Martínez de Cos. Quesos y helados con identidad lebaniega
Nueva línea de negocio ·
La empresa amplía su catálogo, ya reconocido por la miel, los orujos y productos de la huertaLa empresa lebaniega Martínez de Cos, conocida desde hace más de una década por su producción de miel y orujo, ha dado este año un ... paso de gigante en la diversificación de su gama de productos con la elaboración de quesos y helados a partir de leche de su propia explotación. Esta nueva línea de trabajo vio la luz el pasado mes de febrero, cuando Ángel de Cos –propietario del negocio– se quedó al frente de una pequeña ganadería, compuesta por 18 vacas de raza Holstein, y decidió buscar la forma óptima de dar valor a su leche, optando por transformarla y aplicar un modelo de negocio 100% circular, sin intermediarios y gestionado íntegramente desde la finca.
Dos quesos en el mercado y un tercero en mente
Sin duda, el arranque «está siendo positivo y tiene un futuro prometedor», afirma De Cos. Así lo constatan los datos, ya que en primavera –el momento más álgido– alcanzó una producción semanal de 150 kg de queso y «se ha vendido todo».
Por el momento, su propuesta se articula en torno a dos tipos: un curado de unos tres kg y maduración de entre cinco y seis meses y el tradicional quesuco lebaniego, de unos 600 gramos, con algo más de un mes de curación; ambos elaborados con leche pasteurizada. Pero esto es sólo el inicio. De cara al otoño, el empresario tiene en mente introducirse en las denominaciones de origen con sus quesucos y con una tercera referencia, el Picón Bejes-Tresviso, consolidando así un catálogo ligado a la identidad y la calidad agroalimentaria de la comarca.
Vista la acogida en estos primeros compases –con una clientela que «cuando prueba el producto, no sólo lo compra, sino que repite»–, el éxito de este nuevo proyecto está prácticamente asegurado y es así porque se sostiene sobre dos pilares: calidad de la materia prima y conocimiento.
Y es que para adentrarse en el sector quesero, De Cos tuvo «muy buenos maestros» en los que apoyarse para perfeccionar y profesionalizar su técnica de elaboración. Así, acudió a Laboratorios Arroyo, donde realizó varios cursos con los que adquirió las nociones necesarias para emprender este nuevo camino.
Una docena de helados
Un camino que discurre en dos direcciones, ya que, además de los quesos, De Cos también decidió emplear su leche para elaborar hasta una docena de helados diferentes que «están superando todas las previsiones».
De hecho, esta línea de producción está dando algunos quebraderos de cabeza al empresario, ya que, en un principio, su plan de negocio era «elaborarlos en invierno y comercializarlos en verano», pero lo cierto es que «la cremosidad que tienen cuando se consumen recién hechos», le hizo replantearse la fórmula. De manera que, en plena época estival, cuando el turismo está en su punto más alto y la atención a los canales de venta es más exigente, está también inmerso en la elaboración diaria de unos helados que «se están vendiendo hasta demasiado bien», bromea, «ya que hay días que, por la tarde, nos quedamos sin existencias de algunos sabores».
En esta primera temporada la oferta se divide entre sorbetes de fresa natural –que compra a un productor de la zona– y helados «elaborados 100% con leche y nata nuestra» de los que prepara, sobre todo, sabores clásicos como chocolate, vainilla, nata o turrón. Igualmente, pueden encontrarse algunas referencias más personales o locales, como de pistacho, sobao u orujo.
Evolución natural
La de Ángel es una historia de emprendimiento ligado al territorio que surge como algo natural. Y es que su familia, lebaniega, siempre ha estado vinculada a la agricultura y la ganadería en la zona de Potes y sus alrededores. «Desde que nací, siempre he estado rodeado de vacas y en 2014, decidí aprovechar una finca de mi padre en Mieses para formalizar el proyecto y empezar a producir miel y orujo». Dos emblemas gastronómicos de la zona que se sumaron a la gama de productos locales que ya tenía a la venta en su tienda de Potes, donde no faltan cebollas moradas de Bedoya, tomates o patatas, «muy demandados por nuestros clientes de toda la vida».
Así, tanto en este establecimiento como en la fábrica que la empresa tiene en la carretera a Santo Toribio, es habitual encontrar los productos de su huerta, la famosa miel –que en 2026 también espera comercializar bajo la Denominación de Origen Protegida–, los orujos –que se elaboran en cuatro formatos: blanco seco, con miel, hierbas y crema– y, desde este año, los quesos y helados.
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