Paloma del Río
Referente del periodismo deportivo en España, Paloma del Río pasa sus veranos en Laredo, donde disfruta del Cantábrico en La Salvé
Testigo del enorme crecimiento experimentado por el deporte español en las últimas décadas, que narró en primera persona en Televisión Española, la periodista Paloma del ... Río (Madrid, 1960) disfruta ahora de una merecida jubilación. Cuando llega el verano, se traslada a Cantabria, en concreto a Laredo, para vivir cerca del mar Cantábrico, que es lo que más echa de menos en Madrid, su residencia habitual.
–Lleva muchos años veraneando en Cantabria. ¿Qué fue lo que le trajo por primera vez a esta tierra y por qué repitió?
–Mi historia con Cantabria viene desde que yo era pequeñita, porque mi abuela paterna era de aquí. Se apellidaba Cabarga, que es mi tercer apellido. Ella era de una aldea muy cercana a Liérganes y de pequeñas veníamos con mis padres esa zona a pasar el verano con mis primos, que eran de la familia Pérez Rubalcaba –Paloma del Río era prima del político cántabro Alfredo Pérez Rubalcaba– y vivían en Solares. Y luego, a partir de ahí hemos venido más bien de visita. Yo he venido alguna vez a algún curso de la Universidad Menéndez Pelayo y ahora pasamos aquí los veranos. Tenemos una casita a la que venimos huyendo del calor de Madrid y aquí estamos muy bien. Desde hace ya unos años estamos viniendo de manera continua, si podemos también en Semana Santa y en otros momentos. Ahora que estoy jubilada tengo más tiempo para venir a disfrutar de Cantabria. También es cierto que cuando acaba el verano suelo escaparme unos días con un grupo de amigas a la zona de Levante.
–¿Qué es lo que más le atrae de Cantabria y del verano cántabro en concreto?
–He soñado toda mi vida con tener una casita en la playa. Los que no tenemos mar no sabes lo que lo echamos de menos. Ya sabéis cómo salimos los de Madrid zumbando para el norte, para el este, para el sur… siempre buscando una playa porque necesitamos ese mar que vosotros tenéis y que a nosotros nos falta. De aquí me atrae todo. Ya cuando lo conoces, conoces a la gente, conoces las tiendas, te conocen a ti, sabes dónde tienes que comprar el pescado, la carne, el supermercado... En fin, haces tu pequeño barrio y haces hogar. Pero sobre todo es la proximidad del mar, el poder oírlo permanente y el poder salir todas las mañanas a pasear por el paseo marítimo y hacerme mis caminatas por esta zona.
–Le iba a preguntar por su playa predilecta, que supongo que es La Salvé.
–Sí, es mi favorita.
«Como madrileña de varias generaciones y que allí tiene que estar sin mar, lo que me gusta es ver y sentir el Cantábrico. Es una maravilla»
–¿Qué es lo que más le gusta del Cantábrico y de las playas cántabras? Son muy diferentes a las del levante español.
–Sí, tienen otro carácter. A la gente le parece que el agua está fría y a mí me parece que está estupenda. Me gusta que esta playa está limpia, es muy raro que haya algas, por ejemplo. Hay veces que me levanto muy pronto y a las cinco de la mañana veo los tractores del Ayuntamiento limpiando la playa para que esté perfecta por la mañana. También me gusta que hay espacio para todo el mundo, hay privacidad. No tienes el apelotonamiento que tienen otras playas de Levante, que son mucho más pequeñas.
–¿Qué otros lugares o rincones recomendaría a quienes vienen aquí en verano?
–Primero Santander, claro, la capital, a la que he ido muchas veces. Luego también me encanta toda la zona de Noja, de Isla… O sea, todo lo que es la costa. A mí lo que me gusta es estar al lado del mar. Por eso me gusta la zona de Islares, y la bahía con Somo y Pedreña… Cuando estamos aquí no tiramos tanto para el interior, nos movemos más por la zona exterior, la del mar. Como madrileña de varias generaciones y que allí tiene que estar sin mar, lo que me gusta es ver y sentir el mar. El Cantábrico es una maravilla.
–Si tiene que elegir un plato cántabro, ¿con cuál se queda?
–A mí me pierden las rabas, mato por unas rabas. En Laredo hemos hecho una especie de catas entre los mejores sitios para tomarlas, para saber dónde están mejor fritas, más crujientes, más tiernas… Es un plato que hay parecido en otros sitios de España, pero las de aquí son especiales.
–¿Aprovecha sus estancias veraniegas para disfrutar de alguna de las fiestas populares de Cantabria?
–Procuro no meterme en muchos barullos porque me agobia mucho la multitud. Como vengo de Madrid, donde hay tanta gente en todos los sitios, con atascos y coches por todos lados, procuro no meterme en esos jaleos. Sé que aquí hacen unas fiestas muy bonitas, como la del 16 de julio, cuando hicieron de la Virgen del Carmen con todos los puertos y los barcos engalanados, y me parece una tradición preciosa. Luego aquí, en Laredo, a finales de agosto está la batalla de las Flores, que está preparando ahora toda la gente, aunque los lugareños lo tienen muy escondido. Son fiestas muy bonitas pero en general prefiero mantenerme al margen porque las aglomeraciones me agobian mucho.
«Los Juegos Olímpicos de Barcelona supusieron un antes y un después en el deporte español»
–Es usted un referente en el periodismo deportivo en España, y en Cantabria hay una buena cantera. ¿Está al tanto de las competiciones?
–Me voy enterando de la situación local cuando estoy aquí, cuando veo Telecantabria, cuando leo los periódicos locales. También me gusta mucho ir a ver las competiciones de bolo, que veía aquí desde pequeña, así que ahora vamos de vez en cuando a alguna partida. Y luego aquí en Laredo hay una prueba muy típica que hemos emitido en Teledeporte durante todos los años, que es una prueba de 10 km y que sé que tiene mucho tirón.
–Cuando usted empezó, salvo excepciones los deportistas españoles no destacaban demasiado, pero ahora son referentes en muchas disciplinas. ¿Cómo ha vivido esa evolución?
–Creo que los Juegos Olímpicos de Barcelona significaron un punto y aparte. Fue a partir de ellos cuando el deporte español empezó a crecer. Éramos los anfitriones y los anfitriones siempre quieren hacer un buen trabajo. Fue entonces cuando se comenzó a ayudar a los deportistas a dedicarse exclusivamente a sus disciplinas a través de las becas, lo que permitió que muchos se convirtieran en auténticos profesionales.
–¿Cuáles han sido las claves de ese cambio?
–Ahí también hemos jugado un papel muy importante los medios de comunicación, dando visibilidad al esfuerzo y los resultados de los deportistas, que dependen mucho del apoyo que tengan a través de patrocinadores. Para que lo consigan es necesario que la gente lo vea, lo oiga, que esté en la televisión, en la radio y en los periódicos. Gracias a eso los deportistas tienen mejores medios, entrenadores, más tiempo y materiales. Todo eso se traduce en la posibilidad de viajar más, de que haya más contratos a deportistas y de que se les pague un salario justo.
–Ahora que se ha jubilado y ve los toros desde la barrera, ¿cómo valora el cambio que la tecnología ha provocado en el periodismo y la comunicación?
–En un primer momento pensé, y en cierta manera sigo pensándolo, que las redes sociales agilizan mucho la comunicación y bien utilizadas pueden ayudar mucho. Por ejemplo a los deportistas, para darse publicidad, esa publicidad que los medios de comunicación tradicionales, prensa, radio y televisión muchas veces no les damos. En ellas puede dar a conocer su trayectoria, las competiciones en las que participan y los resultados que consiguen. Pero en general creo que eso se ha deformado y ahora esas redes sociales en muchos casos son utilizadas perversamente por personas que no dan la cara, que se ponen un nick y se aprovechan del anonimato para soltar lo que no son capaces de decir a la cara. Me parece una cobardía tremenda. Con esas plataformas, que en un primer momento significaban una comunicación sana, buena y rápida entre las personas que las utilizamos, ahora hay que tener mucho cuidado por todos los insultos, las malas palabras y la basura que sueltan muchas personas que estoy segura de que frente al frente no lo dirían, pero bueno, esa es la esencia del ser humano.
«Para informarse es muy sano ver o leer la misma noticia desde varios puntos de vista para construir tu propia opinión»
–¿Y cómo ve la del periodismo y el papel que tiene que jugar en la sociedad actual?
–El periodismo y la información son necesarios, lo han sido siempre. Ahora tenemos unos medios mucho más dinámicos y rápidos y me parece que la gente tiene que saber lo que está pasando e informarse. Es verdad que tendemos a leer periódicos o ver televisiones de una misma línea editorial y que solo atendemos a esa. Pero es un ejercicio muy sano el no leer solo esos canales o periódicos; de hecho, para informarse es importante consultar medios de diferentes tendencias y luego ya cada uno se puede hacer su propia composición de lugar. De lo contrario la gente se va a ver influenciada por lo que éstos dicen y por su línea editorial. Creo que lo sano es ver o leer la misma noticia desde varios puntos de vista para construir tu propia opinión sobre lo que está pasando. Lo que está claro es que las personas y la sociedad en general tienen que estar informada de lo que pasa en el mundo.
–Volviendo a Cantabria, ¿por qué recomendaría a la gente que venga a disfrutar del verano aquí?
–Por desgracia, con este cambio climático que está habiendo y con estas olas de calor tan terribles que estamos teniendo, la gente se va hacia el norte en busca de una temperatura con la que se pueda vivir bien. No es sano estar a esas temperaturas tan altas que hay ahora en otras zonas de España. De momento la Cornisa Cantábrica se está salvando. No sé si durará mucho, pero ahora mismo es una zona en la que hay unas temperaturas que se pueden soportar, mientras que en otros lugares ya son más propias de África o de zonas desérticas. Creo que esto va a ir creciendo y que este fenómeno cada año va a ir a más, porque la ola de calor que antes duraba una semana ahora dura medio mes. Y con el paso del tiempo, si no ponemos remedio, va a ser la constante. También se nota vital en invierno, porque ahora hay unos días de frío y de lluvia que no son normales.
–Los patrones meteorológicos están cambiando.
–Sí, el cambio se nota. Los inviernos y los veranos que yo recuerdo cuando era pequeña no tienen nada que ver con los que se producen ahora. Esto significa que estamos haciendo las cosas mal. Y en ese contexto, toda la zona cantábrica será el oasis en medio del calor que cada vez más se está dando en España en los meses de julio y agosto.
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