Sabor en Cantabria
Proyectos como este son una bocanada de aire fresco, porque nos recuerdan que la verdadera modernidad no está en inventar platos imposibles, sino en mirar al producto de cerca y darle el valor que merece
Como todos los octubres desde hace cinco años, hay una fecha señalada en rojo en el calendario. No es un festivo ni un puente, pero ... muchos la esperamos con las mismas ganas porque cuando llega Sabor en Cantabria, la región entera se convierte, por unos días, en un gran comedor donde se habla, se prueba, se escucha y, sobre todo, se celebra lo que somos.
Lo bonito de Sabor en Cantabria es que no es un congreso, no va de focos ni de postureo, va de verdad. De gente que madruga para amasar, ordeñar, pescar o cultivar, y que ahora tiene un espacio donde contar su historia. Va de cocineros que se emocionan hablando de un pimiento o de un queso, de productores que ponen rostro a eso que tantas veces llega a la mesa sin nombre y de todos los que, de una forma u otra, entendemos que la gastronomía no es una moda, es cultura, identidad y oficio.
En un mundo que parece correr sin parar, donde todo se globaliza y se repite, proyectos como este son una bocanada de aire fresco, porque nos recuerdan que la verdadera modernidad no está en inventar platos imposibles, sino en mirar al producto de cerca y darle el valor que merece. En entender que lo nuestro también puede ser extraordinario, y lo mas importante, el saber ponerlo en valor.
Además, Sabor en Cantabria tiene algo que engancha y es una sensación de comunidad. Da igual si eres chef, estudiante o simplemente alguien que disfruta comiendo bien; en cuanto cruzas la portilla del Gran Hotel Balneario de Puente Viesgo, te sientes parte de algo más grande, como si hubiera una energía que se contagia. Se habla de futuro, pero también de raíces, se aprende, se comparte, se brinda. Y, entre charla y charla, uno se da cuenta de que en Cantabria hay mucho talento y mucho producto… solo hace falta creerlo un poco más.
Lo bonito de Sabor en Cantabria es que no es un congreso, no va de focos ni de postureo, va de verdad
Lo importante de iniciativas así no son solo los días que duran, sino el poso que dejan después. Esa sensación de orgullo, de pertenencia, de esto es nuestro y lo estamos haciendo bien, en esto otro podemos y debemos mejorar, y eso, creedme vale más que cualquier premio, a veces es más importante que pasen cosas, se creen vínculos, se despierten ideas o se abran caminos.
Quizá por eso, cada año, este encuentro pesa más. Porque pone en el centro lo que a veces olvidamos que sin los productores, sin el mar, sin las vacas, sin los tomates o las legumbres, no habría cocina. Que la gastronomía empieza mucho antes de los fogones. Y que solo cuidando el origen podremos seguir disfrutando de todo lo demás.
Así que sí, ojalá sigamos señalando en rojo esta fecha durante muchos años. Porque más allá del evento, Sabor en Cantabria es una manera de recordar que aquí, entre montañas y mar, el sabor no es solo un placer es una forma de vivir.
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