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Roberto Ruiz
Cultura impulsa la declaración de Bien de Interés para la trova montañesa

Cultura impulsa la declaración de Bien de Interés para la trova montañesa

El acuerdo publicado en el BOC destaca que estas canciones recitadas son una de las manifestaciones «más peculiares y propias de la cultura pastoril y ganadera del occidente cántabro»

DM .

Santander

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Jueves, 5 de abril 2018, 11:51

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La Dirección General de Cultura ha acordado incoar expediente para la declaración de la Trova Montañesa como Bien de Interés Local Etnográfico Inmaterial, de lo que dará traslado a los ayuntamientos de Polaciones, Tudanca, Rionansa, Lamasón, Herrerías, Valdáliga, Ruente, Cabuérniga y Los Tojos.

Tal y como consta en el acuerdo publicado hoy en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC), la medida tiene en cuenta la propuesta de la Comisión Técnica de Patrimonio Etnográfico y Paisaje, que plantea la incoación de expediente para la declaración de la Trova Montañesa, en los valles de los ríos Saja y Nansa, como Bien de Interés Local Etnográfico Inmaterial; con el visto bueno de la jefa de Servicio de Patrimonio Cultural.

Esta iniciativa ocurre unos meses después de que quedara sin efecto el expediente para declarar las mascaradas rurales de invierno como Bien de Interés Cultural porque se topó con el informe desfavorable del Servicio de Patrimonio por la «función primordialmente turística» de algunas de esas manifestaciones. A raíz de ello, la Consejería de Cultura anunció que lo intentaría de nuevo tramitando de manera individual cada una de las mascaradas previo estudio. Y, entre tanto, se incoa el expediente para la Trova Montañesa.

Características de la Trova Montañesa

En la descripción del bien a proteger que consta en el BOC se detalla que la Trova Montañesa es una de las manifestaciones «más peculiares y propias de la cultura pastoril y ganadera del occidente cántabro, donde aparece llena de raigambre y particularidad».

La trova es una versificación popular campesina que se recitaba y cantaba, tradicionalmente, entre los pastores y vaqueros en las reuniones vecinales, en las cantinas y tabernas y en las ferias y festejos. En concreto, era una manifestación muy propia de las comunidades de vaqueros de vacas tudancas de los valles medios y altos de los ríos Saja, Nansa y Bullón.

Según el acuerdo, estas versificaciones cumplen varias funciones «de enorme significado societario que tienen por objeto incrementar la cohesión social y corregir o neutralizar las amenazas en ese sentido». Por una parte, a través de los relatos y sucedidos a vecinos y vaqueros, se fomenta el conocimiento común de acontecimientos relevantes de la vida cotidiana, y por otra, mediante la crítica de determinadas actitudes y acciones, cumplen la «función correctora y sirven para reprenderlas y censurarlas, en la medida en que pueden amenazar el equilibrio social del colectivo».

Originariamente, los pastores y vaqueros de la aldea, a menudo los propios padres o hermanos mayores en casa y los miembros de la sociedad de mozos del pueblo, transmitían las formas de versificación de las trovas al tiempo que las propias trovas retenidas en la memoria.

La persona que discurre y memoriza este tipo de composiciones, así como el que las cantao recita se conoce generalmente hoy como 'trovador', un cultismo, y anteriormente, también, 'trovero'.

Así son las canciones

La trova se versifica en cuartetas octosílabas con asonancia alterna abcb, y/o versos octosílabos encadenados. Se puede recitar con tono y sonsonete característico, o se puede cantar al estilo de la tonada montañesa. En los valles altos, preferentemente se canta al aire de toná, específicamente en Tudanca y Polaciones, mientras es propio de los pueblos y valles bajos el preferir los recitados o, a veces, también, los cantos romancísticos.

Las trovas se clasifican en Églogas, Tropiezos de Vaqueros, Pasás y Ferias, Testamentos de Animales, Aguinaldos atípicos, la Mocedad, el Trabajo de la Madera, la Caza, Acontecimientos en la Vida del Pueblo, Homenajes y Crímenes.

En ocasiones, sobre todo durante los espectáculos festivos, se suele exigir cierta prestancia en la caracterización y las vestimentas. Debe mostrarse la identidad de la comunidad campesina de que se procede. Se suele exigir boina negra, camisa blanca, chaleco, pantalón de mahón o negro con faja negra o roja, pañuelo ferial al cuello, que suele ser rojo, y las imprescindibles albarcas o almadreñas montañesas, o mejor de estilo carmoniego o tudanco. Como complemento el palo pintu, el cayado o el cachiporru de pastor.

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