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Manzana y Calvados, del resturante Trigo. :: DM
A nadie le amarga un dulce

A nadie le amarga un dulce

Clara P. Villalón

Miércoles, 21 de junio 2017, 18:44

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LUNES

Cuestión de voluntad

Comienza la semana y pienso en el final, en el postre: ¿Cómo todavía puede haber cocineros que ni se preocupan del apartado dulce o no se forman al respecto? Conozco más de un amigo talentoso en el mundo del salado que confiesa abiertamente no saber ni hacer un bizcocho, o no tener interés en aprender.

Para empezar, la absurdez de eliminar un campo tan grande y con tanto potencial de golpe y porrazo me parece que ronda la estupidez y, aunque en las cocinas se delegue el sector dulce a los expertos, creo que el buen cocinero tiene que saber manejarlo para ser un profesional completo. Recuerden, un mal postre puede amargarte una comida, lo mismo que uno bueno puede endulzártela y que todo termine pareciendo más bonito.

MARTES

Reflexión

A veces es cuestión de exceso de azúcar (problema del que adolecen incluso algunos platos salados), otras veces de ser excesivamente planos, otras simplemente de mostrar el mayor desinterés. Y por eso, cuando encuentras alguno que te gusta, la felicidad te invade y todavía crees que tenemos remedio.

MIÉRCOLES

Enklima

Hace un par de sábados recuerdo que visité en Madrid un local enano y súper sencillo de reciente apertura llamado Enklima en el que practican únicamente dos menús degustación (corto y largo, 45 y 62 euros, respectivamente) con platos muy cuidados donde las hierbas siempre están presentes y ofrecen uno de los mejores postres que he comido en los últimos meses: una versión de la limonada con bizcocho de aceite de oliva, pimienta verde y hoja de capuchina. Fresco, dulce y perfecto.

Para los días entre semana, ahora que aprieta el calor, en casa siempre nos gusta tener alguna tarrina de helado. Si estamos en Santander la apuesta segura son siempre los de Regma (la nata, la fresa y el jaspeado de moka en concreto), mientras que en Madrid solemos visitar Napoli (Avda. Ciudad de Barcelona) para probar algunos de sus curiosos sabores.

JUEVES

La Botica

Fue el jueves cuando me desplazo hasta Valladolid, pasando previamente por Matapozuelos para conocer La Botica (1 estrella en la Guía Michelin), un antiguo mesón venido a más donde el producto del entorno cobra especial protagonismo. Aquí los dos postres del menú fallaron - uno de fresas con leche de oveja y jalea de rosal y otro de rebozuelos y abedul-, igual que lo hizo un plato de espárragos blancos con royal de avellana que recordaba al sabor del coco, tres pases (sobre todo los dos finales) que ensombrecieron claramente platos sublimes como las colmenillas a la crema con hígado de pato y velo de uva pasificada o la endivia en su tinta con liláceas y puré de coliflor.

VIERNES

Trigo

Ya en la ciudad del Pisuerga, el viernes cené en Trigo, un coqueto restaurante en pleno centro donde tratan al comensal con sumo mimo.

Gracias a su menú degustación disfruté de unos espléndidos espárragos con holandesa y ajo negro, un buen carabinero con molleja y patata y un delicioso postre de manzana y calvados, digno de los mejores restaurantes.

Pues eso, ya saben, a nadie le amarga un dulce, ¿o sí?

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