Los ayuntamientos del arco de la bahía analizan los «puntos críticos» tras las inundaciones
El mayor desafío para el 112 fue «coger el mayor número de llamadas para atender al mayor número posible de personas»
Los tres municipios del arco de la bahía afectados por la fuerte tromba de agua que descargó el jueves por la mañana hasta 63 ... litros por metro cuadrado trataban este viernes de recuperarse del todo y analizar qué pueden hacer para evitar futuros episodios. Santander, Camargo y El Astillero hablan de «puntos críticos», zonas de su competencia donde siempre se registran problemas en formas de inundaciones cada vez que llueve de forma copiosa o torrencial.
Nadie se esperaba tanta agua en tan poco tiempo. Ni siquiera la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que se vio obligada a cambiar el aviso amarillo por el rojo nada más vislumbrar en el radar la magnitud de la incidencia. Santander cuenta con zonas sensibles a las inundaciones, como el túnel de la calle Burgos o el de la autovía S-20 en La Albericia, que fueron de los primeros desde donde comenzaron a llegar los avisos. «Centralizamos y derivamos todas las llamadas al 080, el teléfono de los bomberos, para que fueran ellos los que establecieran el criterio técnico de cómo abordarlas», explica Eduardo Castillo, concejal de Protección Ciudadana de Santander. Luego, junto con otros ediles, salió a la calle para recorrer todos esos «puntos críticos».
«Lo del jueves nos sirve para averiguar qué sucedió en algunos puntos del municipio»
Diego Movellán
Alcalde de Camargo
«Las tuberías del Gobierno regional y sus aliviaderos no han funcionado bien en algunos puntos»
Javier Fernández Soberón
Alcalde de El Astillero
«Canalizamos las llamadas a través de los bomberos para que decidieran cómo abordarlas»
Eduardo Castillo
Concejal de Protección Ciudadana del Ayuntamiento de Santander
En Camargo, por ejemplo registraron alrededor de un centenar de incidencias en apenas dos horas. Pasado ya «el susto», pues las mayores inquietudes es que la altura del agua en determinadas zonas e inmuebles pudiera poner en peligro la seguridad de los vecinos, su alcalde, Diego Movellán, reflexiona: «Lo del jueves para lo que sí nos va a servir, teniendo en cuenta que este tipo de escenarios extremos son, por desgracia, cada vez más habituales, es para tomar conciencia y tratar de averiguar qué sucedió en algunos puntos de nuestro municipio», explica.
«Por ejemplo, en la zona de Julio de Pablo ya hemos vivido episodios similares. Se nos dijo en la anterior legislatura que ya se habían solucionado los problemas allí, pero tenemos que revisarlo de nuevo porque, por lo visto, parece que no ha sido así», subraya.
La jornada de este viernes fue tranquila, aunque los técnicos municipales se vieron obligados a seguir trabajando en la citada zona, ya que hubo garajes que se inundaron hasta la segunda planta. El regidor quiso «agradecer» el trabajo de los vecinos «que cada hora y media se han ido turnando por la noche para bajar a rellenar los depósitos de gasolina de las bombas de achique que dejamos allí instaladas».
El reto de atender a todos
No lejos de allí, en El Astillero, su equipo de gobierno ya se ha reunido para buscar fórmulas futuras para evitar inundaciones como las del jueves. «La idea es ir dibujando un mapa de incidencias, porque es verdad que ha habido puntos en los que notamos que cada vez que llueve de manera más o menos fuerte se inundan», relata Alejandro Hoz, primer teniente de alcalde del consistorio. «Y eso que de enero a marzo hemos ido limpiando todos los imbornales para evitar, en la medida de lo posibles, escenarios como el del jueves», puntualiza. «Las tuberías del Gobierno regional no han dado abasto y sus aliviaderos no han funcionado correctamente en algún tramo del municipio», apostilla Javier Fernández Soberón. «Ya hemos hecho un requerimiento formal al Ejecutivo para que, en cuanto puedan, nos den una respuesta y una solución», concluye.
Muchas de todas estas llamadas e incidencias llegaron a través del 112, que atendió 303 llamadas entre las siete y las diez de la mañana, «el triple que el día anterior a esa hora», señalan fuentes del Servicio Cántabro de Emergencias (Semca). «El desafío fue atender el mayor número de llamadas, y hacer su derivación, para atender al mayor número posible de personas, lo que nos obligó a reforzar el servicio con una jefa más de sala».
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