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Imagen de un vertedero de neumáticos fuera de Cantabria
La última vuelta de las ruedas cántabras

La última vuelta de las ruedas cántabras

Cantabria generó 2.920 toneladas de neumáticos fuera de uso en 2014 y sólo la mitad se recicló

Marta San Miguel

Domingo, 29 de mayo 2016, 07:59

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La columna de humo era tan alta que se veía desde Madrid. Y eso que Seseña (Toledo) está a 40 kilómetros de la capital de España. Mientras los vecinos se encerraban en su casas y los colegios seguían cerrados, desde el resto del país la pregunta de cómo es posible que hubiera semejante desierto de caucho acumulado abría el debate sobre cuál es el mejor fin para este residuo cuyo reciclado, por el momento, ocupa en el mejor de los casos casi la mitad del porcentaje del uso final que le damos. Entonces, ¿dónde va a parar el resto de las ruedas que ya no nos resultan útiles?

La legislación es muy clara al respecto, y ya en 2005 un Real Decreto puso punto en boca a la gestión de este tipo de residuos, cuya composición química (carbón, derivados del petróleo o azufre) dificulta la reutilización y su tratamiento dado su alto poder contaminante. Era necesario establecer protocolos y sobre todo nuevas vías de reciclado, y así es como llega en Cantabria el capítulo que le dedica el borrador del Plan de Residuos 2016-2020, redactado por la actual Consejería de Medio Ambiente y aún pendiente de aprobación, y que contempla como objetivo aumentar el porcentaje destinado a reciclar los neumáticos recogidos en nuestra comunidad autónoma (actualmente se recicla el 49,2%) así como promoción del recauchutado y de proyectos de I+D para descubrir nuevos usos de los neumáticos ya transformados. Ese es el objetivo, la intención; sin embargo, ¿cómo está el panorama en la actualidad?

Aunque a nivel nacional hay constancia de que hay cementerios en Fuerteventura (Puerto del Rosario), Cuenca (Cervera del Llano) o en Salamanca (Castellanos de Villiquera), en Cantabria «no hay ni cementerio ni depósito de neumáticos», así como tampoco hay una instalación de tratamiento final de este residuos, según explica el director general de Medio Ambiente, Miguel Ángel Palacio: «La producción aproximada de neumáticos durante el año 2014 fue de 2.920 toneladas». De esta recogida se encargan dos empresas: TNU y Signus. Solo esta última recogió en 2015, un total de 3.063 toneladas de neumáticos fuera de uso o NFU, como se conoce este residuo según sus siglas. De las que recogió la empresa, 333 toneladas «se reutilizaron», esto es que «continúan siendo reutilizados para recauchutar y como neumáticos de ocasión». Así que lo único que se queda en Cantabria es el porcentaje que se destina a lo que se conoce como revalorización energética.

Según las cifras facilitadas por la Consejería de Medio Ambiente, a este fin se destina el 35,4 por ciento de las toneladas recogidas y que van a parar a la planta de Cementos Alfa, en Mataporquera. La fábrica está reconocida por el Ministerio de Medio Ambiente para utilizar los neumáticos fuera de uso con un máximo de hasta 10.000 toneladas al año: en 2015 «coincineró» 1.773 toneladas de origen cántabro, frente a las 1.072 del año anterior. El resto de los neumáticos que se recoge se envía fuera de la región a regiones vecinas como Navarra o Castilla y León donde cuentan con plantas de transformación de estos residuos. Allí, el proceso de tratamiento consiste en convertir las ruedas en polvo de caucho. Es un proceso de trituración y granulado que da lugar a un material que posteriormente se utiliza en otros usos como campos de hierba artificial, suelos para parques infantiles, suelas de zapato e incluso para asfalto verde.

Esta vía es la apuesta que se hace desde Cantabria ya que el objetivo del Plan de Residuos es incrementar exponencialmente la cantidad de NFU destinado al reciclaje y sobre todo a I+D, tras la prueba piloto que ya se realizó en las obras de asfaltado de la subida al Faro, en Santander. A nivel nacional, en 2015, el 43,8 % se destinó para rellenos de césped, un 30,5 % a la venta fuera de España, a los parques infantiles se destinó el 12,2 % y a piezas de caucho, el 8,6%.

¿Cuál es el camino?

Para empezar, los neumáticos se retiran en un taller o en un desguace. El comprador particular, al abonar el importe de las ruedas, ya está pagando un impuesto con el que se sufraga los gastos derivados del reciclaje. Es el impuesto conocido como ecotasa y que varía según el tipo de vehículo: asciende a 0,80 para una rueda de moto, 1,33 euros por cada rueda de coche o 11,15 para cada rueda de camión. Este impuesto es el mismo para todo el país y no hay ninguna tasa impositiva autonómica.

Luego, las dos entidades encargadas de gestionar los residuos se encargan de su recogida. Según informan desde Signus, «nuestra labor es garantizar la correcta gestión, hasta la certificación de los materiales y la correcta gestión hasta el final de la vida útil convertido en materiales útiles para diferentes aplicaciones», que es donde acaba su cometido y empieza la de las administraciones y su responsabilidad a la hora de elegir, por ejemplo, el cemento verde para el asfaltado, o potenciar políticas que fomenten la reutilización de las ruedas.

Entre las opciones de gestión de estos residuos en Cantabria, el reciclaje es el que se aplica en mayor medida con un 49,2%. Le sigue la valorización energética, que es utilizar el residuo como fuente de energía y que en Cantabria se traduce en combustible para la incineradora de Cementos Alfa. Después, a la reutilización y el recauchutado, esto es, arreglar las ruedas para darles un nuevo uso, se destina el 13,7%, y por último, su eliminación definitiva en un vertedero, que aquí en Cantabria no existe como tal.

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