios, cuyos efectivos estaban presentes en el momento del suceso, no comparten las conclusiones de Calonge porque no justifica en qué basa algunas suposiciones respecto a obras anteriores. Tampoco la instalación de una caja de registro en un primer piso «habría generado ningún tipo de patología».

  • Cómo lo venlos técnicos municipales Los técnicos municipales hacen primero un informe en el que relatan los excesos de obra detectados en la reforma del local respecto a las tres licencias concedidas (dos de obra menor y otra de obra mayor). Tras describir estos excesos (demolición del nivel del suelo y construcción de solera a cota inferior, picado parcial de zapatas estructurales en muros de carga, alteración de los huecos originales y rozas en un muro de carga y demolición completa del interior del local), al recibir el informe de Joaquín Calonge, lo consideran «en líneas generales ajustado a la realidad».

Como es sabido, el procedimiento cuyo contenido se conoció esta semana propone la sanción máxima de la Ley del Suelo de Cantabria para Dos Imanes Producciones (promotor del proyecto), para Pedro Martínez (de la consultora Tainsa como director de los trabajos) y para Millán IC Multiservicios, el contratista. Los tres habrán de responder por los daños a los propietarios y restituir el bloque a su estado original. Se les multará con 15.000 euros a cada uno y perderán el derecho de contratar con el Ayuntamiento de Santander durante cuatro años. Además, tendrán que indemnizar al Consistorio por los gastos ocasionados.

El expediente no está cerrado y el trío de señalados tiene de plazo hasta el 2 de abril para alegar tras lo cual se emitirán unas nuevas conclusiones. El expediente sancionador definitivo tendrá que ser aprobado por la Corporación en sesión plenaria.

El informe, que ha tardado siete meses en estar listo, especifica que el edificio se vino abajo parcialmente «debido a la reforma», de modo que «si esta no se hubiera ejecutado, no se habría caído». Calonge, sin embargo, pone en duda esta idea al señalar que el derrumbe «no se debe a una única actuación sobre su estructura, sino a la suma de varias». Los trabajos en el local en cuestión fueron una causa, si bien la intervención sobre un machón (un pilar) de apoyo de terrazas y a una reducción de su sección en la planta baja (actuación promovida por otros propietarios) y la apertura de un hueco en un pilar de la fachada Este en el piso primero izquierda para colocar una caja de registro de 50 por 30 centímetros también ha de ser tenida en cuenta. Esta última operación habría producido un aumento en las tensiones en el pilar y el desvío de las cargas provenientes de las planta superiores hacia los cierres de las ventanas de la planta baja.

Diez horas desde la alerta por grietas hasta la caída

Pleno verano, centro de Santander. Fue una jornada que costará olvidar a los residentes en las vías adyacentes a la calle del Sol y muy especialmente, a los vecinos de la cercana Tetuán, donde en 2008 sufrieron un incendio cuyos rescoldos llevó largo tiempo apagar. Era un miércoles 19 de julio y eran las 08.10 horas cuando la propietaria de un primer piso del número 57 de la calle del Sol –justo en la rotonda de Casimiro Sainz– llamó a los bomberos alertando de unas grietas que crujían y se agrandaban a ojos vista.

Esta mujer, Carolina Sánchez, llevaba meses preocupada por las fisuras aparecidas en sus paredes, que atribuía a las obras que se estaban ejecutando bajo sus pies. Según contó, había tanta prisa por transformar el local de la discordia que el contratista trabajaba hasta los fines de semana. La comunidad de vecinos había intentado parar el proyecto, pero los avisos al municipio no llegaron muy lejos y la construcción continuó.

Aquel día 19, Sánchez tuvo 10 horas para rumiar sobre el futuro, acompañada por una hija, desde la acera de enfrente a su casa. Pensó en un primer momento que el desalojo del edificio sería temporal y que todo se arreglaría. Diez horas después de aquella llamada, su vivienda y la mayoría de sus pertenencias estaban hechas añicos y sepultadas bajo los cascotes que generó la caída del segundo, del tercero y del cuarto.

Ambas acciones «provocaron la disminución de los coeficientes de seguridad de la estructura, pese a lo cual el edificio permaneció en pie, aunque con fisuras en la fachada Este que hacían ver que estaba debilitada».

A estas intervenciones añade decisiones tomadas durante la reforma de Dos Imanes Producciones: la reapertura de los huecos de ventanas existentes en origen, que generaron un nuevo desvío de cargas y, a la vez, el aumento del esfuerzo en los pilares. Finalmente, contribuyeron la excavación del nivel de solera del local y la eliminación del muro de separación entre avances, que llevó a la inestabilidad a los muros de carga de las fachadas Norte y Oeste. Este reparto de la culpa en dos etapas bien distintas (primero vecinos y luego reforma del Máster) fue asumido por los técnicos municipales, que consideran este relato «ajustado a la realidad».

Muy al contrario, el Servicio de Extinción de Incendios (los bomberos municipales) no comparte el planteamiento de que haya que responsabilizar a los propietarios. El derrumbe, dicen los bomberos, «se produce por el colapso del muro Oeste en la planta baja, consecuencia de las obras del local, con independencia de que sobre el edificio se hubieran realizado otra serie de intervenciones con anterioridad».

Las claves

  • La reforma, culpable Tres informes señalan sólo a las obras de 2017: el de los bomberos y los de una consultora y un arquitecto

  • Los técnicos municipales El reparto de la culpa en dos etapas (vecinos y reforma) les parece «adecuado a la realidad»

Obra que se está realizando actualmente en torno al edificio dañado.
Obra que se está realizando actualmente en torno al edificio dañado. Roberto Ruiz

A sus ojos, la instalación de una caja de registro en la fachada, realizada hace un mínimo de seis años, tampoco habría generado ningún tipo de patología en el interior del edificio. Ni el técnico disonante justifica, en su opinión, en qué basa la suposición de las graves consecuencias que tuvo sobre la estructura del edificio la reducción de la sección en la planta baja del pilar de apoyo de las terrazas.

Con la visión de los bomberos, son tres las versiones que atribuyen la culpa del siniestro a la reforma de Dos Imanes Producciones de forma directa y en exclusiva ya que los informes del arquitecto Javier Fernández-Cotero (que hizo un peritaje encargado por los vecinos) y una consultora de ingeniería (también contratada por la comunidad de propietarios) coinciden con el Servicio de Extinción de Incendios.

Versiones de los vecinos

Javier Fernández-Cotero alude a varios daños muy concretos ejecutados contra la solera existente, la apertura de huecos de ventana «mal ejecutados» y «la apertura incontrolada de rozas por todos los paramentos del local que debilitaron los machones de descarga, generando grietas y fisuras» para esclarecer lo que ocurrió. Al tiempo, cuestiona que se eliminara el tabique maestro que separaba los avances de la fachada Oeste y que servían de contrafuerte al muro posterior y de apoyo a la losa del callejón. Este profesional remarcó que el Ayuntamiento hizo «caso omiso» de las advertencias de proseguir con la inadecuada ejecución de las obras por el daño que se estaban produciendo.

Por último, la crónica de Ingeniería Landabe es especialmente dura con los técnicos encargados de vigilar la construcción que estaba en marcha. Tras señalar un conjunto de cinco acciones que los tres responsables llevaron a cabo «sin licencia, ni proyecto, ni cálculo estructural alguno que soporte» los pasos dados, este equipo señala que no había ni «una dirección técnica adecuada».

La consultora apunta también a la «dejación de funciones de los técnicos intervinientes que, ante la aparición de patologías estructurales, en lugar de proponer un refuerzo y una reparación, hacen caso omiso y continúan adelante con unas obras que debilitan cada vez más la estructura del edificio».

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