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Margarita Herrero, en el parque de la plaza del Machichaco. María Gil Lastra
«Un abrazo es una gran medicina para un niño»
Margarita Herreros - Voluntaria de Nuevo Futuro

«Un abrazo es una gran medicina para un niño»

Voluntarios ·

Fue de las fundadoras de la ONG en Cantabria y ayudó a salir adelante a muchos menores. Animaa las nuevas generaciones a hacerse voluntarios

Mariana Cores

Santander

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Martes, 19 de noviembre 2019, 19:18

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Margarita Herrero fue de las primeras personas en creer que el proyecto de Nuevo Futuro podría tener éxito en Cantabria. Hace 26 años le propusieron unirse a un grupo de ocho mujeres con un gran reto por delante: crear en la región una delegación de la ONG madrileña con el objetivo de proteger a niños desamparados por su situación familiar. Fueron unos años de mucho trabajo, pero «de gran satisfacción. Siempre he recibido más de lo que he aportado. Ver cómo salían adelante esos niños que lo habían pasado tan mal... no puede haber nada mejor». También se siente muy agradecida a los cántabros. «Sin ellos no podríamos haber llegado hasta aquí».

-Usted fue una de las fundadoras de Nuevo Futuro en Cantabria. Los inicios no debieron de ser fáciles.

-Se funda en Madrid hace más de 50 años, y aquí, Mari Carmen Alvear lo hizo hace 26 años. Al principio éramos solo ocho, así que nos fuimos adjudicando tareas y cometidos, compartiendo el proyecto el tiempo que cada una podía dar, restándoselo muchas veces a nuestros hijos, familias y trabajo.

-El primer proyecto fue conseguir un piso para acoger a niños en situación de desprotección. Ustedes se turnaban para ir a verles, atenderles, para que sintieran cariño, más allá de las cuidadoras. Debe de ser difícil no vincularse emocionalmente.

-Empezamos con dos hogares en Santander y Torrelavega, en los que acogimos a quince menores. Para conseguir ese ambiente familiar del que carecían teníamos a cuidadores que solían ser matrimonios. Pero la realidad es que todas estábamos encima y pendientes a diario de médicos, colegios o simplemente dando consuelo cuando llegaban con daño emocional... Un abrazo era y es una gran medicina. Nosotros teníamos que lograr normalizar su vida, protegerles de todo el daño sufrido. Cuando nos veían llegar, se tiraban a nuestros brazos. Era gratificante y señal de que la cosa marchaba bien.

«Empezamos ocho y dábamos el tiempo que podíamos restándoselo a la familia y el trabajo»

-¿Cuántos chicos han pasado por Nuevo Futuro? Muchos habrán formado sus propias familias. ¿Siguen en contacto?

-A lo largo de estos 26 años han pasado por los hogares 136 menores. A estos hay que sumar 77 niños y adolescentes que han sido atendidos en el centro de día en sus cinco años de funcionamiento, y 52 menores que han residido con sus madres en los dos pisos que tenemos para este fin. Muchos han formado sus familias y se han independizado. Para nosotras es muy importante mantener el contacto con ellos y con sus familias. Además de venir a visitarnos, incluso colaboran como voluntarios. Tenemos un programa de extutelados que nos permite seguir atendiéndoles una vez se independizan, cuando lo necesitan. Estamos muy orgullosos de que dos de nuestras trabajadoras, que residieron de niñas en nuestros hogares, decidieran formarse para seguir con nosotros de manera profesional.

-Con mucho trabajo ampliaron el número de voluntarios y de proyectos. ¿Cuántos tienen en marcha ahora?

-Contamos con dos hogares para niños privados de ambiente familiar con dieciséis menores; dos pisos para madres con hijos menores a su cargo en situación de precariedad económica, en donde podemos asistir a seis madres con uno o dos hijos; un centro de día con cuarenta menores y sus familias a través de diferentes programas, entre los que se encuentra el de alimentos, para atender las necesidades básicas de estas personas en situación de extrema pobreza. Y por último, disponemos de un hogar de emancipación donde residen extutelados con mayoría de edad, pero que, al continuar con sus estudios, aún precisan de nuestra protección. Actualmente residen en este hogar tres personas.

Adaptación

-¿Cómo llegan hasta ustedes los niños y mujeres que atienden?

-Los niños de los hogares llegan a instancias del Servicio de Atención a la Infancia, Adolescencia y Familia del Gobierno de Cantabria, previo expediente de protección abierto por el mismo departamento con medida de separación familiar. En el centro de día recibimos a menores en situación de desprotección que tienen un expediente de protección abierto en el Equipo Territorial de Infancia y Familia del Gobierno, o bien han sido derivados por las Unidades de Trabajo Social del Ayuntamiento de Santander. Este último también se encarga de seleccionar a las madres con hijos menores a su cargo en situación vulnerable que residen en los pisos que gestionamos.

-En estos 26 años, ¿cómo ha evolucionado Nuevo Futuro?

-La asociación ha sido capaz de adaptarse a los nuevos tiempos profesionalizando a sus trabajadores y su gestión, con educadores, asistentes sociales y psicólogos, para, entre otras cosas, cumplir la normativa del sector (por cierto, muy exigente). Además, Nuevo Futuro, está auditada y certificada por la Fundación Lealtad, lo que nos hace aún más estrictos si cabe en la gestión.

-¿Y el voluntariado?

-Los socios, los voluntarios, donantes, nuestras madrinas y padrinos, las entidades que colaboran... esto sólo es posible gracias a su generosidad. Tenemos más de 250 voluntarios de todas las edades. Nos ayudan y hacen posible la celebración de los eventos, asistiendo, organizando, dando apoyo escolar en los hogares o en el centro de día. Una parte esencial del voluntariado son las nuevas generaciones. Deben de tomar el relevo.

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