Joaquín Ruiz
El joven bailarín, coreógrafo y modelo salió de Torrelavega con 16 años y a los 21 pasó a ser el más joven de la compañía Peridance, escuela de Nueva York, donde reside
Con 21 años tener un recorrido artístico tan brillante y con tanto potencial como el de Joaquín Ruiz Martín es difícil. Este joven abandonó su ... ciudad natal, Torrelavega, con 16 años para iniciar un despegue profesional, que le ha llevado a Nueva York, donde reside actualmente. Allí está desarrollando su profesión de bailarín y coreógrafo, trabajando para figuras tan relevantes y situadas en el estrellato de la música como Cristina Aguilera o Nathy Peluso. Pero su largo recorrido no se queda ahí, no. Da para mucho más. Porque Joaquín se ha convertido en un modelo de poderoso físico que ha sido portada de Vogue Portugal y es una de las caras de la última campaña de Mac Cosmetic. Y seguimos... ha desfilado para el diseñador de moda estadounidense Rick Owens en la París Fashion Week y posado para el prestigioso fotógrafo Matthew Brookes en un libro que retrata a bailarines por todo el mundo.
Si ustedes quieren seguir leyendo podemos sumar a todo ese trabajo -recuerden, con solo 21 años- otro hito: haber participado en las campañas del famoso diseñador Ludovick. Y finalizamos. Interpreta a un militar, «lo siento mucho, pero no puedo decir más y ya estoy contando demasiado», en 'La bola negra', la última película de Los Javis, Javier Ambrosi y Javier Calvo (ahora de actualidad por su reciente separación sentimental).
Joaquín acaba de regresar a su casa, a Nueva York, después de unos días pasados en España, «sin parar de trabajar». Y nos atiende por teléfono en el receso de un posado fotográfico. Realmente las 24 horas del día a veces le resultan insuficientes: «Nueva York es una ciudad que te entrena para la vida, siempre lo digo. Me costó muchos meses adaptarme al ritmo de vida y al pulso, sobre todo tan joven y dedicando tantas horas a la danza para luego combinarlo con la moda. Días llegando a casa a las diez de la noche después de ocho horas bailando desde las ocho de la mañana». ¿Como se hace?: «Te agarras a la energía, a la juventud, a lo que puedes -sonríe en la respuesta-, para ver la luz al final del túnel, para ver los resultados. Horas sin reloj, porque sabía a qué hora entraba a trabajar pero no a la que iba a salir. Llegabas por la mañana y te ponías delante de la barra de ballet, aunque costara. Pero siempre digo que merece la pena porque cada 'plié', cada 'battement tendu' es el soporte de la carrera».
«Bailaba mucho en casa porque me salía de manera instintiva, es algo innato y de los primeros recuerdos que tengo de mi infancia, muy niño»
«De Madrid fui a Nueva York para seguir mi formación con el empuje de mi familia y de mi profesora Alia Dovineda, de la Escuela Danzaliarte»
«Siempre digo que horas sin reloj merecen la pena, porque cada 'plié', cada 'battement tendu' es el soporte del resto de la carrera»
Según sus padres, Ángel Ruiz y Consuelo Martín (muy conocidos en Torrelavega por la Carnicería Julián Martín Estrada), comenzó a bailar a los cuatro años. El dice que «los primeros recuerdos que tengo son que bailaba mucho en casa porque me salía de manera instintiva, como los niños jugaban con los coches o las muñecas, yo me arranqué a bailar sin pensar. Mis padres me apuntaron a baile y a todas las disciplinas deportivas hasta que poco a poco la danza fue ocupando mi vida y así ha sido hasta ahora». Aunque su conexión más definitiva la recibió en la Academia de Baile de Torrelavega Danzaliarte: «La maestra que más me ha marcado ha sido Alia Dovidena. Fue mi guía, mi inspiración, una madre artística. Quien me empujó y por quien nunca le he tenido miedo a soñar lo más grande posible, algo que es muy importante sobre todo en los primeros años de educación artística que están muy marcados por los educadores que te guían en esos primeros años, y yo tuve la suerte de empezar de su mano. Me enseñó que no había límites».
Y le condujo a Madrid, donde continuó con sus estudios en la escuela Danza 180. El siguiente billete lo sacó para Nueva York. Destino: la prestigiosa escuela Peridance Center. El segundo año fue incorporado a la compañía de danza de este centro «y me convertí en el bailarín más joven».
Su conexión con el mundo de la moda puede deberse a una fotogenia también innata, pero el argumenta que «son actividades que van de la mano, danza y moda, sobre todo en grandes ciudades como Madrid o Londres. Hay una burbuja compartida entre ambas industrias. La moda llegó a mi vida de una forma totalmente inesperada porque no lo busqué. Pero es otra manera de expresarme con otra gente que me puede inspirar. Como lo de rodar mi primera película».
Habla con una sinceridad y una sencillez tal, que impresiona la naturalidad que expresa sobre su experiencia como coreógrafo de Cristina Aguilera o Nathy Peluso. «Trabajar con Peluso es un lujo y un placer. Es un ser de luz y una persona de muchísimo talento. Una inspiración. Llevo un año de gira con ella, desde octubre de 2024. Y nos queda el cierre de gira en el Palao Sant Jordi (Barcelona) y el Movistar Arena de Madrid los días 14 y 17 de febrero. Y con Cristina Aguilera, también estupendamente. Con ella fue el primer proyecto grande formando parte de toda la coreografía y puesta en escena. Un lujo trabajar con alguien a la que puedes llamar amiga pero de verdad», comenta el joven bailarín.
Desde la distancia, Joaquín Ruiz confiesa tener cierto peso de nostalgia: «Claro que echo de menos Torrelavega, sobre todo a mi familia, la tranquilidad, que no hay contaminación acústica debido al tráfico. Y el mar, en Suances». Y respecto a su futuro, dice que se imagina «haciendo lo que me gusta: crear, bailar y rodeado de gente buena».
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