«Cuando vuelves a tierra te asustas hasta de ver gente a tu alrededor»
Parten el viernes con el objetivo de dar la vuelta al mundo, una aventura náutica de 100 días de duración. Les une haber nacido en Santander y su pasión por el mar Toño Piris y Pachi Rivero. Patrones del 'Renault ZE' en la Barcelona World Race
SUSANA ECHEVARRÍA
Martes, 28 de diciembre 2010, 09:01
Un marino estadounidense llamado Joshua Slocum convirtió su sueño de circunnavegar el mundo en una hazaña. Fue hace 115 años y lo hizo a bordo del 'Spray', una yola de 11 metros, sin ningún tipo de mecanismo, con velas que se izaban a mano, con drizas movidas con poleas de madera, con remos y hasta con lastre de cemento. Él fue el primero en dar la vuelta al globo en un velero y sin escalas, una aventura que sigue enganchando entre los navegantes del siglo XXI, aunque a estos no sólo les mueve el ansia por viajar.
Toño Piris y Pachi Rivero, dos de los marinos que el viernes tomarán la salida en la Barcelona World Race, son profesionales de esto y su máxima motivación es la competición pura y dura. Con el pionero Slocum comparten sólo su amor por el mar. Pachi, santanderino de nacimiento y ahora ilustre vecino de Palma de Mallorca, no tuvo suficiente con las penurias que pasó hace tres años, cuando hizo la primera BWR a bordo del 'Mutua Madrileña' junto a Bubi Sansó, que ha decidido repetir este año. El que debuta en esta travesía de casi 100 días de duración es Toño Piris. La relación entre ambos comenzó hace mucho. Con 12 años, Toño y Pachi ya surfeaban juntos en El Sardinero y, poco después, competían en las regatas del Marítimo. Más tarde llegó la mili, que también hicieron juntos, en Palma de Mallorca y en la Armada, como no podía ser otra manera. Después vinieron las competiciones, que les hicieron ser rivales y también compañeros.
Ahora, a sus 47 años, ambos afrontan juntos una gran aventura: 25.000 millas (46.300 kilómetros) navegando por la llamada 'ruta de los tres cabos' (Buena Esperanza, Leeuwin y Hornos). Tras zarpar de Barcelona, los barcos atraviesan el estrecho de Gibraltar y descienden por el océano Atlántico. Dejan los cabos de Buena Esperanza, Leeuwin y Hornos por babor y el continente de la Antártida por estribor.
-Ahora que quedan tres días para que la aventura comience, me imagino que habrá nervios...
-Pachi Rivero: Estoy muy bien, mejor que en la edición anterior. Además, la familia está tranquila al haber vivido la experiencia de 2007. Ahora estoy centrado en revisar que todo esté perfecto y que no se nos olvide nada.
-Toño Piris: Por un lado tengo unas ganas enormes de salir, pero por otro los nervios van en aumento.
-¿La vuelta al mundo es el gran sueño de todo navegante?
-P. R.: Para mí no es un sueño, es ya una realidad. Esta es mi segunda vuelta al mundo en la Barcelona World Race y no descarto una tercera. Incluso, me gustaría una en solitario y sin escalas.
-T. P.: El gran sueño de todo navegante es hacer una cosa así o en solitario. Es como para los montañeros el Everest. Para un regatista tanto la Copa América como la Vuelta al Mundo en solitario o a dos son las cosas más interesantes que puedes hacer.
-¿A qué le tiene más miedo, al mar o a sí mismo durante 100 días de navegación?
-P. R.: Al mar hay que tenerle siempre respeto, si no estás perdido. A mí mismo no me tengo miedo. Disfruto de cada uno de esos 100 días. Y por cierto, espero que sean menos de 100, porque entre otras cosas sólo llevamos comida para 100 días.
-T. P.: Yo no tengo miedo al mar, aunque sí mucho respeto. Para mí el mar es muy importante. Sin él mi vida hubiera sido distinta. Yo lo amo, pero también lo respeto mucho porque en cualquier momento se puede poner duro y ahí si que tienes un problema. Espero reaccionar bien ante esa dureza. Lo que sí tengo algo de miedo es a lesionarme o a ponerme enfermo y no poder colaborar.
-P. R.: Te aseguro que no hay tiempo para el aburrimiento. No hay un segundo de descanso. Entras en la dinámica de regata y eso ocupa cada uno de los segundos.
-T. P.: Dormiremos poco, unas tres horas al día y por turnos: tres horas de guardia y tres de sueño. Aunque muchas veces no podremos dormir ni esas tres horas, porque cuando haya que hacer una maniobra o arreglar una avería tendremos que hacerlo los dos. Y cuando no estemos durmiendo estaremos vigilando la meteorología, tomando decisiones con respecto a los cambios de viento. Y completando alguna tarea como la de mandar fotos y textos a nuestro equipo en tierra para hacer un seguimiento. Serán cien días en lo que lo único que haremos es comer, reparar y descansar. Es difícil que haya tiempo para el ocio. Quizás, a la vuelta y con los vientos alisios empujándonos, igual tenemos tiempo para leer algún capítulo de un libro.
-Juntos y en un espacio tan reducido... Si al tercer día surgen problemas ¿qué pasa?
-P. R.: No surgen problemas entre Toño y yo. Nos conocemos desde niños y son demasiadas millas y demasiados días navegando juntos como para sorprendernos mutuamente.
-T. P.: Cuando te metes en un proyecto así, lo haces con ciertas garantías de que la persona con la que convivirás te vas a llevar bien con ella. En difícil que Pachi y yo nos llevemos mal. Ya hemos estado en más de éstas, aunque no tantos días, y siempre ha ido bien. Nos conocemos desde chavales. Parábamos por donde había barcos y agua.
-P. R.: Mis hijos me han dicho que vaya muy rápido para volver pronto.
-T. P.: Mi familia siempre me ha apoyado desde que empecé mi carrera como regatista, y ahora más que nunca. En Barcelona estarán mis padres y mi hermano y muchos amigos de Santander para despedirme.
-P. R.: En cualquier sitio puedes encontrarte una situación difícil, pero la zona que realmente presenta siempre más dificultades es el temido Índico, con toda su dureza, aunque esta vez al llegar allí más en tiempo de verano parezca más fácil. De todas maneras, los últimos análisis que hemos hecho nos indican que el recorrido va a ser duro, más duro que la pasada edición.
-T. P.: Yo pienso lo mismo, la peor zona es la zona del Índico, entre Sudáfrica y Australia, con vientos muy fuertes y condiciones duras, sobre todo por el frío. El mar puede estar a un grado y la sensación térmica es de -8 grados, y todo ello con grandes olas, mala mar y fuertes vientos.
-¿Cuánto piensan que van a adelgazar?
-P. R. : Yo en la pasada edición adelgacé 7 kilos, pese a que tenemos una dieta a bordo muy trabajada.
-T. P.: No lo sé, pero pienso que podré adelgazar 6 kilos. Además me han dicho que en el último tramo de la regata se te cierra un poco el estómago y ya no te apetece comer.
-¿Por qué hacen esto, por prestigio, porque se ama el mar o por un simple reto personal?
-P. R.: Es, sin duda, por un gran amor al mar.
-T. P. : Es una combinación de todo, pero más es un reto personal.
-Hay gente que no conoce su mundo y pueda pensar que ustedes están algo locos. ¿Qué me dicen?
-P. R.: Al revés. Hay que estar muy cuerdo. Es como la gente que hace alta montaña, hay que estar muy centrado y sopesando riesgos y ataques. Exige mucha cordura.
-T. P.: No creo que sea así. Pero un puntillo de locura igual sí que tenemos.
-Allá por el mes de abril regresarán a Barcelona ¿Será como ganadores?
-T. P.: Allá por el mes de abril regresaremos a Barcelona y con eso nos conformamos. Para nosotros lo importante es acabar. La clasificación dependerá mucho de quién haya tenido más o menos averías. Tampoco descartamos ganar. Es difícil pero no imposible.
-¿Cómo se entrena eso de estar 100 días sin ver tierra, sin ver gente, ni casas y sólo viendo mar, mar y más mar?
-P. R.: Eso no se entrena, llega un momento en el que te mimetizas con el barco y con el mar. Hechas en falta la familia pero el barco se convierte en tu casa. Luego, cuando vuelves a tierra, no te acostumbras a dormir de seguido más de tres horas, e incluso te asusta hasta cuando ves a gente a tu alrededor o por la calle. Es algo increíble pero te pasa, y creo que a toda la gente de la mar le ocurre lo mismo.
-T. P.: Se entrena a base de hacer regatas transoceánicas o pruebas de varios días, pero 100 días nunca llegas a poder entrenar. Para mí va a ser la primera vez. Yo sólo ha navegado 25 días seguidos
-Dicen que nacer francés es un grado a la hora de ser navegante solitario o a dos ¿Y ser santanderino?
-P. R.: Es impresionante, pero a cualquier sitio que vayas, a cualquier equipo de talla internacional en el que te involucres, siempre hay alguien de Santander y todos los grandes regatistas conocen Santander por los grandes navegantes que ha dado y que da. Santander es como la Bretaña francesa, lugares no muy grandes pero que dan unos navegantes de altísima calidad.
-T. P.: Los franceses son muy experimentados y nosotros sólo asomamos la cabeza en este mundo de Imoca 60, pero al menos somos del mismo sitio del Atlántico, del Golfo de Vizcaya, y algo se nos puede pegar.
-¿Qué le piden al año nuevo?
-P. R.: Tengo dos deseos: que mi familia y amigos estén bien y que el barco no se rompa.
-T. P.: Equilibrio. No quiero tener la mejor suerte pero tampoco darme el gran batacazo.
-¿Y a los Reyes Magos?
-P. R.: Empezar bien la regata.
-T. P.: Pues igual ahora nada, pero cuando lleve un mes en alta mar, una cerveza bien fría.
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