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antonio villarreal
Lunes, 1 de diciembre 2014, 13:28
La sonda Rosetta y el módulo de aterrizaje Philae enviados por la Agencia Espacial Europea (ESA) al cometa P67 mantuvieron en vilo a buena parte del mundo hace dos semanas. Este hito científico contó con bastante tecnología española, una parte proporcionada por SENER, como el equipo de despliegue de instrumentos y las pantallas ópticas para las cámaras y los seguidores de estrellas. Además, la empresa vasca ha recibido recientemente de la ESA el encargo de liderar la misión Proba-3 para la demostración de vuelos en formación. Jorge Sendagorta, actual presidente e hijo de Enrique Sendagorta, fundador de SENER en 1956, recibió a INNOVA + en su sede de Tres Cantos tras su paso por Madrid para recibir un premio de la Real Academia de Ingeniería.
-¿Qué sintió al ver la sonda Rosetta, fabricada con tecnología de su empresa, acometer su misión?
-La verdad es que impresiona tener equipos nuestros, hechos hace diez años, funcionando a 500 millones de kilómetros de la Tierra, tres veces más lejos que el Sol, después de haber estado viajando por el vacío. Es un logro tecnológico de la misión y también de los equipos españoles que participan en ella. Estar en estas misiones es una motivación muy grande para nuestros trabajadores, y no sólo es una cuestión de sentimientos. Estos programas también son importantes desde el punto de vista de adquirir la tecnología, de desarrollar productos que tienen que funcionar con fiabilidad después de diez años navegando por el espacio, en condiciones de temperatura extremas, con dificultades de control y sin posibilidad de reparación.
-Al ciudadano le cuesta comprender un nuevo sensor para detectar mejor la radiación de fondo de microondas, pero no lo de aterrizar en un cometa. ¿Ayuda la misión Rosetta a visibilizar su labor?
-Sin duda, desde el punto de vista de la opinión pública y de por qué hay un presupuesto para el espacio, quizás al público le es más fácil entenderlo con grandes telescopios y aterrizajes en cometas lejanos. Sin embargo, los efectos más importantes que tiene en las empresas y en la economía no tienen nada que ver con eso. Desde el punto de vista económico, aterrizar en otro planeta no parece ayudar a crear empleo ni a dar grandes beneficios para las empresas. Para SENER, el espacio representa un 2% de nuestra actividad, no es muy relevante económicamente. Sin embargo, las innovaciones generadas en proyectos como éste sí tienen efecto en otras actividades. También en la concepción de nuevos negocios y nuevas empresas.
-¿El área espacial es para SENER un laboratorio de I+D?
-Debemos mucho a nuestra actividad espacial. Empezamos en espacio en 1967 y fue un cambio de nuestro modelo económico. Hasta entonces habíamos hecho solo ingeniería industrial, naval, infraestructuras, etcétera. A partir de nuestra entrada en el espacio, empezamos a concebir otro tipo de negocios: productos de alta gama, aeronáutica, defensa, automoción y finalmente en renovables. Mucho de todo esto sale de proyectos espaciales.
Procesos de selección
-¿Cómo se gana un concurso como el de Rosetta? ¿Es todo innovación y eficiencia presupuestaria o hay algo de diplomacia de por medio?
-La ESA tiene unos procesos competitivos, pero también una regla de justo retorno. De manera que, cuando un país hace una contribución a la agencia, se busca que, a medio y largo plazo, esa contribución y ese retorno estén equilibrados. Es cierto que, si España pone más dinero en los programas de la agencia, las empresas tecnológicas españolas tenemos más posibilidades de conseguir contratos. Durante algunas épocas ha sido también en función de los programas de la agencia, que cambian de prioridades. Algunos años dedican dinero a lanzadores, al sistema Galileo de satélites GPS o a exploración del Universo. En función de las especialidades, hay años en que las industrias nacionales tienen más o menos oportunidades.
-¿Cómo está España ahora a ese respecto?
-En España hemos pasado por épocas en las que no era fácil cubrir las posibilidades de retorno que teníamos, pero en estos momentos estamos al revés. Entre que España ha reducido la contribución a la agencia y que las empresas españolas hemos tenido un desarrollo importante en espacio y alta tecnología... Necesitaríamos más presupuesto y, de hecho, creo que el Ministerio está en ello, según ha presentado recientemente en su plan de reindustrialización. Y creo que se hará porque, si no, la ESA no nos va a dejar ofertar.
-Liderarán la misión Proba-3, primera vez que lo hace una empresa española, ¿es un reconocimiento de la ESA a la labor de SENER?
-Sí. Los procesos son muy competitivos. Las condiciones tecnológicas son muy exigentes y, si no vas a ser capaz de construir un mecanismo o un sistema de control, es inútil que te presentes. La ESA va calificando a las empresas por su capacidad de hacer cosas dentro de la agencia. Hay que empezar por cositas pequeñas y al cabo de los años te van dando responsabilidades mayores. La industria española ha progresado en esa cadena de responsabilidad en los últimos años. SENER lo ha hecho particularmente bien y eso nos ha permitido hacer proyectos de gran categoría para los que antes no nos consideraban.
-Hablando de otras áreas de actividad como las energías renovables, fueron pioneros en áreas como la termosolar. ¿Han tenido que salir fuera para poder seguir avanzando en investigación?
-Desde luego. Si coges el caso termosolar, seguimos contratando proyectos por todo el mundo y hemos mantenido intacto nuestro esfuerzo de innovación. Incluso gastamos ahora más dinero en desarrollo tecnológico de lo que gastábamos en el "boom" de las renovables en España. En estos momentos, están a punto de decidir en Marruecos a quién van a adjudicar las dos siguientes plantas y nuestra propuesta ha sido la más barata en ambas. Por dar una idea, el coste de generación en esas plantas es la mitad del que estaba regulado en España hace cinco años. Así que hemos conseguido una reducción de costes de la mitad en estos años, y pretendemos seguir reduciéndolos.
-¿Cuál es ahora el gran reto de su empresa?
-El cambio de nuestro mercado, que hace media docena de años era España y ahora España prácticamente no aporta proyectos en los que podamos trabajar y los que nos estamos encontrando fuera son mucho más grandes. Ese es el reto principal, que estamos sorteando con éxito pero que nos supone una demanda muy grande. Nuevos clientes, riesgos más grandes... Es totalmente diferente.
-¿Pero sigue viendo a SENER como una empresa familiar o cada vez más como una multinacional?
-Con ese cambio tan importante en nuestro negocio, no es momento de pensar en cambios de otro tipo, accionariales, etcétera. Creo que este caballo de la globalización lo hemos montado y no nos ha tirado, estamos en la silla. Y no sólo eso: este año vamos a crecer en ventas y en personal otra vez.
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