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En estas dos décadas han ido de menos a más: de vender sus creaciones en un puesto de la plaza Porticada de Santander a desfilar en la pasarela de Nueva York. Son saltos que han dado muchas veces sin buscarlo, aceptando las invitaciones de quienes quedaban fascinados con su arte. Y ahora, dos décadas después de iniciarse en el mundo de la moda con los tocados y creaciones florales, prueban con una versión más arquitectónica del mismo concepto.
«Queremos ir algo más allá sin perder nuestra esencia. Seguiremos haciendo lo de siempre pero probando nuevas cosas, como esta transformación de los espacios para hacerlos más bellos», explica Cheward Román, artífice de esta iniciativa junto a Carmen Muro, su pareja y socia en 'Siempreprimavera'.
Su historia se inició en Ibiza, donde comenzaron a explorar las posibilidades ornamentales de las flores «un concepto tan antiguo como la humanidad, pero que está sujeto siempre a revisiones, y más ahora, cuando parece que nos estamos alejando cada vez más de la naturaleza», expresa Román. «Hace catorce años nos dieron un puesto en La Porticada y después de investigar por Madrid en decenas de proveedores, encontramos por casualidad unas flores de lana que nos encantaron y las compramos», recuerdan.
Las flores terminaron convirtiéndose en su esencia. Y la sorpresa llegó en 2016. «La protagonista de 'Sexo en Nueva York', Sarah Jessica Parker, nos vio en una terraza de Ibiza. Estaba acompañada de la diseñadora Diane Von Fürstenberg y las tratamos como unas clientas más». Quedaron tan fascinadas por sus creaciones que los invitaron a la 'Fashion week' neoyorkina.
En Holanda los contrataron para decorar 4.500 metros cuadrados de una tienda, «fue un trabajo inmenso, pero que resultó muy, pero muy bonito», evocan. Y así un largo etcétera que los llevó hasta donde están hoy. Reconocidos, conocidos y cada vez más solicitados por todo el norte peninsular para impartir los talleres que durante todo el año mantienen en ayuntamientos y centros cívicos.
Base de operaciones en Reinosa
Desde Reinosa, donde se encuentra su centro de operaciones, pergeñan ya nuevas formas de sorprender a los amantes de las flores y de la naturaleza. «Lo hemos intentado con un nuevo concepto que estamos comenzando a explorar. Una buena prueba la podemos ver en la entrada del teatro escuela Escena Miriñaque, en la calle Isaac Peral, 9». Allí han levantado un árbol que inunda de color el barrio.
«Los vecinos nos dan las gracias porque dicen que esa calle estaba abandonada y que le ha dado vida y eso nos enorgullece porque es precisamente lo que pretendemos, cambiar un poco los espacios para hacerlos más amables y más naturales», comenta la pareja, que enfoca su futuro hacia esa vertiente. «Queremos pasar otros veinte años más disfrutando de lo que hacemos y ayudando a la gente a disfrutar de este arte tan bonito».
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