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Son días de juntarse y de compartir mesa con la familia y amigos. Al menos ese suele ser el plan cuando se acercan las últimas ... semanas del año, pero la crisis sanitaria del covid lo ha cambiado todo. También las celebraciones navideñas del 2020 que serán diferentes por el número de personas permitidas en cada reunión. Pero también por un paso previo que muchos vecinos han preferido dar antes del 24 de diciembre: pedir cita en un laboratorio para hacerse una prueba PCR. Por «seguridad». Esa es la decisión que tomó Manuel Solís, madrileño residente en Santander, hace al menos quince días cuando llamó por teléfono a Medicantabria para solicitar fecha y poder hacerse el test. «Ya intuí que querría venir mucha gente y me adelanté», contaba mientras esperaba a que le llamaran para la PCR. Él estaba entre la docena de personas que ayer, sobre las 11.30 horas de la mañana, hacían cola frente a la clínica ubicada en la calle Castilla de la capital cántabra.
En su agenda está marcado el día de mañana porque es cuando tiene previsto viajar a La Rioja para no dejar sola a su abuela de 92 años y celebrar la Navidad con ella. Lo tiene claro: «Me hago la PCR por ella», explicaba. Para él es la manera «de viajar más tranquilo». Y de «cerciorarme de que estoy bien». Aunque una vez allí el respeto de las medidas sanitarias deba ser igual de estricto. Pero también es útil en sentido contrario. ¿Se ha planteado qué ocurrirá si da positivo? Sí, «me quedaré en casa». No habría más opción. Y, al menos, le servirá para agradecer no haber ido de visita. «Pensaré: menos mal que no me he movido», comentaba. El test es una medida de precaución. Pero, además, lleva ya días de «autoconfinamiento» en los que ha limitado su contacto social. El bicho sigue en la calle y no es momento de bajar la guardia. Más bien al contrario. Por eso ni siquiera cenarán los de siempre. En Nochebuena no se sentarán a la mesa sus dos hermanas. Lo han decidido así para seguir extremando las precauciones y evitar juntarse muchos, aunque «no solemos ser un grupo muy grande», reconoce.
A las puertas de la clínica se generó cierto debate entre quienes ya tenían la cita y los que se acercaron a pedirla. «A mí es que no me cogían el teléfono», comentaba una vecina. Así que no le quedó más remedio que ir a pedirla en persona. Ocurre que las celebraciones navideñas, las vueltas a casa y los viajes, han disparado la demanda de los test covid. Para los trabajadores la única forma de hacer frente a las peticiones es doblando turnos, como hicieron en Medicantabria donde harán PCR hasta el miércoles y el jueves ya únicamente test de antígenos.
En la lista de los que fueron ayer entre las 11.30 y las 13.30 horas de la mañana, estaba también apuntada María José Álvarez que tiene previsto viajar a Asturias para pasar la Navidad con su madre de 76 años. En la medida de lo posible intenta «garantizar que no estoy contagiada y tener cierta certeza de que estoy bien», decía justo antes de entrar a hacerse el test. Aunque su estancia con la familia esté marcada igualmente por las mascarillas y el gel hidroalcoholico.
Pero estos días no sólo hay PCR solicitadas por gente que quiere ver a su familia con tranquilidad, al laboratorio también hubo quien se acercó porque «me piden el test para volar», señalaba Ana Henríquez, estudiante que vuelve a casa por Navidad. Ella es de Gran Canaria y cuenta que, si no le exigieran el test para el viaje, «me la habría hecho por seguridad». Esa fue justo la palabra que más repitió la gente durante la jornada. Sobre todo por quienes tienen familiares en edad de riesgo. Por eso está de acuerdo con la medida. «Me parece bien», reconoce. Para su caso concreto, le solicitan los papeles de la residencia y la reserva del vuelo.
A pocos metros de allí, en la calle Calderón de la Barca, podía verse una cola similar a las puertas de otra clínica, Integral Labs. Sobre las 12.00 horas en torno a diez personas esperaban en la calle a que les llamaran. Aunque no todos con la misma cita. «Venía a hacerme un análisis y me ha sorprendido ver a tanta gente, ahora caigo en que es por las PCR», comentaba Beatriz Bonachea que se topó con la cola sin esperarlo.
Al lado, María Victoria Rodríguez esperaba junto a sus a hijas a que les avisaran. En su caso sí era para hacerse el test PCR. Ellas fueron en familia porque tienen previsto viajar esta semana. «Si nos dejan», comentaba. Porque las idas y venidas de las restricciones todavía generan incertidumbre entre la gente. Son de Potes y llevan más de quince días con «mucho cuidado» y evitando las salidas. Al igual que el resto se la hacen por «seguridad». «Es importante, lo mínimo que puedo garantizar es que estoy bien», comentaba una de las hijas, Emilia Díaz, tras salir del test. Esperan que no ocurra, pero son conscientes de que un positivo «te cambia los planes» por completo. Les tocaría quedarse en Cantabria durante las Navidades.
Tras hacer la PCR, Lucía Pazos, santanderina, salía de la clínica con los ojos llorosos. Ella no va a juntarse con nadie. Su plan es celebrar la Navidad en casa, con su núcleo familiar. Esas cinco personas con las que convive. Pero se acercó a la clínica porque «voy a trabajar en Navidad en un campus con niños» y le exigen el negativo. Para asegurarse todo lo posible el resultado, también lleva días sin salir más que para lo imprescindible.
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