Restaurante La Voladora: carnes y pescados a la parrilla y platos para compartir

El restaurante La Voladora recuerda con su nombre a un episodio de la explosión del buque Cabo Machichaco el 3 de noviembre de 1893. Este homenaje a aquella mujer que perdió su pierna en aquel trágico acontecimiento se refleja en un mural cerámico espectacular compuesto por 510 azulejos pintados a mano por el Atelier de la empresa Bathco, que preside un comedor elegante y funcional.

El equipo de cocina de La Voladora, dirigido al igual que el restaurante «hermano» y anexo, Daría, por el chef Nacho del Corral, puso el foco desde el primer día, cuando abrió hace cuatro años, en defender un estilo de cocina tradicional, bien elaborada, con la materia prima de calidad como punto de partida y con unas cuidadas presentaciones como colofón antes de que el cliente disfrute de sabores reconocibles. Este respeto a los conceptos tradicionales no impide que el equipo de cocina recurra a técnicas o guarniciones más modernas para sacar, si cabe, más partida a la materia prima.

Los pescados y la carne a la parrilla son sus especialidades, pero antes, para llegar al plato principal, se sugieren interesantes platos para compartir.

En el capítulo de entrantes de carta destacan de inicio las anchoas, la croquetas muy cremosas de jamón ibérico y el buñuelo de cochinillo presentado sobre una crema de calabaza asada y con su piel crujiente en la parte superar para dar el contraste de textura.

En clave más marina están la ensaladilla de gambas –uno de los platos más demandado de la carta–; el puding de mejillones en escabeche con salsa tártara; las albóndigas de chicharro en salsa verde con un guisante lágrima, excelente de sabor y textura; los pimientos rellenos de bacalao; el tartar de atún rojo con aguacate; y los chipirones salteados con judía al ajillo y vinagreta..

Con un origen más de tierra adentro están los champiñones rellenos de cecina y espuma de mayonesa caliente; la escalivada de verduras a la brasa con romesco; los callos y morros tradicionales con su deliciosa salsa; las manitas de cerdo deshuesadas también con su salsa.

Una alternativa a todos estos entrantes son los arroces. Se proponen dos, uno de mar, seco con gamba roja y su socarrat; y otro de carne, en concreto, de carrillera.

Desde tiempos inmemoriales, el fuego aplicado directamente y con la técnica adecuada a los alimentos otorga a estos unos matices suculentos. Aquí es donde La Voladora ha convertido a sus elaboraciones a la parrilla en un valor añadido. Tanto pescados como carnes llevan ese toque inconfundible del fuego.

En la carta figuran el sapito (rape pequeño), la lubina y los pescados del día. Además, en pescados también se ofrecen un bacalao confitado con pisto y migas del pastor y el cachón en su tinta con arroz blanco.

En el ámbito de las carnes, con el chuletón, el solomillo y el bife ancho argentino (con chimichurri casero y yuca frita) también se consiguen en la parrilla excelentes platos. Completan la propuesta carnívora de una carta suficientemente larga y equilibrada un solomillo wellington que se prepara para dos personas y la presa ibérica con puré de albaricoque y demiglace de ibérico.

Postres

La leche frita con toffe y helado de vainilla y la versión de la tarta de la abuela son especialidades, más allá de la tarta de queso.

Dirección: C/ Bonifaz nº 21. Santander.

Teléfono: 942 259 761.

Propietarios: José López y Nacho del Corral (chef ejecutivo).

Inaugurado: 11 de marzo 2021.

Estilo de cocina: Tradicional.

Precio medio de la carta: Entre 40 y 60 euros.

Menús: Solo concertados para grupos y con reserva previa.

Capacidad: 40 comensales.

Terraza: Dos mesas altas para aperitivo.

Horario: Lunes y martes,horario de cocina de 13.30 a 15.30 h. De miércoles a sábado, de 13.30 a 15.30 h. y de 20.30 a 22.30 h.

Cierra: Domingo y noches de lunes y martes.

Bodega: Unas 50 referencias.

Wifi: Sí.

Aparcamiento: Zona de OLA y subterráneos de Tetuán y de Castelar.

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