Los municipios cántabros siguen con el cinturón apretado y su deuda continúa en el entorno de los 53 millones
El 85% del pasivo total corresponde a Santander, que aun así redujo su débito un 20%, y a Torrelavega, que lo incrementó un 98,5%
Los municipios cántabros continuaron el año pasado con el cinturón apretado. Desde que en 2012 se aprobó la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera – ... más conocida como la ley Montoro–, los ayuntamientos han ido reduciendo progresivamente su deuda obligados por las estrictas normas dictadas desde el Gobierno central. El Ministerio de Hacienda acaba de hacer públicos los datos de la evolución de la deuda de las entidades locales y en Cantabria prácticamente no ha variado. A 31 de diciembre del año pasado, 76 de los 102 consistorios estaban a cero, mientras que los 26 restantes que sí debían dinero sumaban un pasivo de 53 millones. Si se compara con el ejercicio anterior, el 31 de diciembre de 2023 la lista de los sin deuda estaba formada por uno menos (75) y los 27 restantes (uno más) sólo tenían en su debe 300.000 euros menos: en total, 52,7 millones.
La foto fija de la región es, por tanto, positiva y sigue las directrices marcadas desde el Ejecutivo central para que los presupuestos de las entidades locales estén equilibrio o logren el superávit, lo que implica que los gastos no deben superar por regla general a los ingresos no financieros para así cumplir los objetivos de financiación sostenible.
Sin embargo, hay casos puntuales donde se pueden apreciar particularidades. Por ejemplo, hasta siete ayuntamientos lograron liquidar el 100% de su débito. El que mayor esfuerzo hizo fue Laredo, que pasó de adeudar 1,23 millones a no deber nada. Le acompañaron en esta lista Vega de Liébana, que liquidó 250.000 euros, Soba (90.00), Camaleño (80.000), Lamasón (66.000) y Piélagos y Villaescusa (ambos, 1.000).
El 85% de esos 53 millones que están pendientes de pago en la región corresponde a las dos grandes núcleos de población: Santander y Torrelavega. Pero aquí se puede observar otra particularidad. Mientras que la capital consiguió reducir el crédito, la del Besaya lo incrementó. La auditoría llevada a cabo por Hacienda estos años, señala que el consistorio torrelaveguense ha elevado un 98,5% su pasivo. Acabó 2023 con 158.000 euros y cerró 2024 con más de 11 millones. Esa importante diferencia tiene que ver con el fuerte impulso inversor desplegado en los presupuestos para este año, que recogieron 12,7 millones para este capítulo. «Este ambicioso plan implica un altísimo volumen de inversión, que se traduce en la modernización de nuestras calles, la renovación de espacios públicos, la mejora de los equipamientos municipales y el refuerzo de los servicios esenciales», explicó el primer teniente de alcalde, José Luis Urraca, en mayo cuando se presentaron los presupuestos. Por su parte, el concejal de Hacienda, Pedro Pérez Noriega, subrayó tras recibir las críticas de la oposición que el desequilibrio presupuestario «es de carácter coyuntural y no estructural, fruto del calendario de ejecución de importantes proyectos de inversión plurianuales, muchos de los cuales cuentan con fuentes de financiación europeas, estatales o autonómicas».
Y continuó. «Hemos tenido un nivel de inversiones muy por encima del nivel de ingresos que venían asociados a las mismas. El techo de gasto se cumple; lo que no se cumple es la estabilidad». Lo dijo antes de afirmar que la citada ley Montoro «es una norma que mata moscas a cañonazos. Aunque lo hagas bien, incumples».
Santander, sin embargo, consiguió liquidar el 20% de su deuda –la redujo en 8,4 millones–, que quedó al final del año pasado en poco más de 34 millones. Su alcaldesa, Gema Igual, presumió del esfuerzo realizado tras la reunión de la Comisión Especial de Cuentas. «Esto avala la buena gestión del Ayuntamiento con indicadores muy positivos» dijo. No sólo destacó esta disminución, también el hecho de que el Consistorio lleve cinco años consecutivos haciéndolo «al tiempo que se persiste en el esfuerzo para no subir los impuestos a los santanderinos, a la que vez que se mantiene un elevado nivel de gasto e inversión por habitante».
Por el buen camino
A los ayuntamientos cántabros, al igual que los restantes 8.000 del país, no les quedó más remedios que cambiar de filosofía tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Hasta 2008 gastaron y gastaron sin pensar más allá. Ese año la deuda municipal de la comunidad autónoma ascendió a 214 millones, el cuádruple que ahora. De ahí siguió ascendiendo hasta que tocó techo en 2012: 246 millones. Entonces llegó el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, con Mariano en la presidencia del Gobierno, y comenzó con el tijeretazo limitando por ley el techo del gasto e incluyendo la obligación de utilizar los remanentes para liquidar los créditos. Lo hizo a costa de reducir considerablemente los servicios, las obras y las inversiones. La medida surtió efecto en Cantabria. En 2019, momento en el que el Ejecutivo central presidido por Pedro Sánchez (PSOE) relajó las exigencias, la deuda ya estaba en 75 millones. Aun así, estos últimos años ha continuado reduciéndose progresivamente hasta los 53 millones del cierre de 2024.
En España
La reducción del pasivo municipal cántabro se reproduce a nivel nacional. La deuda de los ayuntamientos españoles disminuyó un 1,7% en 2024, situándose en 17.834 millones frente a los 18.144 registrados un año antes. Madrid y Barcelona encabezaron el ranking , con 1.943 millones (-0,8%) y 1.389 millones de euros (+4,2%), respectivamente.
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