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La vaca pasiega está reconocida desde 2007 como raza autóctona de Cantabria. DM
Valles pasiegos, territorio de ganaderos y excelentes productos lácteos

Valles pasiegos, territorio de ganaderos y excelentes productos lácteos

La peculiar vida pasiega, el paisaje y su modelo de ganadería de susbsistencia, conforman un modo de vida único en el mundo

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Lunes, 21 de septiembre 2020

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Llama la atención, a todo aquel que se detiene a contemplar la vida y la naturaleza en el interior de la comarca pasiega -valles del Pas, Miera y Pisueña-, lo característico de un territorio hostil, tierra de ganaderos, con un paisaje auténtico, identitario y singular, configurado por la propia naturaleza y la mano del hombre a partes iguales. Estos valles, remotos y agrestes -tal y como los definieron los primeros historiadores-, y sus montañas formadas por las cabeceras de los ríos Miera, Pisueña y Pas, han sido durante siglos y seguirán siendo un paisaje único.

Reflejo de la importancia de la ganadería en la economía de estos valles -formados en la actualidad por un total de dieciséis pequeños municipios donde viven algo más de veinticinco mil habitantes- son las cabañas de piedra prácticamente intactas, que sirvieron de refugio al ganado y a los pastores durante los eternos inviernos en los que la nieve y la falta de pastos imposibilitaba otra forma de vida en las altas montañas pasiegas. Este tipo de construcción aparece en el siglo XVI como consta en las tallas de algunas piedras y muchas de ellas aún se mantienen intactas.

El aprovechamiento de los productos lácteos ha permitido desarrollar pequeñas y medianas empresas agroalimentarias

Hoy, el tejido económico del valle no se ciñe estrictamente a la actividad ganadera. El aprovechamiento de los productos lácteos, así como de otros elementos naturales, ha permitido desarrollar pequeñas y medianas empresas agroalimentarias y de transformación (quesos, sobaos, yogures, helados, barquillos, mermeladas, sidra, vinos, cerveza, frutos silvestres, caracoles, miel, dulces o huevos ecológicos, mantequilla...) a lo que hay que añadir el auge del turismo rural en la zona, gracias a planes estratégicos de turismo que responden a uno de los desafíos más importantes.

La comarca de los Valles Pasiegos tiene una gran tradición de actividad ganadera, especialmente importante ha sido la producción de leche y la comercialización de derivados lácteos, un hecho que consolidó la cría de la vaca pasiega, cuyo origen es anterior a 1850. Durante siglos, la vaca pasiega -de un característico tono rojizo- predominó en Cantabria como animal lechero -su leche era especialmente grasa y de un sabor muy intenso- pero su declive se inicio al incremento de la demanda de leche en España, en la segunda mitad del siglo XIX, y en su lugar se importaron vacas más productivas como la suiza o la frisona, raza que ha convertido a Cantabria en uno de los centros de referencia nacional para la industria de la producción y transformación láctea.

El queso fresco pasiego es uno de los productos que mejor definen el sabor de la leche pasiega.
El queso fresco pasiego es uno de los productos que mejor definen el sabor de la leche pasiega.

En el siglo XX la raza pasiega estaba prácticamente extinguida pero en los últimos años se encontraron en la zona del Pas, vacas que corresponden al estándar racial pasiego. La Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad publicó en el boletín oficial de Cantabria con fecha 22 de julio de 2009 la orden DES/62/2009 DE 8 de julio por la que se crea el libro de registro genealógico de la raza bovina pasiega y se aprueba su funcionamiento, la raza está reconocida desde el 10 de agosto de 2007 como raza autóctona de Cantabria.

Con identidad propia

La gastronomía pasiega ha estado siempre ligada a los productos lácteos, particularmente sus quesos, mantequillas, quesadas y sobaos (producto que cuenta con el sello de Identidad Geográfica Protegida); productos de prestigio gracias a la alta calidad de la materia prima utilizada en su elaboración.

Gracias a una gran capacidad de adaptación y superación, la actividad económica de los pasiegos responde hoy a un modelo con nuevas fuentes de ingresos, además de la ganadería que con una menor presencia, sigue siendo una actividad muy necesaria para la preservación de estos valles, la identidad de los pasiegos y el paisaje pasiego.

Qué visitar

Puente Viesgo, villa prehistórica y termal

Bello paisaje natural de Puente Viesgo.
Bello paisaje natural de Puente Viesgo.

La localidad de Puente Viesgo cuenta con innumerables recursos turísticos para mostrar a sus visitantes. Comenzando por el río Pas, que es uno de los ríos más populares de la región, con excepcionales pozos de truchas y salmones. Pero también está en este recorrido tan singular, una vía verde que discurre por la antigua vía del tren Astillero-Ontaneda, ofreciendo un paisaje espectacular junto al cauce del Pas.

Asimismo, Puente Viesgo es toda una referencia dentro y fuera de la comarca pasiega. Y una parte muy importante de esa fama, de ese prestigio se debe a las aguas minero medicinales y termales que ya le dieron fama a partir del siglo XIX. En la actualidad, el Gran Hotel Balneario de Puente Viesgo sigue siendo uno de los complejos balnearios más modernos y reconocidos de España.

Además de su condición balnearia, no hay que dejar a un lado la importancia de la localidad en cuanto al arte rupestre. Sus cuevas son conocidas mundialmente. La del Monte Castillo, un conjunto formado por las cavidades de El Castilla, Las Monedas, Las Chimeneas y La Pasiega. Ostentan la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2008 y están catalogadas como uno de los máximos exponentes del arte rupestre. Tan solo dos están abiertas al público: El Castillo y Las Monedas. La cueva de El Castillo es uno de los conjuntos de arte rupestre paleolítico más significativos de Europa. Su interior, con numerosos grabados, dibujos y pinturas y excepcionalmente escultura, con aprovechamiento de relieves naturales, representa una «monografía del arte rupestre paleolítico» puesto que contiene la casi totalidad de temas, técnicas y estilos artísticos ejecutados por los primeros pobladores.

Dentro de lo mucho que ofrece esta localidad, que se aprovecha de un excepcional paisaje con los montes pasiegos de relieve, los aficionados a la práctica del senderismo encuentran aquí un «paraíso». Recorriendo la ruta de Los Humilladeros de Las Presillas, o ascendiendo al Pico La Capía, desde Las Presillas o desde Vargas.

Y entre sus edificios más representativos se encuentra la Iglesia de San Miguel, que se restauró entre 1948 y 1973 siguiendo el modelo románico. O la Casona de Fuentes Pila, que además acoge la sede del Ayuntamiento. Data del año 1928 y su arquitecto fue Javier González Riancho, coautor del Palacio de la Magdalena. Lugares en definitiva que merecen más que una visita.

Castañeda, el románico en estado puro

Castañeda, municipio de 19,5 kilómetros de extensión, se encuentra dentro de la comarca del Pisueña, río que la cruza de este a oeste para unirse con el Pas en su limite occidental. Está situado entre los términos de Puente Viesgo, Santa María de Cayón y el valle de Toranzo y su población ronda los 3.000 habitantes.

En su rica historia consta que perteneció a la Merindad de las Asturias de Santillana en la Edad Media. En el siglo XII pasó a estar ligada al señorío de la Casa de Lara y en el siglo XIV el rey vinculó este territorio al dominio del conde Don Tello y al linaje de los Manrique quienes, en el siglo XV, constituyeron el Condado de Castañeda que abarca el valle de Toranzo.

Entre las joyas que atesora el municipio destaca la Colegiata de Santa Cruz, documentada desde el siglo XII. Pero también la localidad es magnífica en cuanto a las casas solariegas que alberga, construidas a lo largo de la Edad Moderna y entre las que sobresale el Palacio de la Gándara, en Villabáñez, hoy habilitado en Finca de San Juan (antigua Hostería de Castañeda). Es una edificación que consta de dos volúmenes, una torre de planta cuadrada a la que se le adosa una casa. Incluye un escudo, en la segunda altura y un blasón en el segundo piso de la torre. El conjunto actual se asienta en el mismo solar en el que los Gándara de Villabáñez poseían su torre medieval. También Castañeda tiene un rico patrimonio natural, como es el monte Carceña, una extensa masa forestal poblada de eucaliptos.

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