«Con mal tiempo, la gente no tiene el mismo carácter»
Recepcionista durante 27 años en el Hotel Santemar, reconoce que «aparte de simpatía, un poco de empatía no está de más»
El hotel Santemar recoge turistas en todas las temporadas del año. Es un clásico de Santander. Susana Cuevas lleva trabajando allí como recepcionista durante 27 ... años. Eso da para tener muchas experiencias. Como para un libro.
–Cuando todo el mundo se va de vacaciones es cuando más le toca trabajar. ¿Eso cómo se lleva?
–Cuando eres joven es peor. Pero bueno, te vas acostumbrando y es lo que hay. Te toca trabajar y la gente tiene que disfrutar.
–Lo del nuevo sistema de registro les está dando más sudores que el calor, ¿no?
–Sí, ahora es más complicado porque hay que pedir los DNI a la gente, todos los datos, número de soporte, datos de niños, de padres, abuelos... Vamos, de todo el mundo. La verdad que es bastante agobiante. Además, hay muchos que son clientes antiguos y hay que volverles a pedir otra vez todos los datos.
–Suena a contrasentido, pero ¿estando de vacaciones tenemos más prisa?
–Hay de todo. Hay gente que tiene mucha prisa y hay gente que está realmente de vacaciones. Si hace bueno, tienen más prisa porque quieren ir a la playa. Pero, si han aparcado, si les ha ido el día de cara, pues todo está bien. Hay personas muy tranquilas que no tienen ningún problema y hay gente que no tanto. Sí, al final depende un poco de la situación y del cómo les haya ido todo.
–En su trabajo, o uno es simpático o no tiene nada que hacer. ¿Qué es lo que más hace falta?
–Bueno, hay que intentar agradar al cliente, claro. Y, aparte de simpatía, un poco de empatía no está de más. Porque al final cada cliente es un mundo, cada uno pide unas cosas y tienes que ponerte en su lugar y ser capaz de entender lo que quieren.
–Y dígame: ¿qué es lo más raro que le han pedido?
–Alguna vez me piden compresas o cosas así. Pero no sabría decirte. Es que, la verdad, me han pedido de todo.
–¿Y qué es lo que más le suelen preguntar los turistas?
–Lo típico que le pueden preguntar a una recepcionista. Pues un poco cómo ir al centro, sobre la facilidad de coger taxis, conocer Cantabria en general, la zona de Potes, de los Valles Pasiegos, las playas… Hay clientes que vienen al mar, otros que vienen a la montaña y los que vienen a todo a la vez. Aunque en estas fechas, principalmente, la gente busca, ante todo, respirar. Ahora viene sobre todo mucha familia. Los grupos de amigos van más en invierno que ahora, que está más caro. Y todos buscan lugares tranquilos.
–¿A qué sitio les manda que sabe que nunca falla?
–Yo por esta zona mando mucha gente al restaurante La Flor de Miranda. Es un sitio del que siempre vienen contentos de comer pescado, marisco y luego, otro de por aquí, al Fuente Dé, que también cumple muy bien.
–Dice un amigo que en un hotel, el día que llueve, el colchón está duro, el café frío y el buffet es escaso…
–Suele pasar eso, sí. '¿Y qué hacemos con los niños si llueve?', te dicen mucho. Pero es que vienen a Cantabria. A veces llueve, a veces hace bueno… Y se nota mucho. Los días de mal tiempo la gente no tiene el mismo carácter. Pero bueno, saben a dónde vienen y saben que puede llover y puede hacer frío. No porque tengas la playa a cien metros va a salir el sol. Aunque a alguno se nota que le da rabia, pero tampoco pueden hacer mucho.
–Habrá más de uno, en verano, que hasta prefiera dormir por el día…
–Sí, a veces se tienen que ir a las doce y algunos tienes que ir tú como recepcionista a las dos de la tarde a llamar y despertarles o entrar casi a 'echarles'. La noche no la pasan en la habitación, sólo están ahí un rato por la mañana. Hasta que les avisamos...
–Seguro que después de treinta años en la recepción tiene historias para escribir un libro…
–Ya no me acuerdo de mucho, pero sí, hay de todo. Son muchos años, gente de fiesta... He podido ver muchas cosas.
–Valdrá más por lo que calla que por lo cuenta…
–Hay que saber también respetar al cliente y otro de los papeles del recepcionista tiene que ser la discreción. Aunque luego entre nosotros tengamos nuestros cotilleos, de puertas afuera se debe ser discreto.
–En un hotel tan grande como este, la plantilla tiene que ser casi como la familia...
–Sí, bueno, ahora se está renovando mucho la plantilla porque como el hotel ya tiene sus años, hay mucha gente que ya se ha jubilado y están viniendo nuevos. Gente nueva, pero sí, hay muchos con los que llevamos tiempo y somos como de la familia. Nos conocemos demasiado. A veces, hasta nos reñimos un poco de la confianza que tenemos.
–Y cuando usted es clienta, ¿en qué se fija en un hotel?
–A ver, lo que más busco es que una recepción te agrade. Que te sepan atender y que sean amables. Eso es lo que me parece más importante. Como profesional, cuando yo soy una clienta, intento no ser muy pesada. Dejo que los de recepción trabajen, que están ahí para eso, y disfruto de lo que tengo.
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