«Es muy gratificante cuando incautas droga o detienes a traficantes»
El subinspector de la Policía Nacional Jesús María Fernández y el comandante de la Guardia Civil Alfonso Serrano reciben las Medallas al Mérito Civil | El guardia civil de Tráfico Roberto Caballero ha sido distinguido con la Medalla al Mérito de la Seguridad Vial
«Es muy gratificante cuando incautas droga o detienes traficantes». El entrecomillado es del subinspector jefe de la Policía Nacional Jesús María Fernández, que este ... lunes recibió, «con gran honor», en la Delegación del Gobierno en Cantabria, la Cruz de la Orden del Mérito Civil. Fernández asegura que este reconocimiento es fruto del «esfuerzo colectivo» del Grupo de Estupefacientes, una especialidad en la que «no se ve el trabajo que haces hasta el final». «Puedes estar muchos meses inmerso en una operación y nadie lo ve», dice este mando policial. «La satisfacción es muy grande cuando concluye el operativo y lo hace con buenos resultados», afirma.
Tan grande como el «orgullo» que siente por vestir el uniforme de la Policía Nacional, ya que para el distinguido es un sueño formar parte del Cuerpo. «Tenía claro desde niño que quería ser Policía Nacional. Luego ya oposité y para Ávila -ciudad en la que se ubica la Escuela Nacional de Policía (ENP)-». Desde entonces han pasado ya 36 años, casi cuatro décadas de servicio al país y la ciudadanía que es «complicado» de resumir.
Fernández estuvo «mucho tiempo» destinado en el País Vasco, «en la época mala, porque fui en 1991, cuando había un atentado de ETA todas las semanas». Tras su paso en la comunidad vecina, llegó a Cantabria, donde lleva 14 de servicio. Y todavía le quedan varios años, ya que asegura que lo suyo es un trabajo vocacional. «Mi familia sabe que si volviese a nacer, volvería a ser policía», afirma Fernández. Y hablando de casa, el agente tiró de orgullo paterno y añadió que su hija está opositando para entrar también en el Cuerpo. «Estoy muy contento y ojalá apruebe pronto», deseó.
Fernández no fue el único homenajeado este lunes. El comandante de la Guardia Civil Alfonso Serrano, recibió la medalla de la Cruz de Oficial de la Orden del Mérito Civil, tras estar al frente de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil en Cantabria desde 2015 hasta este año. Ahora, tras el reciente ascenso a comandante, le han destinado a la Dirección General de la Guardia Civil, en Madrid.
Para Serrano, la medalla obtenida es fruto del «buen rendimiento y trabajo que ha hecho mi unidad durante este tiempo». «Me llevo una gran cantidad de operaciones que han sido distinguidas con actos, medallas y ruedas de prensa». De todas ellas, destaca el caso de José Reñones, condenado a prisión permanente revisable tras matar a su pareja Eva Jaular y al bebé de ambos, de once meses de edad. «Una sentencia pionera en Cantabria», recordó.
Serrano deja «un grandísimo recuerdo» después de su paso por la región, porque pese a no ser cántabro «tengo una sensación de pertenencia a esta comunidad». «He hecho mi familia aquí, me he casado aquí y mis hijos han nacido aquí. Así que, mi idea es volver cuando tenga la posibilidad», afirma el ahora comandante, que llegó a Cantabria como teniente de la Academia General Militar de Zaragoza. Y es que, su hilo con la vida castrense viene de casa. Su padre era militar del Ejército de Tierra y el propio Serrano reconoce que «siempre había querido ser infante». Pero todo cambió cuando su entorno le aconsejó la Investigación. «Desde que empecé a mirar la especialidad sabía que estaba hecho para ello. La vocación me vino con la vida militar, pero la investigación fue lo que me hizo enamorarme de la Guardia Civil», señaló.
Auxilio en carretera
En el acto, también fue distinguido el guardia civil de la Agrupación de Tráfico de Cantabria Roberto Caballero con la Medalla al Mérito de la Seguridad Vial, en categoría de bronce con distintivo azul. Para el agente, que lleva en la Benemérita 37 años, la condecoración «va en trayectoria» con el tiempo de servicio. De las casi cuatro décadas, en las que «ves muchas diversidad de accidentes, porque la seguridad ha cambiado mucho desde cuando empecé a la actualidad, Caballero se queda con un sentimiento: «Lo que más me llena es el auxilio a personas en carretera».
«Es lo que más hacemos y menos se ve», añade el agente, quien «desde que era un niño quise vestir el uniforme de Guardia Civil». Su unión con el Instituto Armado viene desde que era pequeño y desde su propia casa. Según relata, su padre también fue guardia civil. Caballero ingresó a los 16 años en el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro. «Este año hago las bodas de oro», celebra con «mucha felicidad».
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