El Tropezón de Tanos cumple un cuarto de siglo de ejemplar actividad en el fútbol

El Club Deportivo Tropezón de Tanos acaba de cumplir veinticinco años. Ha pasado un cuarto de siglo desde que el 8 de diciembre de 1983 se inaugurara su antiguo campo, hecho en un prado alquilado, a base de pala, pico y carretilla (sin maquinaria), por un grupo de jóvenes «para que jugaran los críos del pueblo», recuerda Amador Pérez Guerra, uno de los impulsores del proyecto. Aquél viejo y precario campo estuvo operativo hasta la inauguración del actual, el municipal de Santa Ana, el 28 de noviembre de 1988.

La constitución del C.D. Tropezón tuvo mucho mérito desde el principio, ya que para comprar los materiales para el primer campo los promotores de la iniciativa tuvieron que arreglarse con los modestos ingresos que obtenían con las actuaciones de la charanga El Tropezón. Pero con mucha voluntad, ilusión, y sobre todo con su altruista trabajo, en la charanga y haciendo de albañiles, demostraron la realidad del popular dicho de que la unión hace la fuerza, de lo que Tanos sabe mucho.

Entrenadores

El primer entrenador del Tropezón fue Ricardo Joglar, y posteriormente, ya en Preferente, tomó las riendas del equipo Juan Hormaechea, del que se guarda en el club un «muy buen recuerdo, como técnico y como persona», afirma Amador. Y fue en los años 90 cuando el Trope, como popularmente se conoce al representativo de Tanos, vivió su etapa más brillante. Primero subió a Tercera División, de la mano de Manolo Herrera (su actual entrenador en una nueva etapa después de un paréntesis tras muchas temporadas ligado al equipo). Después se incorporaron jugadores históricos como Justo, Uriona, Diego, Tomás Verde o Julio Engonga, que consiguieron hacer vibrar a una afición completamente volcada, que empezó a creer en la posibilidad de tener un gran equipo.

El Tropezón tenía entonces una marea de seguidores que se desplazaba a todos los campos de Tercera, y que, gracias a la incorporación de más fichajes (Herminio, Toño Ruisánchez, Villanueva, Amado, Balbás, Juan Carlos y otros), iba incrementando sus opciones de aspirar a algo importante. Cada año era más competitivo y quedaba mejor clasificado, por lo que el premio no se hizo esperar. Los de Tanos empezaron a disfrutar de su participación en fases de ascenso a Segunda B.

La primera fue histórica, pues les tocó en el sorteo el Hernani, el potente Huesca y el Calahorra. El Trope ganó en Hernani; luego hizo lo propio con el Huesca en Tanos (todavía se recuerda, con humor, la cara que se les quedó a los oscenses cuando pidieron las llaves del estadio y se les respondió que no hacía falta, que podían entrar por donde quisieran, que el estadio era poco más que un prao). A continuación empataron con el Calahorra en casa, y tuvieron un triste final en tierras riojanas, porque fueron «totalmente aniquilados», recuerda Amador, por un rival que no se jugaba nada. «La verdad es que todavía no estábamos preparados para el ascenso a Segunda B, pero allí empezó a gestarse el que llegaría en la temporada 97-98 con Lolo Herrera», añade.

Historia

En sus 25 años de historia, el Tropezón ha jugado dos veces en Segunda B, con Fernando Tejerina como entrenador, y siempre con los pies en el suelo y un presupuesto acorde a sus posibilidades. Más tarde llegaría Jose Gómez (actual entrenador de la Gimnástica), quien hizo buenas temporadas en Tercera. Y finalmente ha vuelto Lolo Herrera, «con la misma ilusión de siempre y con ganas de hacer una gran temporada», destaca Amador.

Por el Trope han pasado 25 preparadores físicos (el primero fue Manolo Cueli, luego Rafa de la Peña, y otros). También médicos, como Felipe; masajistas como Nacho; utilleros como Barquín y Manel, y directivos ya fallecidos que fueron el alma del club, como Vicente Palacio, Felipe Bolloque, Perro Carranceja o José Luis Revuelta.