Los libros buscan su grial
La Biblioteca Menéndez Pelayo espera un convenio con el Ministerio de Cultura que verifique el buen estado de conservación de sus fondos de cara a la conmemoración de 2010
MARTA SAN MIGUEL
Domingo, 5 de septiembre 2010, 15:10
En las escaleras que conducen a la planta baja de la Biblioteca de Menéndez Pelayo hay un baúl de piel de casi cien años de antigüedad. En la tapa se leen sobreimpresas dos letras: 'M.M.', «Marcelino Menéndez», explica Rosa Fernández Lera, directora en funciones de la institución cultural santanderina. En ese vetusto cajón metió un joven veinteañero buena parte de sus pertenencias cuando viajó a Madrid a seguir con su formación. El conocimiento que desde entonces fue atesorando no entraría ni en cien baúles como aquél, porque de sus periplos por Europa, donde pudo ir a estudiar gracias a una beca que le concedió en 1875 el Ayuntamiento de Santander, nace la apabullante colección de libros, publicaciones, incunables y manuscritos que el intelectual fue recopilando hasta el fin de sus días hasta configurar su mayor tesoro: su biblioteca, que legó a su muerte a la ciudad de Santander «en agradecimiento», para que todos los santanderinos e investigadores pudieran disfrutarla y valorarla como él lo hizo.
El fondo bibliográfico que alcanzó, y que en la actualidad supone el contenido de la Biblioteca de Menéndez Pelayo (BMP), está compuesto por 1.032 manuscritos, papeles y correspondencia de 17 legados de diferentes autores, 41.500 títulos de impresos de los cuales 22 son incunables (s. XV), 1.124 del siglo XVI y 1.125 del siglo XVII. El siglo XVIII está representado por 2.839 títulos mientras que el XIX y el XX por 35.260. El valor de este patrimonio es incalculable y, a la espera del Grial que garantice su supervivencia para las generaciones venideras, está en manos de Santander el empeño por conservar y defender el legado de Menéndez Pelayo de los peligros que el paso del tiempo supone para las delicadas páginas centenarias que descansan en los estantes de la calle del Rubio.
El peligro de ser centenario
«Las amenazas más comunes que sufren este tipo de libros suelen ser mohos microscópicos y termitas bibliófagas. Otro peligro es la humedad, que hace que la tinta pueda oxidarse y corroer el papel hasta agujerearlo. Además, las tintas que son muy licuadas se pueden decolorar hasta perderse sobre las páginas», explica Fernández Lera que junto a Andrés del Rey Sayagués se encargan de conservar el tesoro bibliográfico que posee la capital cántabra en las entrañas del centro de la ciudad. Sus armas con la limpieza y ventilación, y una vigilancia constante: «Hay que limpiar los ejemplares con cepillos muy suaves, y darles aire con un secador a una temperatura muy suave, colocar bolas de humedad en sitios estratégicos y estar pendiente de la temperatura y la humedad». Todo, con el fin de evitar que los libros, de hasta 500 años de antigüedad, puedan ser víctimas de organismos microscópicos que hagan trizas sus valiosas páginas.
Es esa batalla contra el tiempo la BMP cuenta con un aliado: el Instituto del Patrimonio Cultural de España, dependiente del Ministerio de Cultura, que se ha hecho cargo de la restauración de tres manuscritos. 'La crónica troyana bilingüe', un códice del siglo XIV en castellano y gallego compuesto por 219 folios de pergamino y papel. Está escrito a dos columnas, con letras capitales adornadas y ocho miniaturas en color. Estos pigmentos «se estaban desprendiendo por el paso del tiempo, y sufría restos de humedad. Además puede tener hongos y el pergamino necesita más elasticidad porque estaba combado».
El segundo es una de las obras teatrales más conocidas de Lope de Vega (1562-1635) en el género de la comedia de enredo, 'Los melindres de Belisa', al que Menéndez Pelayo dedicó un profundo estudio en seis volúmenes (el fondo bibliográfico de teatro de la BMP es el tercero más importante por su contenido de los que existen en España). «Este libro tenía muchas manchas de humedad», explica la responsable de la biblioteca, mientras que el daño que sufre el tercero de los ejemplares es la oxidación. Es un manuscrito autógrafo de Francisco de Quevedo (1580-1645) formado por 146 folios numerados y titulado 'La virtud militante contra las cuatro pestes del mundo, Envidia, Ingratitud, Soberbia y Avaricia'.
Prevenir es curar
Anteriormente a estos tres libros, el Instituto del Patrimonio Cultural restauró 'Las Enéadas', de Plotino, una edición de 1492 realizada por Lorenzo de Médicis. El papel de vitela (piel de feto de vaca sobre la que se escribía) se estaba solidificando en sus bordes por los cambios de temperatura. Después de un año y medio, la BMP ha recibido de vuelta el libro en perfecto estado para su mantenimiento otros muchos años más. Sólo los materiales para su restauración han costado 60.000 euros, y se estima que el coste total haya rondado los 180.000 euros.
Además de estas colaboraciones puntuales, la institución cultural santanderina pretende «poner todos los medios posibles para que los libros no sufran ningún daño en el futuro».
Su intención es poner en marcha una investigación de todos los fondos para analizar su estado y que asegure su óptima conservación. Para ello se buscará rubricar un convenio con el Instituto del Patrimonio Cultural. «Sería partidaria de hacer un seguimiento, por lo menos, de todos los manuscritos, e identificar cuáles son los que requieren una revisión más inmediata y revisar todos los títulos del siglo XVI», explica la directora de la biblioteca. El concejal de Cultura, César Torrellas, aseguró que el Ayuntamiento «va a solicitar, a petición del alcalde de Santander, la firma de un convenio que posibilite el estudio para una acción preventiva».
Mientras llega, la digitalización de las obras del fondo de Menéndez Pelayo mantiene su ritmo y, en la actualidad, la biblioteca cuenta ya con 500 títulos convertidos a formato digital.
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