La defensa de un sector con identidad propia

A pesar de que Cantabria ha sido tradicionalmente una región lechera, durante las últimas décadas, la crisis y los bajos precios de la leche, han hecho necesario que el sector ganadero diera un giro a su producción viendo en la carne una alternativa de negocio. Así, el en un principio algo más discreto sector cárnico ha ido creciendo exponencialmente durante este tiempo creando un mercado basado en una producción sostenible y unos productos diversos, seguros y saludables.

Sin embargo, pese a contar con el aval del sello de calidad Indicación Geográfica Protegida Carne de Cantabria, una indiscutible herramienta de promoción que ofrece al consumidor una garantía de calidad, ni administraciones ni ganaderos dan por solventada la necesidad de difundir y poner en valor no solo las características del producto final, sino las particularidades de un sector con un alto valor estratégico en la región.

Desde la Dirección General de Ganadería del Gobierno de Cantabria son conscientes de que impulsar el sector «es una carrera de fondo», tal y como lo define su responsable, Beatriz Fernández, aunque con el debate de la PAC, del Pacto Verde y de la Estrategia de la Granja a la Mesa como protagonista de la actualidad, «este es un buen momento para defender y poner en valor nuestra identidad», señala. Y es que en la línea de la sostenibilidad, Fernández destaca el sistema productivo ganadero, un modelo «respetuoso con el medio ambiente, saludable y que cumple con los requisitos que garantizan la continuidad de nuestra actividad agraria en este marco sostenible».

Pero la oportunidad no solo está ahí. La reciente modificación de la Ley de la Cadena Alimentaria que obliga a incluir los costes de producción en los contratos agrarios supondrá «poner en el lugar que le corresponde al productor, algo que ya es un gran avance».

Es precisamente este último, el productor, el que más ha tenido que «adaptarse» durante estos últimos meses de crisis sanitaria. «La situación les ha obligado a adquirir un papel más activo para comercializar sus producciones», afirma Fernández. Así, han tenido que «diversificar su oferta, utilizando circuitos distintos de comercialización y aprovechando las oportunidades que ofrece, por ejemplo, la venta por internet».

La directora general saca el lado positivo al afirmar que esta crisis también ha servido «para darnos cuenta como sociedad del papel que desempeña el sector primario en nuestro día a día».

Por su parte, su homóloga en la Dirección General de Pesca y Alimentación del ejecutivo cántabro, Marta López, manifiesta la necesidad de poner en valor los beneficios y aportaciones de un sector cuyo principal reto es la «diferenciación». «Cantabria dispone de unas condiciones climáticas y de manejo de ganado que permiten crear una carne de grandes cualidades organolépticas y saludables, además de los beneficios que el ganado de montaña aporta a nuestro paisaje y al mantenimiento de nuestra biodiversidad», defiende.

La lista de halagos no termina ahí. Para López, la carne producida en la región proviene de ganado «con el bienestar animal como máxima en su crianza y con un importante papel en el mantenimiento de nuestras praderías y nuestros bosques». Factores todos ellos que aportan «un valor estratégico» al sector cárnico y «que nos indica que debemos preservarlo y potenciarlo».

Pero para el sector, la labor realizada desde el ejecutivo regional debe ir hacia un objetivo más: promocionarlo. Una tarea que, según López, ya se está llevando a cabo. «Tanto para la potenciación de la IGP Carne de Cantabria como para la promoción de la carne procedente de vacas de raza tudanca o las de producción ecológica, se han hecho campañas específicas que tenemos intención de repetir». Se tata de unas herramientas que, junto con «la defensa de las propiedades de la carne de Cantabria», manejan desde la Dirección General y que, para su titular, están ya dando sus frutos. «Cada vez somos más conscientes de las bondades de nuestro producto».