La cocina en código verde de Emilio García
Carta con productos de temporada y menú diario con un plato de cuchara
Cuando un cocinero, después de cerrar una dilatada etapa profesional en un establecimiento sólido y de prestigio toma la decisión de iniciar una andadura profesional en solitario, en otro entorno, con un formato distinto y una escala menor, siempre puede alertar dudas. Emilio García dejó la zona de confort, en Puente Viesgo, se acercó a Santander, buscó un pequeño local que se adecuase a sus inquietudes y a su estilo de cocina, tradicional con producto de temporada y con algunos toques de autor...
La tarea nunca es fácil. Y en el camino se cruzó Pablo Salas, responsable de sala, y juntos prepararon el proyecto De Morro Fino, un coqueto restaurante con terraza en la salida del túnel de Tetuán en dirección al Sardinero. Bien decorado, agradable y referente en su estilo, este establecimiento que abrió sus puertas a mediados del pasado año, ya ha conseguido una clientela fiel que valora una propuesta gastronómica original, en la que los platos de verduras son tentadores y muy recomendables.
Aquí no se debe buscar una cocina moderna y de vanguardia porque el objetivo no es tanto sorprender con efectos y artificios, como dar sentido a una cocina tradicional, con productos frescos, tratados con respeto para obtener resultados brillantes en sabores y texturas. El ingrediente principal nunca pierde su protagonismo, pero las guarniciones bien concebidas y estructuradas dan un valor añadido al plato.
Platos imprescindibles, cualquiera con verduras como la ensalada de vegetales con alcachofas, las croquetas de boletus y queso o de centollo, los callos de bacalao con huevo poché trufado y la hamburguesa de la casa. Interesante menú de cuchara.
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