La celiaquía permanece en la sombra en Cantabria
El primer estudio regional sobre la enfermedad confirma el infradiagnóstico y servirá de base para impulsar cribados y prestar atención a los síntomas no intestinales
El primer estudio sobre la epidemiología de la enfermedad celíaca en Cantabria ha visto la luz en 2025. Para quienes estén familiarizados con la condición ... puede parecer irreal que un dato «tan significativo para tomar medidas sanitarias y políticas» como la prevalencia en la región –la proporción de casos en la población– se conozca en junio de este mismo año. Pero ha sido la doctora Alejandra Blanco García, médico de Urgencias del Hospital Valdecilla y autora de 'Epidemiología de la enfermedad celíaca en Cantabria', quien ha esclarecido las estadísticas y datos de la enfermedad en la región.
Comenzó su tesis en 2018 y gracias a contar con el visto bueno del Comité de Ética e Investigación de Cantabria, pudo trabajar sobre los datos reales, los 811 positivos entre enero de 2007 y el mismo mes de 2016 del laboratorio de Inmunología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Los resultados que arroja el estudio son claros. Un 0,14% de prevalencia, es decir, «un dato menor que el del resto de España e, incluso, por debajo del porcentaje a nivel internacional» y una conclusión sobre la que Blanco no tiene ninguna duda: «La enfermedad celíaca en Cantabria está infradiagnosticada».
Pero lo más importante, los datos no son el fin del estudio. «Debería ser la base sobre la que tomar decisiones sanitarias y políticas», plantea. Por ejemplo, viendo que el porcentaje de población afectada por la celiaquía es menor que en el resto de España, puede haber un déficit de pruebas relacionadas. Y a través del análisis de los datos concluyentes, poder plantear nuevas iniciativas: «Como un cribado a una edad concreta o en un tramo determinado, como se hace en Italia con los menores de entre 1 y 17 años con diabetes tipo 1, ya que es una enfermedad asociada a la celiaquía».
La posibilidad de optimizar las pruebas que se realizan está ahí. «Es una enfermedad con mucha carga asistencial y social», explica, por lo que los datos obtenidos «son súper importantes» como base para llevar a cabo programas de «diagnóstico precoz», tal y como ocurre en otros países. Sin embargo, hacer una lectura correcta y aplicar las conclusiones es primordial. A juicio de Blanco, «la sociedad sanitaria está actualizada y concienciada con la enfermedad», pero aún queda camino por recorrer. Como a nivel político, «debe haber un acuerdo y consenso para tomar decisiones en el sentido del diagnóstico, que es el objetivo final».
La enfermedad en Cantabria afecta a más mujeres que hombres. Y la media de edad de detección es a los 17,92 años. Y es que ya se pueden comprobar algunas evidencias en torno al diagnóstico. Desde 2016, el año tope del estudio, las pruebas realizadas en el Servicio Cántabro de Salud se han duplicado y, con ellas, el número de positivos. «De 2017 a 2024 se han diagnosticado 1.394 casos», un dato que también supone el doble que en el periodo anterior. Pero no es que haya aumentado el número de afectados, sino que hasta entonces los casos eran menos porque se realizaban la mitad de pruebas. Y eso que Cantabria cuenta con una situación «privilegiada en cuanto a tecnología». Todas las herramientas «para un diagnóstico correcto están disponibles en la sanidad cántabra». Pero, en muchas ocasiones, la parte más compleja es llegar al punto de comenzar el estudio de la afección.
La enfermedad celíaca «no siempre da la cara». De hecho, los síntomas digestivos, que son los que más directamente se relacionan con esta, son más comunes entre los pacientes menores de edad, tal y como recoge la tesis de Blanco. Hay otras señales de alarma que, en muchas ocasiones, se pasan por alto y que este estudio y la mayoría de los que se han publicado por el momento relacionan. «Las enfermedades asociadas más conocidas son la diabetes mellitus tipo 1, la tiroiditis y el síndrome de Down, por ejemplo». Pero no se queda ahí, «el vitíligo o la psoriasis sin artropatía también pueden estar relacionados».
¿Significa que tener cualquiera de estas dolencias supone un diagnóstico positivo de enfermedad celíaca? «Implica que al tener bases genéticas relacionadas, pueden estar en el mismo contexto». Por lo que, realizarse las pruebas a modo de prevención es útil. Otro de los factores de riesgo tiene que ver con la familia. «Todos los familiares de primer grado de un paciente con la enfermedad deben realizarse un estudio», sentencia. Ojo, independientemente de si tienen síntomas o no, «son uno de los grupos de riesgo y pueden ser pacientes silentes».
¿Cómo es el diagnóstico?
La enfermedad celíaca es «una enteropatía –una alteración patológica– causada por un proceso autoinmune de predisposición genética ante la ingesta de gluten y prolaminas afines existentes en cereales», explica. Y, aunque la relacionemos directamente con un problema digestivo, afecta y se manifiesta en muchos otros aspectos de la salud.
Hay cuatro manifestaciones principales, como explica el estudio de Blanco: «Enfermedad celíaca clásica, celíaca atípica, celíaca silente y celíaca potencial». Lo que diferencia las cuatro formas son los síntomas y el resultado de las pruebas que conforman cada estudio. Para un diagnóstico correcto se emplean cinco criterios: detección de síntomas, serología –prueba de anticuerpos en sangre–, biopsia intestinal, genética y respuesta al único tratamiento disponible para la enfermedad: la dieta sin gluten. «Pero no todas las pruebas se realizan en todos los pacientes. La principal es la serología: con síntomas y una prueba de anticuerpos positiva es suficiente para el diagnóstico», plantea, «las demás pruebas se hacen en situaciones concretas». Por ejemplo, explica la doctora, «un 30% de la población tiene genética positiva, aunque la enfermedad no se haya manifestado, por lo que no es determinante en todos los casos».
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