Pablo Oria: «Nuestros vinos necesitan una identidad propia»
En la mesa con... ·
Ingeniero técnico agrícola, viticultor y profesor en la Universidad Europea del Atlántico en SantanderLa viticultura en Cantabria atraviesa un momento de madurez y expansión. Nuevos proyectos, variedades en experimentación y una creciente presencia de vinos locales en la ... restauración son síntomas de un sector que ha dejado de ser testimonial para convertirse en una realidad con futuro. Pablo Oria, ingeniero técnico agrícola, viticultor y profesor en la Universidad Europea del Atlántico, combina la docencia con la investigación y el asesoramiento;hoy es el protagonista de la serie de entrevistas de la sección 'En la mesa con...'.
Desde hace seis años, Oria imparte asignaturas vinculadas a la producción vegetal y el procesado de alimentos de origen vegetal en los grados de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Ingeniería Agrícola y Gastronomía. «Tengo la oportunidad de cerrar el ciclo desde el campo hasta el embotellado», explica. Y subraya la importancia de una universidad que apuesta por el sector agroalimentario: «Estoy encantado. Se trata de una universidad muy cercana al alumno, con magníficas instalaciones y con un compromiso claro con este sector estratégico en Cantabria».
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Del aula al viñedo
El vino es la verdadera pasión de este cántabro, que se formó primero en el CIFP La Granja de Heras y después en la Universidad de Valladolid. Allí, rodeado de denominaciones como Ribera del Duero, Rueda o Cigales, decidió orientar su futuro hacia la viticultura. «Coincidió con el momento en que se recuperaba el viñedo en Cantabria y mi proyecto de fin de carrera consistió en poner en marcha una explotación vitícola», recuerda.
Hoy, el sector ha cambiado de forma notable: «Cuando empecé hace 17 años éramos seis o siete viticultores. Ahora ya somos más de veinte y existen una docena de bodegas consolidadas». Esa evolución se refleja especialmente en la hostelería, donde los vinos cántabros empiezan a ocupar un lugar destacado en las cartas.
Blancos consolidados, tintos por explorar
El vino blanco sigue siendo el buque insignia regional, con la albariño como variedad principal. Sin embargo, Oria ha trabajado en proyectos de recuperación de uvas tintas en Suances, donde identificaron cepas de petit verdot. «Se ha vinificado y el resultado es sorprendente. Incluso enólogos riojanos se han interesado por esta variedad, que podría tener un origen romano», apunta. El reto, insiste, es avanzar en la diversificación: «En Cantabria se ha apostado por el blanco porque es más fácil de cultivar, pero también debemos desarrollar los tintos y darles identidad».
El clima, ¿aliado o enemigo?
Las condiciones climáticas cántabras exigen más cuidados que en otras regiones, pero el calentamiento global está cambiando el panorama. «Hace 25 años ya se decía que Cantabria sería cada vez más propicia para la vid. Y así ha sido. Hoy obtenemos blancos de 12,5 o 13º con buena acidez, algo que el consumidor valora», explica Oria.
Aun así, el sector se enfrenta a dificultades: acceso limitado a tierras, altos precios de las fincas y pocos derechos de plantación. «El sector primario siempre ha tenido que reivindicar, y la viticultura no es una excepción», afirma.
Oria defiende apostar por variedades autóctonas frente a híbridos resistentes. «Lo que debemos hacer es darle identidad a nuestros vinos, como han hecho otras comunidades. Tenemos variedades históricas identificadas y deberíamos seguir investigando en esa línea», señala.
El futuro pasa también por el enoturismo, que muchas bodegas integran ya en sus proyectos. «Una explotación exclusivamente vitícola es difícil de sostener. En cambio, si se complementa con turismo y experiencias, las posibilidades de consolidarse son mayores».
De cara a la próxima vendimia, el viticultor se muestra prudente: «Ha sido un año complicado, con lluvias en julio que dañaron parte de la producción, pero en general estamos en torno al 70% de la cosecha prevista. Lo positivo es que lo que queda tiene buena calidad». Y concluye:«El vino de Cantabria está en el buen camino. Cada año surgen nuevos proyectos y el consumidor responde. Eso significa que hay futuro».
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