Gonzalo Garea
Gonzalo Garea, nutricionista de la Selección Española, explica su conexión con la región, además de cómo es su vida como profesional de la alimentación y recuperación
Gonzalo Garea, nutricionista deportivo, dirige actualmente la alimentación y recuperación de la selección masculina sub-21. Tras su paso por el Mundial femenino de 2022, ... donde España se proclamó campeona del torneo y el cántabro planificó menús, coordinó la logística de viajes y educó a las jugadoras sobre nutrición, ahora aplica esa experiencia con los chicos. En esta etapa, adapta la alimentación a cada partido y a las necesidades individuales. Además, compagina su labor con la docencia en la Universidad Europea del Atlántico, donde transmite sus conocimientos a futuros profesionales. A pesar de su agenda internacional, Garea mantiene un vínculo fuerte con Cantabria. Vive en Santander con su mujer y sus dos hijas, y disfruta del mar y la montaña, de los paseos por Mataleñas y de los productos locales. «Mejor que en Cantabria no se va a estar, es el mejor sitio para vivir porque aquí está todo», asegura.
–Gonzalo, ¿qué es lo que más le gusta de vivir en Cantabria durante el verano?
–Bueno, yo soy de aquí, de Reinosa, y he vivido mucho tiempo en Santander. Mi mujer y yo vivimos aquí, entonces es el mejor sitio para vivir probablemente. Siempre salimos un poco, pero al final, en Cantabria está todo lo bueno, y no hay mejor lugar para estar, o eso dice mucha gente.
–¿Cómo compagina su vida familiar con los compromisos?
–Al principio estaba con los dos equipos, pero es que no me da la vida. Ahora solo estoy con el conjunto masculino, entonces he recortado la cantidad de días fuera. Son 10 días fuera en lugar de 20 (risas). Me dieron a elegir y he recortado, además ahora estoy con jugadores como Mateo Joseph y Pablo Torre.
–¿Qué es lo que más disfruta de Cantabria?
–Me encanta perderme por los montes, hacer ejercicio, salir en bici o correr. Y la playa, claro. Incluso cuando llueve, no me importa, lo disfruto igual.
–Con la Selección, ¿qué considera más importante para ellos?
–La recuperación. Siempre priorizamos alimentación adecuada, descanso y sueño. Sobre todo, la alimentación va ligada al rendimiento y a cómo se sienten. Si estás cansado o emocionalmente afectado, la comida influye mucho en cómo respondes.
-¿Suele llevar productos típicos de Cantabria a los jugadores?
–Sí, aunque los sobaos solo para el staff. Para ellos, a veces ponemos bocarte o bonito y les digo que estamos en temporada. Los postres están controlados por nuestro cocinero.
–¿Qué retos se encuentra como nutricionista de un equipo profesional?
–Cada jugador es un mundo. Hay que saber qué le viene bien, cómo interactúa con su entrenamiento y cómo encajar con lo que permite el campeonato o el hotel. A veces los planes cambian, como vuelos retrasados o menús que llegan en el momento equivocado, y hay que improvisar rápido.
–En Cantabria, ¿hay algún lugar que considere especial?
–Mataleñas es lo más grande que hay. Los paseos, los baños a última hora de la tarde sin gente... También irte al agua con la sudada que llevas después de jugar a las palas. Eso es top.
–En su día a día con la selección masculina, ¿cómo organiza los menús?
–Todo depende del partido, la distancia de viaje y el tiempo que tienen para comer. Siempre hay hidratos de carbono, proteína de calidad, verduras y fruta. Hacemos bufé y cada jugador elige según sus necesidades, pero todo está planificado para favorecer la recuperación.
–Cantabria es famosa por su gastronomía. ¿Tiene algún plato favorito?
–Soy muy de cuchara y me gusta ir a pueblos. A veces discuto con mis amigos o familia por el sitio para comer, pero como si comemos en el suelo, porque yo con estar juntos... Y con la comida no me pongo límites, cuando viajamos siempre llevo quesada.
–¿Cuál ha sido el momento más complicado como nutricionista durante los viajes?
–Una vez en Bélgica nos pusieron la cena como merienda antes del partido, empezaron a sacar ensaladas y pizzas. Fue un lío organizarlo todo sobre la marcha y asegurarse de que los jugadores comieran lo adecuado antes de jugar.
–Volviendo a Cantabria, ¿qué es lo primero que piensa al recordar su tierra?
–El mar. Siempre he vivido cerca del mar y me costaría vivir en una ciudad sin él. La costa, los paseos, las vistas de la bahía... son espectaculares.
–¿Qué habilidades cree que son clave para su labor con un equipo de fútbol?
–Saber de nutrición no basta. Hay que entender el deporte, las reglas, la intensidad de los entrenamientos y partidos, y también manejar la parte psicológica. Convencer al jugador de que lo que le dices le beneficia en esencial.
–¿Cómo lleva la logística de suplementos y comida durante los viajes?
–Siempre llevo una mochila con lo necesario. Los vuelos, aeropuertos y hoteles pueden cambiar planes, pero España está muy organizada en la logística de viajes. Todo tiene que estar controlado y adaptado a cada situación.
–¿Cómo maneja cuando los jugadores rechazan ciertos alimentos o verduras?
–Eso pasa mucho. Cada futbolista tiene sus prioridades y gustos, unos comen de todo y otros son más selectivos. Cuando veo que repiten siempre lo mismo, trato de guiarlos. Por ejemplo, si llevan varios días comiendo arroz a la cubana, intento ofrecerles combos de ensalada con distintos ingredientes para que varíen. La idea es que comprendan por qué ciertos alimentos les vienen mejor en cada momento.
–¿Nota una evolución más evidente en la nutrición de los futbolistas desde que trabaja con ellos?
–Ha cambiado muchísimo. Comparo fotos de equipos de hace años con las actuales y se nota la transformación en la composición corporal. Hoy los jugadores saben la importancia del descanso, de comer bien y de la recuperación. Incluso los sub-21, que ya son profesionales, se cuidan mucho más que antes y entienden cómo influye en su rendimiento diario.
–¿Podría explicarnos lo que mencionó antes de la improvisación de menús por imprevistos?
–Ha habido veces que me ha tocado preparar sándwiches en la cocina de un hotel cuando los productos eran de mala calidad. En viajes así, la logística siempre exige soluciones rápidas y creativas.
–Por último, aquí en la tierruca, ¿prefiere días soleados o nublados y lluviosos?
–Me da igual, soy un distrutón. Solo llevo peor el viento, que a veces me impide hacer lo que me gusta, salvo correr, tengo que entrenar siempre por compromiso. Y siempre me gusta compartir tiempo con mi mujer y mis dos hijas.
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