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Ángel Villafranca. DM

Ángel Villafranca

Presidente de Cooperativas Agroalimentarias de España
«La defensa de Europa empieza por una alimentación fuerte y cercana»

Visitó Cantabria para asistir a la asamblea de AgroCantabria y en la misma defenció el papel estratégico del sector primario

José Luis Pérez

Santander

Viernes, 11 de julio 2025, 16:01

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Ángel Villafranca es agricultor y tiene una explotación familiar en su pueblo natal, La Puebla de Almoradiel (Toledo). Vinculado al sector del vino, preside Cooperativas Agroalimentarias de España desde 2014 y ha visitado la región para participar en la asamblea de la cooperativa AgroCantabria, celebrada recientemente.

–¿Cuál ha sido el motivo de su presencia en Cantabria?

–AgroCantabria celebra su asamblea ordinaria y, como cada año, desde Cooperativas Agroalimentarias de España solemos estar cerca de nuestras federaciones en las comunidades. Hay que pisar la tierra, hablar con la gente, escuchar al ganadero y al agricultor. Es la única manera de conocer la realidad. Madrid está muy lejos del campo y, aunque yo soy de Castilla-La Mancha, siempre que se puede, hay que venir al territorio.

–¿Cuál es hoy la dimensión del movimiento cooperativo agroalimentario en España?

–Somos 3.700 cooperativas, con 43.000 millones de euros de facturación y un 1.100.000 familias socias. Generamos más de 115.000 empleos fijos, además de los de campaña. No solo producimos alimentos: formamos parte de la industria exportadora que genera un enorme valor añadido para España. Lideramos sectores como frutas y hortalizas o el aceite de oliva. Además, cada vez hay más cooperativas que apuestan por la transformación e innovación tecnológica para mejorar sus procesos, lo que también nos posiciona como referentes en sostenibilidad y eficiencia.

«Nos preocupa mucho la actitud de los políticos y los conflictos geoestratégicos»

–Tras las movilizaciones del campo, ¿han percibido un cambio en el rumbo de las políticas europeas que conciernen al sector agroalimentario?

–Hay indicios positivos. La presidenta Von der Leyen ha dicho que hay que escuchar más al campo. El nuevo comisario europeo ya ha presentado una visión de la agricultura que habla de rentabilidad, productividad y relevo generacional, además de sostenibilidad. En julio conoceremos la ficha financiera de la nueva PAC a partir de 2028, y esperamos que se apueste en serio por la alimentación local como herramienta de defensa estratégica para Europa. No se puede construir una Europa fuerte si no se garantiza el suministro alimentario con producción propia. La defensa de Europa empieza por una alimentación fuete y cercana. Depender de alimentos que llegan de 3.000 o 5.000 kilómetros no es viable ni sostenible.

–¿Se sienten más respetados ahora desde la política y también desde la propia sociedad en su conjunto?

–El respeto hay que ganárselo todos los días. No porque no estemos haciendo las cosas bien, sino porque hay que saber comunicarlo. En las ciudades, el campo está muy lejos y muchas veces no se valora lo que cuesta producir alimentos con trazabilidad y seguridad. Hemos lanzado el sello «producto cooperativo» para acercarnos más al consumidor, pero aún queda mucho por hacer. La clave está en la pedagogía: explicar con transparencia cómo producimos, cuánto cuesta y por qué es una garantía de calidad.

«Las cooperativas no solo producimos alimentos: aportamos valor añadido y generamos más de 115.000 empleos»

–Las cooperativas han profesionalizado el sector en gran medida en las últimas décadas, pero persisten problemas como el relevo generacional y la falta de mano de obra. ¿Cómo se afrontan estas que pueden ser una contradicción con la existencia de una importante bolsa de parados?

–Es una incongruencia: alta tasa de paro y falta de mano de obra. Pero también es cierto que hay pocos jóvenes y necesitamos una política de inmigración seria, con garantías para quienes vienen y para quienes necesitan trabajadores. En varias zonas ya trabajamos con contingentes que vienen por campañas, y eso está funcionando. Además, apostamos por la formación constante, con programas para jóvenes, mujeres y nuevos profesionales del campo. La incorporación de la mujer es también una prioridad. En una sociedad donde el 50% son mujeres, no podemos permitirnos prescindir de ese talento. Las cooperativas tienen que ser espacios inclusivos y modernos.

–¿Está preocupado por el contexto político actual y sus posibles efectos económicos?

–Sí, nos preocupan mucho la situación geoestratégica y los aranceles. No hacemos política, pero necesitamos estabilidad institucional. El mundo parece haberse vuelto loco con conflictos que amenazan el comercio global. Nos preocupan mucho los aranceles y sobre todo nos preocupa mucho pues la actitud de de nuestros políticos. Somos parte de la Unión Europea y eso nos da fuerza negociadora, pero no podemos quedarnos atrás: no queremos ir en el vagón de cola. Necesitamos políticas claras y una administración que acompañe, no que estorbe. Y que entienda que la seguridad alimentaria no es un lujo, sino una necesidad estratégica de primer orden.

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