Iván celebra su 47 cumpleaños pescando dos doradas de 3,5 kilos cada una
Este vecino de Obregón (Villaescusa) capturó los dos ejemplares este martes en la ría de Cubas: «Ha sido toda una sorpresa y un regalo inesperado», dice
Todo apuntaba a que este martes iba a ser una tarde más en la que Iván Agudo, junto a su primo, se iba a ir ... a casa con cero ejemplares pescados en su casillero particular. Sin embargo, la fortuna de este vecino de Obregón (Villaescusa) cambió «en apenas diez minutos». Tiempo en el que capturó dos doradas de 3,5 kilos cada una en la ría de Cubas, «concretamente en la zona de Pedreña».
«Ha sido toda una sorpresa y un regalo inesperado», comenta a El Diario Montañés Agudo, que este lunes fue su 47 cumpleaños y las dos pescas tuvieron lugar este martes. En casa ya predijeron el futuro y le comentaron que iba a celebrar su día con la captura de algún pez. No se pensaron que la fortuna iba a ser tal que en vez de llevarse uno, consiguió llevarse dos.
Según relata este aficionado a la pesca, eran las siete de la tarde cuando la caña empezó a temblar. Estaba solo, porque su primo ya se había marchado. Algo había picado, y era pesado porque tiraba con fuerza. Es por ello que decidió sacarla «con paciencia» porque la zona era «muy complicada». «La ría tenía muchas ostras y en cuanto se engancha una se rompe el hilo, da igual el que tengas», se justifica.
Pese a la típica lucha entre pescador y pez, este asalto se saldó «relativamente fácil». «Será que la pillé de sorpresa», bromea Agudo, que asegura que con la siguiente dorada no hubo tantas risas. En esta ocasión, capturarla «costó bastante» y el de Obregón se mojó para llevarse el premio a casa. «Me tuve que meter en la ría y sacarla como pude. Incluso se me rompió el hilo, pero tuve la suerte de que no saltó al agua otra vez», señala.
El esfuerzo dio resultado y encima con mayor recompensa que en la primera pesca, porque esta segunda dorada era «un pelín más grande».
Premio a la constancia
La pesca es una afición muy sacrificada en la que «hay que tener esperanza y paciencia, mucha paciencia». «Hay días que pasas muchas horas a ver si hay suerte o no», valora Agudo, que recuerda que de niño siempre iba a pescar pero que luego de mayor tuvo un parón.
Ahora ya, metido en la faena de nuevo desde hace dos años, intenta ir a pescar todos los días. Aunque sin mucho éxito, sobre todo en esta época estival en la que «muchos días vuelves a casa a cero». «Es que la pesca es muy complicada», admite.
«Después de un verano un poco caótico en el que se me han escapado cuatro o cinco doradas, ayer fue un día para no olvidar». Por ello, lejos de tirar la toalla, «aunque alguna vez hablamos de no volver más», Agudo aboga por no desanimarse y seguir yendo a pescar con regularidad. Para este pescador, las dos capturas de ayer fueron «una motivación para seguir».
Cuestionado por si iba a vender las dos doradas, Agudo respondió que ambas se quedan en casa. «En un restaurante te dan dinero, pero prefiero celebrarlo con mi familia», añade. Las gestas son para disfrutarlas con la gente que quiere cada uno, pero también para compartirlas con orgullo. Como hizo la pareja de este pescador, Cristiana, que contactó a este periódico para comunicar la hazaña. Un acto que no convenció mucho al protagonista de la historia.
«Me gusta pasar desapercibido», subraya Agudo, que dijo a su pareja que «no mandase nada al periódico». Frente a ello, la respuesta de Cristiana fue un golpe directo: «Demasiado tarde, porque ya he mandado hasta las fotos». Un día después, Agudo recibió la llamada de El Diario Montañés para comentar la captura.
«Estoy muy feliz y súper contento por haber pescado las dos doradas», afirmó el pescador, que este miércoles se tomó un descanso. Un parón efímero. Este jueves o viernes volverá a echar la caña una tarde más en la ría de Cubas, «a ver si vuelvo a tener suerte».
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