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Enrique Bretones, ante el ayuntamiento de Alfoz de Lloredo. Javier Rosendo
Enrique Bretones: Limones y laureles

Enrique Bretones: Limones y laureles

Aspirante a luengo 'alcaldón', Enrique Bretones, novalino de 44 años, ha transitado por el PP y PRC hasta vestir un 'traje', el de independiente, que, dice, le sienta como un guante

Nieves Bolado

Santander

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Martes, 14 de mayo 2019, 16:33

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Antonio Bretones -Chamullo- bajó hace muchos años un día a la mina de Novales, donde era responsable de la explotación. Vio que la estiba no aseguraba la vida de los mineros a su cargo, sus compañeros. Dio la voz de alarma y les avisó para que, rápidamente, abandonaran el tajo. Aquello 'olía' a tragedia. Todos salvaron la vida pero Chamu, que entonces tenía 38 años, cayó bajo el peso feroz de una piedra que le abatió y le dejó parapléjico. Murió. Su hijo, Enrique, era solamente un niño, y en aquel Novales dejó sueños y futuro en un hilo que ahora vuelve, de nuevo, a madejarse.

Han pasado muchas décadas y el hijo de Chamu trae de nuevo el apellido Bretones a las páginas del periódico, donde jamás pensó aquel minero haber sido protagonista, a no ser que fuera en una necrológica de la tragedia minera. Enrique, Quique, Bretones aspira ahora mismo, de nuevo, a ser un remedo de 'alcaldón', de esos que quieren de perpetuarse más allá del tiempo lógico de un mandato. No importa por dónde transite. No importa tampoco las siglas que le den cobijo, porque Bretones ha catado al PRC y el PP y, al final, ha tirado por el camino de en medio: el de sí mismo.

Tiene 44 años y de simple trabajador ha ido escalando por el andamio de la formación hasta conseguir, recientemente, el grado oficial de Marketing, Relaciones Públicas y Publicidad, en Cesine, una de esas carreras nuevas que uno no sabe muy bien cómo se ejerce, pero que avalan la orla del político: «Me ha costado, pero ahí está colgado el título», precisa con detalle de estilete por aquello de que los títulos universitarios están en solfa. En realidad, es un trabajador en excedencia de Textil Santanderina, integrado en el área de I+D.

El hijo de Chamu, que murió en un accidente minero, se ha formado en Marketing, con un título oficial «que no ofrece ninguna duda»

Hijo de minero, trabajador de una empresa cántabra, de alguna manera un 'self made man', su vena política nació con vocación de futuro, con pocas ganas de parar. Dicen quienes le conocen que le gusta más la política que los limones que en su pueblo aromatizan el arroz con leche o un buen 'gin-tonic' y que dan un amarillo-luz, incluso, cuando los nubarrones ocultan este valle. «Es un animal político en estado puro», dice uno de sus mejores amigos. «Es un camaleón sin prejuicios», espeta quien asegura que, aún queriéndole «bien», prefiere que no gane el 26-M.

Sonia, su mujer, ni ganas tiene de verse embolicada en asuntos políticos, «¡Qué va!», admite el candidato que por tercera vez ansía dirigir los destinos de Alfoz de Lloredo. De política, nada, pero felizmente casados y padres de Antonio, de seis años, y de Marina, de nueve. Los nombres de los chavales que crían bajo la sombra de los limoneros novalinos fueron, al igual que en la contienda política, fruto de pactos, en los que Quique Bretones se mueve como pez en el agua: «Así se llamaban mi abuelo y la abuela de mi mujer». Continuidad, pues, intento de seguir siendo.

Parece que aquí, en Novales, en Alfoz de Lloredo, en los pueblos también de La Busta, Cóbreces, Oreña, Rudagüera y Toñanes, el nombre sigue siendo más importante que las siglas que le preceden. Primero, el PRC en el año 2003, con los que se situó; en 2007, con el Partido Popular, hizo 'hazaña'; en 2011, «mayorías absolutas que nos ha dado nuestro pueblo porque sabe que lo único que nos importan son los vecinos». Parece que el grado de Marketing ha reforzado el discurso del hijo de Mercedes, una mujer fuerte a la que la desgracia de la mina le hizo protagonista y guía única de su prole.

A Quique, como diría el emérito, le llena «de orgullo y satisfacción» ser el hijo de Chamu, «pasear con la cabeza alta por mi pueblo» donde los limones dan un aroma especial, y donde Bretones se identifica «con ese color amarillo, que confiere tanta alegría, que es como quiero ver a mi pueblo y a mi gente». Entre tanta algarabía, sus oponentes políticos y sus detractores, que también los tienen, dicen que «aquí hay más teatro que verdad», pero sus seguidores, que hasta el momento han sido bastantes y extremadamente fieles, dicen aquello de que «si la envidia fuera tiña...».

Ególatra o adalid de sus gentes, Bretones pasea por sus pueblos -dice- «sin complejos», aupado por el apoyo relevado de sus vecinos. PRC, PP, independiente... ¿qué siglas le quedan por poner en su cartel electoral? «Pues, mira, ahora estamos dentro de un traje hecho a nuestra medida. No tenemos más obediencia que cumplir los deseos de los vecinos, sin seguir instrucciones de nadie», asegura. Lo malo es que sus oponentes políticos han puesto nombre a este nuevo traje, su propio nombre: 'Chaquetero'.

En las sombras del aún alcalde de Alfoz de Lloredo en funciones está haber sido el primer cargo público procesado por la contratación supuestamente irregular de un abogado habitual en los ayuntamientos gobernados por el PP en Cantabria, algo que, hasta ahora, no parece haberle quitado el sueño a los vecinos de Alfoz, pero Bretones reconoce que tiene «un pálpito» que le deja tranquilo y que le huele, de nuevo, a mayoría absoluta.

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