Granja La Rueda. Un proyecto con nombre propio
Ruiloba ·
En solo tres años, Mario Carrillo ha creado una explotación caprina y un queso semicurado, elaborado con leche de su rebañoEn Ruiloba, junto al colegio Santiago Galas, Mario Carrillo, de 37 años, ha construido desde cero su propio proyecto ganadero. Sin tradición familiar en el ... oficio –«en mi casa solo mi abuelo tuvo vacas de joven, pero yo nunca las conocí»– , pero con una pasión que ha ido forjando desde niño –«me encantaban los animales, siempre estaba con los vecinos entre vacas, ovejas y cabras, incluso pedía que me regalaran una tudanca», bromea– comenzó criando reses de carne, pero pronto comprobó que, con las pocas fincas que tenía y «la presión del lobo y del turismo en la costa», no podía vivir de ello.
El semicurado es una pieza de 400 gramos casi fresco, de maduración corta y elaborado únicamente con leche de su propia ganadería
La solución la encontró en las cabras. Tras años investigando y visitando explotaciones, apostó por la raza murciano-granadina, «la mejor leche por grasa y proteína» y con un largo periodo de ordeño. «Mi idea inicial era vivir de ellas vendiendo la leche», recuerda. Sin embargo, el mercado y la estacionalidad le empujaron a dar un paso más: transformar parte de la producción en un queso propio, elaborado en colaboración con Granja Cudaña.
Producción limitada
Hoy, Mario cuida de 132 cabras —60 en ordeño— y obtiene entre 600 y 700 litros de leche a la semana. Durante un tiempo vendió toda la producción a queserías, pero las condiciones del mercado, especialmente en los meses de menor demanda, le obligaron a replantearse el negocio. «En noviembre y diciembre muchos queseros no quieren leche, y las cabras no tienen un grifo», reivindica. «Decidí entonces hablar con Ibon, de Cudaña, quien me compraba la leche para hacer su queso madurado, y le propuse que me hicieran uno a mi nombre», relata.
Así nació el queso semicurado de Granja La Rueda. Una pieza de 400 gramos, «casi fresco» de maduración corta —unos 25 días— y elaborado únicamente con leche de su propia ganadería.
La producción es limitada, «entre 35 y 40 piezas semanales», que distribuye principalmente a través de la empresa Carandía a pequeños comercios y establecimientos hosteleros de la zona. «Prefiero sacar al mercado pocas unidades, pero que sea solo de leche de mi ganadería», enfatiza. «Es precisamente ahí donde reside nuestro factor diferenciador».
A pesar de llevar pocos meses en el mercado, el ganadero reconoce que el producto ha sido recibido con gran aceptación entre los consumidores, sorprendiendo a quienes lo prueban. «Mucha gente me dice que para ser de cabra es muy suave. Incluso quienes no toleran la leche de vaca desayunan este queso sin problema», comenta.
Ahora, con solo tres años de trayectoria, Mario sigue mirando al futuro con cautela pero con determinación. «No tengo como objetivo hacer otros tipos de queso, pero sí quiero crecer en número de cabras y en producción», aspira.
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