Bustamante, chaquetilla de bronce en 'MasterChef Celebrity 6'

Para entonces el cantante, se disputaba la primera chaquetilla, esa que había prometido luciría en sus conciertos y que daba acceso al duelo final con la actriz Belén López, el periodista deportivo Juanma Castaño y el humorista Miki Nadal. Fue todo un reto, que Bustamante llegó a plantearse abandonar –«me retiro, tiro la toalla», aseguró–, pero sacó su lado competitivo e intentó reproducir un fantástico pichón con remolacha de la 'tierruca'.

Los propios jueces vivían la ansiedad de sus concursantes, especialmente de una Belén y David perdidos. «Él está sufriendo la impotencia de no llegar», decía Pepe Rodríguez. Su compañera Samantha Vallejo-Nágera veía al barquereño «atacado, va y viene, como es él». Aunque él llegó a escuchar sus comentarios y se defendía convencido, «ya veréis como está perfecto». Bautizó a su plató 'La matanza de Las Calzás', en homenaje al pueblo de sus abuelos. «David sufre, pero controla, estoy impresionado», comentó Jesús Sánchez.

«Ha sido tal caos de nervios, que tiene mérito que acabes el plato», añadió Pepe Rodríguez. Salió a relucir el «orgullo cántabro» porque según el chef del Cenador de Amor «se ha acercado. ¡Qué le voy a decir a David! Me pueden crucificar en Cantabria». El cantante soñaba con lograr «la chaquetilla, sería una recompensa justa a tanto esfuerzo y trabajo durante todo el programa», comentaba ante las cámaras. Y ya se sabe que soñar es gratis, porque Juanma Castaño bordó la réplica y lograba el pase directo a la final. «Ha sido un proceso de estrés brutal, compaginando la radio con 'MasterChef'», compartía el asturiano.

«Voy a muerte a por la segunda chaquetilla», decía Bustamante sin saber qué les esperaba. El más difícil todavía llegaba en tierras del cava catalán, con los hermanos Jordi y Pitu, de la familia de El Celler de Can Roca, como anfitriones. Su objetivo era «intentar encontrar la tranquilidad que tanto se me demanda y disfrutar», pero lo tuvo difícil al enfrentarse a un doble cocinado de ensalada verde y rodaballo en diferentes texturas con el sello de los prestigiosos invitados. Pese a su propósito, enseguida volvió a convertirse en un manojo de nervios. «No caigas en el error de ir rápido», reflexionaba.

«No habré tenido guerras más duras que un rodaballo. Hay que creer y a eso no me gana nadie», decía con el tiempo en su contra. La mala suerte le acompañó durante toda la prueba, «estoy bloqueado, tengo dos platos con 43 elaboraciones. Necesito respirar, pensar y volver a coger la sartén por el mango», declaraba. De hecho, tuvo que repetir por fallos y un despiste –más bien caída– dos pasos básicos. Pese a todo, logró sacar su par de platos, entonces rompió a llorar. «Terminé, lo conseguí. ¡Cuánta presión me he quitado ya!».

Hasta lloró delante de los comensales, a quienes les realizó una confesión. «Llevo muchos años enamorado de lo que ha sido mi profesión, que es la música, intento hacer disfrutar y soñar, que la gente se enamore y viva momentos especiales a través de las canciones, y ahora he descubierto que hay una cosa muy bonita. Un oficio que es maravilloso, hacer disfrutar a través de la comida». Cuando llegó el momento de decidir la segunda chaquetilla, el barquereño reconoció haber vivido «el broche de oro, me siento feliz y he disfrutado como nunca. No tengo palabras para agradecer tantas cosas buenas, después de todas estas semanas, de sufrir, mi historia merecía algo así».

Aunque no fue suficiente y el elegido fue Miki Nadal, que tuvo a Dabiz Muñoz como cómplice. El balance del cantante fue de lo más honesto, «creo que es justo y quería aprovechar para agradecer a todas las personas que hacéis este programa, es mágico, esto se convierte en una familia. He hecho muchas cosas en mi vida, pero esto es de lo más alucinante y os llevo para siempre en mi corazón». Fue entonces cuando pidió una chaquetilla y Jordi Cruz le hizo entrega de una, «bien merecida». Al tiempo que le proclamó como tercer clasificado, «es mi número, quedo el tercero en todos los lados», dijo divertido. «Llego hasta aquí, miro atrás y ha merecido la pena, pero mucho», concluyó.

El cántabro presenció, junto al resto de aspirantes, el duelo final de Juanma y Miki. «Jamás me hubiera imaginado llegar tan lejos, siento que están los que se lo han merecido y lo han hecho mejor. Les deseo a los dos que disfruten, porque se merecen esta guinda del pastel», expuso con total deportividad. «El primer día que llegué a estas cocinas, lo pequeño que me sentía y poder llegar a ser bronce, eso lo llevo conmigo para siempre», concluyó. Entonces todos vivieron cómo el dúo de protagonistas elaboró sus respectos menús, con bastantes guiños familiares.

Sin perder los nervios, justamente ellos que arrancaron el 'talent' como 'enemigos' se enfrentaban a la prueba más exigente. Ambos lo bordaron, tanto que el resultado final fue que, por primera vez en la historia del programa, se repartieron la victoria económica para ayudar a dos causas benéficas. Trofeo sólo había uno, pero eso era lo de menos con la emoción compartida. Y Bustamante, llorando y cantando a partes iguales. Él, en esencia.