Ocho casos de acoso escolar en solo dos meses desde el inicio de curso
Tolerancia Cero alerta del incremento de bullying «en poco tiempo» y afirma que «no hace falta fijarse en Sevilla, ya que Cantabria tiene ejemplos anónimos por los que luchar»
Solo han pasado dos meses desde que los colegios e institutos de Cantabria abrieran sus puertas. Y en «tan poco tiempo» la Asociación Tolerancia Cero ... al Bullying Cantabria ya asiste a «ocho posibles expedientes» de acoso escolar en la región. La presidenta de la entidad, Lourdes Verdeja, es contundente: «No hace falta fijarse en Sevilla, Cantabria tiene ejemplos anónimos por los que luchar». Coincidiendo con la huelga de estudiantes del pasado martes contra el acoso escolar, a raíz de la muerte de la menor Sandra Peña, la organización cántabra ha denunciado la «inacción» en la que vive el sistema educativo de la región.
Cantabria no está a salvo de una situación así. De hecho, la asociación es testigo de «muchos casos que no se conocen, por respeto al duelo de las familias, pero que nosotros vivimos y sufrimos junto a ellos». Uno de los más sonados este 2025 fue el de Antonio, un alumno con paralisis cerebral del IES Torres Quevedo. El problema es que «no hay que llegar al peor de los escenarios para detectar este tipo de casos», propone Verdeja, «que se pregunten desde la administración, desde la Consejería de Educación, por qué hay niños con autolesiones o que hagan un registro de las razones que motivan los cambios de centro educativo de los alumnos». La mirada está cambiando, aseguran, pero «aún hay labor por hacer».
«Necesitamos una red de trabajo coordinada, que no vete a las asociaciones, que ofrezca más formación en los centros educativos, que no sean las víctimas quienes tengan que abandonar el aula...», enumera. Porque una reivindicación masiva en las calles contra el acoso escolar, «es para celebrarlo», sin embargo, a su juicio, «el trabajo debe ser conjunto, con alumnos, pero también familias, docentes y equipos directivos. La comunidad educativa somos todos». Y en muchas ocasiones, este sistema «falla».
La asociación se dedica a asesorar y guiar a familias y alumnos, pero también, clubes deportivos o «cualquier persona que presencie un posible caso de acoso». Y su labor requiere de «más colaboración por parte de los centros y la administración». Porque en Cantabria, por ejemplo, «hay muchos casos que se detectan en entornos extraescolares y que en el aula se pasan por alto». Sin ir mas lejos, en lo que va de curso, «uno de los clubes deportivos que asesoramos ha detectado un posible caso». Son situaciones que «pueden ser puntuales o pueden venir de atrás, pero que hay que atajarlas cuanto antes».
¿Cómo actuar?
La formación es «la mejor herramienta» para abordar estos casos, pero «no podemos pedir a los menores lo que los adultos no somos capaces de hacer». Por ello, insiste, «es imprescindible saber cómo actuar». En el caso de las familias, lo tiene claro: «Que registren un escrito en su centro escolar, que no vuelvan a casa sin un sello y una firma. Y si no lo consiguen, que informen a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado». Y para los alumnos, «que no dejen a nadie solo, porque hay mil formas de denunciar lo que está pasando, anónimamente, por ejemplo».
La realidad es que «hay miedo», confiesa Verdeja. Y «las clínicas están llenas de alumnos con problemas de salud mental», pero lo que es aún peor, «la administración no está sabiendo reaccionar». Por ejemplo, critica, «quienes terminan en un aula terapéutica, es decir, fuera de su entorno escolar habitual son las víctimas, no los agresores (que también son víctimas)». La asociación exige «un cambio en la mirada» por parte de la Consejería, pero también de los propios centros: «Se tienen que atrever y no solo ofrecer información limpia, que puedan controlar, sino confiar en los expertos que nos dedicamos a evitar tener que lamentar lo peor». Y, en cuanto a los protocolos, la solución no pasa por «enviar cinco días al agresor a casa y que todo se retome con normalidad, es necesario reeducar y no revictimizar a quienes sufren acoso».
El descontento con la gestión de Educación es evidente. Y la asociación ha ido un paso más allá: «Hemos renunciado a la subvención del Gobierno de Cantabria porque nos sentimos libres de decir lo que no se está haciendo correctamente en la región».
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