Borrar
Una cuadrilla lee el periódico en el restaurante La Leña de Santander. Javier Cotera
La calma después del apagón en Cantabria

La calma después del apagón en Cantabria

Los colegios volvieron a las clases, el tráfico funcionó con normalidad y los comercios, supermercados y restaurantes levantaron la persiana como cualquier otro martes laboral | Los hospitales reorganizaron las operaciones retrasadas y la industria analiza el impacto de las horas perdidas en la desconexión total del lunes

Gonzalo Sellers

Santander

Martes, 29 de abril 2025, 14:32

Cuando Cantabria despertó, el mayor apagón de la historia del país parecía solo un mal sueño. Los móviles conectaron con normalidad, los semáforos dirigieron el tráfico como cualquier otro martes de primavera, el Alvia con Madrid se retrasó unos minutos con su rutina habitual y todos los cántabros pudieron beber agua del grifo sin recurrir a las garrafas almacenadas el día anterior tras desabastecer a los supermercados. La normalidad casi total volvió a las calles, a las oficinas, a los colegios y a las casas de la región después de las cinco interminables horas de incertidumbre del lunes, durante las que Cantabria aguantó mejor que otras comunidades el caos provocado por la falta de luz e internet. Aquí no se vieron las imágenes apocalípticas que todavía hoy llegaban de Madrid o Barcelona, con carreteras colapsadas por miles de coches, las estaciones de trenes y autobuses desbordadas por los problemas técnicos y con camas improvisadas en polideportivos. Tampoco hubo problemas de seguridad ni los temidos saqueos de tiendas por las calles de Santander o Torrelavega, reforzadas la noche del lunes al martes, eso sí, con más patrullas de la Guardia Civil y Policía Local. Los que sí sufrieron ayer cierta resaca del apagón –del que todavía se desconocen las causas exactas– fueron algunos sectores claves de la región, como el sanitario o el industrial.

El primer mensaje de seguimiento de la crisis ya presagiaba una vuelta completa a la normalidad. Desde Delegación y desde el Gobierno de Cantabria anunciaron a primera hora de la mañana que ya estaba repuesto todo el suministro eléctrico en los hogares de la comunidad, y a las cuatro de la madrugada se habían terminado de activar las 80 subestaciones en tensión. Pero a pesar de las buenas noticias, Cantabria siguió en nivel 2 de alerta varias horas más, hasta que la presidenta, María José Sáenz de Buruaga, anunció la bajada de la alerta a las 15.00 horas, tras reunirse en la sala de crisis del 112 con el resto de miembros del Cecop. Un servicio de emergencias que el día anterior tuvo que lidiar con 1.223 llamadas de auxilio durante las seis peores horas del apagón, cuando la media de llamadas es de 850 diarias. Ninguna fue especialmente grave, pero sí hubo multitud de rescates de personas atrapadas en ascensores.

Sin tensión en Urgencias

Como ocurrió en los primeros minutos del apagón, los pensamientos de muchos se volvieron a ir hoy a los hospitales y los enfermos, los más vulnerables en una situación de crisis. Pero si de algo sirvió la desconexión total del lunes fue para demostrar la robustez del sistema sanitario cántabro. Durante las cinco horas sin luz, Valdecilla y los principales centros de salud trabajaron con cierta normalidad gracias a los generadores autónomos. Eso sí, se vieron afectadas las operaciones de la tarde y de última hora de la mañana, así como cientos de consultas y pruebas diagnósticas. Pero las Urgencias no soportaron más tensión. Más bien al contrario. Pese a que el lunes es el día de la semana con más volumen de pacientes, el balance de Valdecilla fue de 350 urgencias, unas 70 menos de lo habitual. Y ayer, el día después, a las 10.30 horas, la sala de espera estaba totalmente despejada.

En el centro de salud de la calle Isabel II de Santander parecía que no había pasado nada raro esta semana. «Ni siquiera hay mucha gente», comentó una usuaria. Eso sí, las consultas que tuvieron que aplazarse por el apagón se han reprogramado, por lo que en las agendas de los sanitarios es donde se nota más la incidencia. Los sistemas de internet y telefonía en los hospitales están «prácticamente todos levantados», aunque aún falta por reiniciar y poner en marcha «alguna» tecnología hospitalaria más compleja. «Pero en términos generales prácticamente toda la actividad asistencial es normal», dijo el consejero de Salud, César Pascual. «La respuesta de los profesionales y pacientes fue un ejemplo de humanización de la asistencia, porque, a pesar de la cancelación de lo no urgente y los problemas en las telecomunicaciones, todo marchó con normalidad», subrayó.

En la sanidad privada también fueron recuperando la normalidad a lo largo de la mañana. A las 11.30 horas, por ejemplo, el Hospital Santa Clotilde informó que había reanudado la totalidad de la actividad asistencial, tanto en el área quirúrgica, como en el laboratorio y las unidades Radiodiagnóstico. Y lo mismo, en Mompía.

Colegios, comercios y tráfico

Los colegios e institutos, después de haber suspendido «por prudencia» las clases del lunes por la tarde, retomaron la jornada lectiva con total normalidad, pese a los bulos que anunciaban su cierre durante todo el día. El transporte escolar también circuló sin incidencias a lo largo de la mañana, indicaron desde la Consejería de Educación. Igualmente, el campus de la UC volvió al trabajo y recuperó «toda la actividad académica, investigadora y administrativa», tras haber evacuado sus edificios y cerrado las puertas durante la mañana del apagón.

Mientras tanto, en la calle, nadie podía distinguir el día con cualquier otro anodino martes del año. Pese a que la DGT y el propio Pedro Sánchez habían recomendado limitar los desplazamientos y evitar circular si no era estrictamente necesario, el tráfico en Cantabria fluyó con normalidad en las principales carreteras. Y las pantallas informativas y los radares de velocidad también funcionaron perfectamente desde primera hora.

En los comercios, restaurantes, farmacias y supermercados ya se podían utilizar sin problemas las tarjetas de crédito, las cajas registradoras y los aparatos frigoríficos, que fueron los mayores quebraderos de cabeza durante las cinco horas que duró el apagón. Y en todos los establecimientos, los comentarios eran sobre la exagerada reacción de muchos clientes el día anterior, en el que arrasaron en poco tiempo con productos esenciales por temor a que la caída eléctrica durara mucho tiempo.

«Fue una locura de día. La gente compraba velas, pilas, linternas… Agotaron todas las unidades de camping-gas y las radios. Se las llevaban de tres en tres. Venían con radios grandes y linternas antiguas para ver si podían ponerles pilas. Para ver si funcionaban. También se agotaron las linternas de carga de luz solar y se llevaban también baterías portátiles de móviles. Y carbón, porque decían que si no podían cocinar harían la comida con la barbacoa. Y todo, con pagos en efectivo y haciendo las cuentas a mano. Se formaron colas porque tardabas un rato con cada uno y alguno se llevaba el 'kit completo': camping gas, linterna, pilas, batería…», narró Adelsy Aldana, trabajadora en el bazar Decohogar, de Maliaño, que abrió a las 9.30 con toda normalidad.

«Vendimos mucha agua, mucho atún, muchas latas de abrir y listo. Nada que hubiera que cocinar. Y también algunas velas. Es el día que más agua hemos vendido», comentó, por su lado, Aixiong Ye mientras colocaba garrafas en su tienda de alimentación, de nombre China, en la calle Guevara. Al tiempo, le reponían el estante de Bimbo y Donuts. «Como esto se renueva en poco tiempo de forma periódica también se agotó todo», explicó.

«La gente se fue poniendo nerviosa a medida que fue pasando el tiempo. Nosotros estuvimos abiertos lo que duró un programa de emergencia que tenemos y mientras fue saliendo la gente. Cerramos y volvimos a abrir con normalidad a las cinco y media», relató Raquel Ateca, encargada del supermercado BM de la calle Santa Clara.

Trenes e industria

Las estaciones de Renfe, ADIF y autobuses de Santander también recuperaron su actividad normal después de un lunes de caos, colas eternas y quejas de los pasajeros por los trenes cancelados para evitar incidencias. Aunque no todas se pudieron esquivar. Un total de 75 personas de dos trenes a los que les sorprendió el apagón en pleno viaje tuvieron que ser rescatados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: 40 fueron evacuadas en el apeadero de Mogro y otras 35, a los que la caída eléctrica les sorprendió a la altura de Lantueno, se las llevó al Ayuntamiento de Santiurde de Reinosa y, desde allí, viajaron a su destino en autobús.

El aeropuerto, con generadores eléctricos propios, ni sufrió el apagón ni su resaca. El único problema ayer fueron las cancelaciones de los vuelos con Bruselas por culpa de la huelga general en Bélgica.

Uno de los sectores más afectados fue la industria, que tuvo que parar obligatoriamente su producción durante las cinco fatídicas horas del lunes. Pero fábricas como Textil Santanderina o Nestlé ya trabajan de forma habitual mientras siguen evaluando los daños causados. Otras como Nissan en Los Corrales de Buelna, estuvieron más tiempo paradas, ya que no tuvieron suministro eléctrico hasta pasadas las dos de la madrugada de este martes.

Más compleja está siendo la vuelta a la actividad ordinaria en Solvay . El Gobierno central avisó a los grandes consumidores de electricidad para que no se conectaran a la red hasta las 8.00 horas del martes. La fábrica de Barrera se mantiene en 'isla' esperando autorización para conectarse al régimen eléctrico normal.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes La calma después del apagón en Cantabria